Temp III / Cap III

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[NARRADOR]

Era un nuevo día, el sol aun no se colaba por entre las montañas que rodeaban la parte norte de aquel pueblo. Por lo cual el cuarto del joven alfa Stilinski continuaba a oscuras, pero esta ya estaba despierto ¿Por qué? Pues porque el engendro que estaba durmiendo junto a él no había dejado de moverse en toda la noche, por alguna razón cada vez que el niño se alejaba de él su lobo le obligaba a despertar y a volver a pegarlo a su cuerpo; manteniéndolo de esa forma alerta por gran parte de la noche.

El ojimiel se desperezó y se sentó a los pies de la cama, frotándose uno de sus ojos mientras intentaba hacer la menor cantidad de ruido posible; puesto que el niño tenía el sueño ligero. Abrió ligeramente las cortinas y se asomó para observar la entrada de la casa, el joven alfa agradeció mentalmente que en la noche no hubiera caído nieve; puesto que los viernes le tocaba a él sacar la nieve de la entrada y de la puerta del garaje.

Se volteó y llegó a ver como el niño hacía una mueca graciosa, aunque el ojimiel sabía que eso indicaba que estaba a punto de empezar a llorar. Stiles corrió hacia él y lo cogió en brazos, comenzando a sacudirlo de forma un poco brusca para que no llorara; nunca había sido bueno arrullando niños, menos lo era ahora.

Con el niño y una muda de ropa limpia en brazos salió del cuarto, la casa estaba sumida en un silencio completo y una ligera oscuridad. Puesto que todos los cuartos eran a prueba de ruido, para así respetar la privacidad de todos los que vivían allí. Stiles caminó por el pasillo de las habitaciones hacia el baño que había al final de este, él tenía baño en su cuarto, pero solo en el baño del pasillo había una tina y lo que mas quería en ese momento el alfa era relajarse en el agua caliente.

- Muy bien, enano - Dijo comenzando a abrir el agua - Si te comportas te bañas conmigo, pero te quiero quieto y callado.

Luego de decir eso, Stiles se quitó la ropa y le quitó al niño la ropa de bebé que Ana le había obligado a comprarle, porque según ella el niño necesitaba mas de dos conjuntos de ropa.

El ojimiel estaba metido en la tina, con el niño sentado en sus rodillas y mirándole mientras movía sus pequeños brazos en el agua, con obvia curiosidad por aquel líquido. Demian comenzó a golpear el agua y Stiles frunció el ceño, pues el niño le estaba salpicando.

- Basta - Dijo sin siquiera abrir los ojos, pero el niño continuaba echándole agua - ¡Basta!

Ante el grito del mayor el bebé comenzó a llorar desconsoladamente, que el baño fuera a prueba de ruido provocaba que los alaridos rebotaran en las paredes y regresaran para volver a chocar contra los tímpanos del joven alfa de la manada Stilinski. El de cabellos castaños maldijo y se puso de pie con el niño en brazos, salió de la ducha y procurando que el niño no se le cayera se enroscó una toalla a la cintura.

Comenzó a caminar de un lado al otro en el perímetro del baño mientras le palmeaba la espalda al niño, este comenzó a sollozar cada vez más bajo y recostó su cabeza contra el lado izquierdo del pecho de Stiles. El ojimiel se sintió raro ante eso, él recordaba que cuando era niño solía hacer eso con su padre y con su madre, apoyar su oreja contra el pecho de sus progenitores para escuchar sus corazones; recordaba que a los cuatro años eso le relajaba cuando estaba asustado, pero a partir de los diez años dejó de hacerlo, según su padre ya era demasiado pesado como para que le cargaran.

- Este es el nuevo trato, pequeño... - Comenzó a hablar el alfa mientras el niño le mordía su mano, aunque el bebé no tiene dientes - Si no lloras mas, te daré todos los dulces que quieras ¿Qué dices? ¿Tenemos un trato?

- Bau...

- Tomaré eso como un sí - El ojimiel rió - Vamos, que ya me dio hambre.

(...)

La Manada StilisnkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora