Capítulo XIV: Espontaneidad

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—Lo meditaré.

—Pero no te tomes tanto tiempo.

—Lo sé...

Quiso haber agregado «Pero tú ya no estarás acá para ver en qué termina esto». Al fin de al cabo, lo que le había dicho su hermana sería su último consejo en mucho tiempo.

Para romper con el halo de melancólico que se estaba formando, Éowyn decidió cambiar de tema.

—No olvides que debemos rendirle honores a Merry por su servicio a nuestro tío. Como el caballero de La Marca en que se ha convertido, pese a que luego parta a su hogar del cuál tal vez pocas veces vuelva a salir. Emprende su viaje al atardecer.

—Sí, no lo he olvidado, ya está todo arreglado para la ocasión.

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Luego de la breve e íntima ceremonia al pequeño caballero de la Marca. Éomer se dispuso a dirigirse a descansar, pero antes, luego de dar un par de pasos se encontró con la silueta de un hombre caminando desde frente. La presencia a contra luz y el cansancio de su largo día, le dificultaron un tanto identificar de quién se trataba. Amrothos le hizo una reverencia, y con una tenue sonrisa, muy seguro de sus acciones, se dispuso a hablar:

—Distinguido Rey Éomer, me es grato encontrarlo esta noche.

El aludido tenía una mueca de profunda duda y extrañeza, ¿por qué estaba ahí, en medio de la noche, el otro hijo de Imrahil? Al parecer, los príncipes de Dol Amroth tenían la fijación de hablar con él justo en esa jornada. Estaba agotado, sólo quería tumbarse y olvidarse del mundo real por unas horas. No había en su cabeza espacio para tolerar a otro hermano celoso. Tuvo el impulso de dejarlo hablando solo y cerrarle la puerta en la cara, pero incluso a esas alturas algo de su sensatez le quedaba. Por lo que no dijo nada, sólo lo observó un tanto impaciente.

—Únicamente quiero comunicarle algo que pienso, será de su interés. Si no es así ruego me disculpe y olvide mis palabras...Creo es importante que sepa, debido a la evidente cercanía que han evidenciado en este tiempo, que... —Amrothos dejó pasar unos segundos, acá vendría, lo que pensaba como su golpe maestro, quería deleitarse con la reacción del rey que tenía en frente— mi hermana Lothíriel está comprometida con el futuro señor de Tolfalas, una de las islas que pertenece a nuestra jurisdicción de Belfalas. Hemos tenido algunos inconvenientes con ellos en los últimos años y el matrimonio de mi querida hermana, se espera, venga a calmar los ánimos. Y no se lo preguntes por favor, que ella aún no lo sabe, mi padre ha zanjado el asunto esta tarde con Elessar y por ahora, muy pocos sabemos de su existencia.

Para decepción del joven de Gondor el semblante de Éomer permaneció intacto. Era como si no hubiese escuchado nada de lo que le había dicho.

—Bien, si no tienes nada más que manifestar. Buenas noches.

Ni siquiera esperó una respuesta de vuelta, siguió su camino en calma, dejando a Amrothos detrás.

De alguna manera su cerebro se negó a procesar lo que había escuchado. Casi con modalidad automática se preparó para descansar y se durmió en un par de minutos.

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Recién amanecía, despertó, y como en un lapso de abrumadora conciencia, internalizó las palabras que le habían dicho horas antes. No, no podía ser posible. De algún modo, lo único que tuvo claro fue que estaba confundido y un tanto perturbado. Pero logró imaginar por un instante que las palabras de Amrothos eran ciertas y sólo ahí comenzó a comprender lo que quería. Mas había otro asunto apremiante, uno que permitía que controlara su intranquilidad, Éowyn partiría de Edoras en un par de horas.

El agua es como el aire (ESDLA Longfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora