9. Gotas saladas ✓

424 38 3
                                    

Subo rápido a la moto de Jace y le saludo.

—Hola... Oye... ¿Sabes manejar esto verdad?

—Por supuesto pequeña, agárrate a mí—dice y le rodeo con mis brazos.

—¡Vuelve aquí hora mismo!—chilla mi madre histérica.

—¡CÓMO LE PASE ALGO A MI HIJA JURO QUE ME LAS PAGARÁS!—grita mi padre furioso.

—¡Vuelve aquí Kate!

—Arranca por favor...—susurro y aparto la mirada.

Hace lo que le pido y nos vamos hacia algún sitio... 5 minutos después paramos y bajamos de la moto.

—¿Cómo estás pequeña?—pregunta y me abraza

—Bueno...

—Tranquila, todo saldrá bien..

—Te amo Jace...

—Y yo pequeña... ¿Qué ha pasado?

—He tenido una discusión súper fuerte con mis padres.

—¿Por qué?

Le cuento lo que ha pasado con todo detalle y cuando termino no dice nada...

—Por eso quiero estar unos días fuera de mi casa...

—¿Sabes lo que pasará cuando vuelvas? Estarás castigada de por vida.

—Me da igual.

—No puede darte igual Kate. Eres una menor, tus padres podrían llamar a la policía y a mí me arrestarían...

«No lo había pensado... Si llaman a la policía se me va a ir la situación de las manos. Aún así no quiero verles, quiero largarme y no volver nunca... Los odio»

—No voy a volver Jace. Y si no quieres estar conmigo en esto.... está bien. Pero que sepas que hemos terminado.

—¿Qué? Kate, te estás pasando. Yo no tengo la culpa.

—Siempre tienes la culpa de todo Jace. No sé como lo haces pero siempre acabas cagándola. Todo esto ha empezado porque vas a irte. Me corrompes con eso de "Piensa en el presente", has hecho que me escape, que mienta... Me has convertido en alguien que no soy. Y no me gusta este alguien... Lo siento Jace, pero hemos terminado. Como pareja, como amigos... Todo. Se acabó.

Comienzo a andar sin rumbo, sin saber a dónde ir... Y hay algo que me sorprende, Jace no me sigue.

No sé cuánto tiempo he estado caminando, lo único que sé es que está muy oscuro y que no hay nadie en la calle...

Miro hacia atrás y veo a un hombre vestido de negro que se acerca a mí muy decidido. Intento mantener la calma pero no puedo y empiezo a correr. El hombre corre también y me persigue, casi me alcanza y lo único que se me ocurre es pararme y enfrentarlo.

—¿Por qué cojones me estás siguiendo? ¡Déjame en paz!

—¡Dame el móvil! ¡Dame todo lo que tengas!—me agarra fuerte del brazo.

«Me cago en todo, tenía que haber seguido corriendo joder.»

—No llevo nada...—comienzo a temblar.

—¡Puta mentirosa! ¡Dame el móvil! Llevo un rato siguiéndote y he visto que lo llevabas ¡Vamos!

Forcejeo con él e intento liberar mi brazo. Entonces saca una navaja y me apunta con ella.

—¡Vamos niñata!

Me quedo bloqueada, sin moverme y le miro a los ojos fijamente.

—¿Qué cojones miras? Vamos dame todo lo que tengas y dejaré que te marches.

El filo de la navaja roza mi cara y me hace un pequeño corte en la mejilla.

—¡Me cago en tu puta madre pedazo de cabrón!

Le doy una patada en los huevos y se agacha gritando. Corro lo más rápido que puedo y voy hacia mi casa. Cuando estoy en mi calle estoy agotada y con un ataque de ansiedad. Una gota cae en mi mano y me doy cuenta de que estoy llorando.

—¿Kate?

—Yo... me han...—rompo a llorar.

—Dios mío cariño...

Mi madre me abraza y yo lloro desconsoladamente. Cuando consigo calmarme le cuento lo que ha pasado y me disculpo por haberme ido y por haber montado una escena en la cena.

—Quiero que entres en casa y te des una ducha. Cuando estés más calmada hablaremos de todo lo que ha pasado...

Hago lo que me dice. Entro en mi casa, cojo el pijama y me voy al baño a ducharme. Cuando salgo de la ducha me miro al espejo y veo el corte que tengo en la mejilla. Cojo un algodón y limpio la herida. Me pongo un poco de betadine para que cicatrice y me visto. Voy a mi habitación y llamo a Jace, necesito contarle lo que ha pasado...

Un tono, dos tonos...

—¿Qué quieres Kate? Ya lo has dejado todo claro antes.

—Lo... lo siento.

Empiezo a llorar otra vez, simplemente no puedo evitarlo...

—¿Dónde estás? Voy a buscarte ahora mismo.

—En mi casa... Yo...

Se corta la llamada y lloro aún más. Esto no puede estar pasando...

Bajo corriendo a la puerta de mi casa, sin parar de llorar.

—¿Estás bien Kate? ¿Dónde vas?

Abro la puerta y ahí está él.

Doy un paso hacia él y le abrazo. Me coge y rodeo su cintura con mis piernas. Me acaricia la espalda y siento que camina. Se agacha y se sienta en el suelo conmigo en brazos. Yo no puedo parar de llorar y la verdad es que agradezco que no diga nada... Ahora mismo no me salen las palabras...

Es simple, le amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora