Temp III / Cap XXXIV

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[NARRADOR]

Derek se había pasado el resto del día sintiendo una tensión que no se le hacía para nada normal. Los demás lo notaban, aunque el único que le había picado por ello había sido su tío Peter, pero por el olor a sexo que el mayor desprendía y que intentaba ocultar pudo hacerle cerrar la boca.

Luego de que Demian despertara y al parecer ya estuviese cansado de estar en la cuna y, después de eso, se cansara de estar en la habitación, tuvo que salir del cuarto a convivir con la manada de Stiles al igual que con la del otro alfa.

Estaba hablando con Sean acerca de los entrenamientos que realizaba la manada mientras que a pocos metros de ellos Stiles y el alfa Morozov hablaban acerca de quién sabe qué cosas. Les veía discutir serios, pero aquella seriedad la mandó a un segundo plano al ver que ellos dos estaban malditamente cerca, era demasiada cercanía para dos personas que se supone que se conocen desde poco tiempo. Y no era justo, no era jodidamente justo que aquél alfa invadiera el espacio personal del menor, solamente él tenía derecho a invadir su espacio de esa forma.

Queriendo ignorar el instinto asesino y posesivo que le había surgido a su lobo, centró toda su atención en lo que el beta mayor de Stiles le estaba dicidndo, intentando de esa forma ignorar que en su vista panorámica veía a aquél sujeto tan cercano a Stiles y le daba ganas de lanzarsele encima. Aunque era obvio que no iba a poder contra un alfa y que a Stiles no iba a gustarle que atacará a Nikolai, lo cual solo le enfadaba más.

Para cuando él terminó de hablar con Sean y este se fue a ver televisión con Roy. Stiles y Nikolai aún no habían acabado con su charla, es más, se habían ido y no estaban por ninguna parte.

Decidió que, para calmar a su lobo, saldría al bosque a cazar o a golpear un árbol hasta derribarlo, o a hacer cualquier actividad para poder desquitar su ira.

Mientras caminaba entre la vegetación con los puños exageradamente apretados, una risa proveniente de un árbol le hizo mirar hacia arriba con el ceño fruncido.

— Te ves tenso, lobo.

No recordaba el nombre del chico, pero sabía que se trataba del chico al que habían ido a buscar a aquél laboratorio, el cual luego le había arrancado la garganta con sus dientes a Theo.

— Métete en tus asuntos –Le gruñó, comenzando nuevamente a caminar.

Escuchó al chico saltar del árbol y comenzar a caminar detrás de él. Gruñó en advertencia y, en lugar de dejar de seguirle, el italogermano solo mantuvo una distancia prudente de él. Distancia que no fue suficiente como para no molestarle.

— ¿A dónde vas? –Escuchó que le preguntaba su perseguidor.

Se dio la vuelta para enfrentarle, apretando sus ahora crecidos dientes y mirándole con los ojos brillando azules, en un obvia advertencia de que quería que se alejara.

— Me has visto pelear –Le recordó con una sonrisa socarrona mientras se cruzaba de brazos.— No te tengo miedo, Derek.

— Mira Alex...

— Alec –Le corrigió el de cabello largo.

— Como sea, no me importa tu nombre –Bufó Derek ya harto.— Será mejor que te vayas y me dejes en paz, porque no me encuentro en un estado prudente como para soportarte.

— Creó que te vendría bien desligar algo de tensión –Aconsejó Alec, sin darle importancia a la advertencia del lobo.— ¿Quieres pelear?

Derek le miró con una ceja alzada, pero Alec solo se quitó la camisa que llevaba, dejándola a un lado para luego sonarse los nudillos.

— Vamos –Le hizo una seña a Derek para que atacara.— Aquí me tienes.

El lobo no tuvo que recibir mucha más charla, sus instintos estaban a flor de piel y aquella era una invitación tentadora. Además, aquello había sonado como un desafío o un cuestionamiento a su fuerza, lo cual no podía ser permitido.

El rostro del Hale se transformó y sus garras salieron del todo, gruñendo hacia Alec una última vez como una advertencia. El Wendigo no retrocedió y, en lugar de hacerlo, se puso en posición de ataque. Enfureciendo aún más al lobo, que se lanzó hacia donde se encontraba con la sola intensión de darle un golpe.

El Wendigo consiguió esquivarle saltando por encima de él con agilidad y alejándose unos metros una vez que estuvo de nuevo en el suelo.

Con una sonrisa divertida, Alec se volteó hacia donde se encontraba ahora Derek, el cual le miraba con sus ojos brillando de un color azul eléctrico que se le hacía fascinante.

— Esto va a ser divertido –Dijo el de cabello largo mientras Derek volvía a lanzarse hacia él.

NOTA DE LA AUTORA:

Este Alec, provocando a Derek. Van a terminar los dos hechos mierda, se los aseguro.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

La Manada StilisnkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora