Capítulo III: Destellos

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Guardó la réplica del valioso mapa celeste en su estante y agradeció al bibliotecario su ayuda antes de irse. Había anotado los apuntes y dibujos necesarios en su diario para tratar de encontrar, de forma más sencilla, esas constelaciones que desconocía.

Al salir del recinto se colocó su capa. Hoy, más que cualquier otro día, no quería toparse con nadie que hubiese asistido a la fiesta la noche anterior. Aunque ya no hubiese cumplido con su meta, porque extrañamente se encontró con el rey de Rohan en la biblioteca. Pero a pesar de todo no le molestó, pues era un hombre amable y cortés. Sin embargo, le temía a esos rostros que la miraron con un rastro de burla e impresión. No más vergüenza, por lo menos no por hoy.

Si bien Minas Tirith era una urbe impresionante, incluso con parte de su estructura deteriorada, comenzaba a extrañar ver más verde, vegetación. En especial, cuando los Campos de Pelennor frente a ella seguían pareciendo tan desoladores. Así que decidió visitar uno de los jardines de la ciudad que estaban tan escondidos de las calles. Antes pasaría por las cocinas de la casa de huéspedes y pediría una merienda sencilla, ya que no sentía un apetito tan grande. No quería esperar a que algún sirviente lo hiciese por ella, pues no le molestaba hacerlo ella misma.

Partió de allí con una cesta que contenía una ración de pan, carne en salazón, huevos cocidos y una pequeña botella de agua. Se dirigió hasta una banca de mármol de uno de los diminutos vergeles de la ciudad, que aquel día permanecía solitario. Se colocó un fino paño en los muslos y se dispuso a comer con pausa.

Mientras, pensaba que estar en la capital de Gondor suponía en realidad una gran oportunidad para disponer de los conocimientos de la antigua y bien nutrida biblioteca, pudiendo progresar así con su afición por investigar diversas materias. Continuaría averiguando un poco más acerca de las estrellas, también planeaba averiguar más sobre botánica o algún otro tema que le despertara curiosidad al revisar libros antiguos.

Entretanto se tomaba los últimos sorbos de agua, divisó a uno de sus hermanos a lo lejos. Era Erchirion, que cuando llegó, se sentó a su lado.

—Así que decidiste darte un banquete en solitario y no me invitaste —recriminó el joven al llegar, con un tono a propósito molesto.

—No llamaría a esta merienda banquete y no me vengas con eso, Erchirion. Sospeché que estarías en un almuerzo con mejores platos y manjares, en compañía de importantes mandatarios y políticos. Así que no me vengas con el teatro —mencionó una bienhumorada Lothíriel con un asomo de risa.

—¿Y tú desde cuando tienes la predisposición para seguir bromeando? —preguntó extrañado Erchirion con una sonrisa en los labios—. Al parecer este viaje a Minas Tirith te está sentando de maravilla. El pajarito sale de las altas y costeras inmediaciones de Dol Amroth. Me resulta agradable, y a la vez me da una sensación de extrañeza verte contenta al aire libre en un lugar público, aunque ahora esté vacío. Es algo inusual.

—Extrañaba la vegetación, los jardines de casa, el invernadero. Me gusta estar al aire libre, Erchirion. Si no, dímelo tú, que hace años me encontraste en la playa, en pleno invierno y de madrugada porque quería observar la marea.

—Curiosa desde pequeña, hasta por las cosas más insignificantes, excepto por los demás seres humanos. Ni hablar de las multitudes, espanto absoluto —exageró con sus palmas extendidas—. Eso que estás en una ciudad mucho más populosa que Dol Amroth. Bueno, supongo que lo que encuentras aquí es superior a tu fobia. Además, tu capa, fiel compañera, te ayuda a creer que eres invisible. Sin embargo no, Lothíriel, no lo eres —determinó su hermano comenzando con entonación amena, y terminando serio.

La joven notó una cierta tensión en el ambiente y decidió que de una u otra forma tenía que decir algo.

—Creo que estás exagerando. Sí, no me gusta estar rodeada de gente todo el tiempo. Pero tampoco es una fobia, como lo planteas, sólo prefiero una cosa antes que la otra —aclaró la princesa.

El agua es como el aire (ESDLA Longfic)Where stories live. Discover now