Asɪsᴛᴇɴᴛᴇ ᴘᴇʀsᴏɴᴀʟ «𝐲𝐨𝐨𝐧𝐦𝐢𝐧|𝐣𝐢𝐦𝐬𝐮»

TRECE.

YOONGI

No sentía mis brazos, quería moverme pero no podía, miré el techo y era sumamente blanco, sin manchas, sin ninguna falla.

—Ugh. —me quejé, quería moverme, vestirme y alistarme para viajar a Tailandia.

—Un rato más, papá.—oí una aguda voz.

Dirigí mi vista hacia lo que impedía el movimiento de mis brazos, era Jimin. Se encontraba durmiendo, su cabeza estaba entre mis brazos, aún estábamos desnudos. Eran tan hermoso este momento, no quería dejar de verlo, solo quería quedarme así toda la vida, aferrado a él y desnudos.

—Despierta Park...—lo moví suavemente, él seguía roncando. —¡Jimin! —Park se levantó asustado, reí.

—¿Ah?—sus ojos estaban chinos, mas aún de los que tenía, su cara se notaba extrañaba ¿Quién despierta como en una novela? Nadie, todos nos levantamos con el cabello revoltoso, con legaña en los ojos y hasta con la baba seca al final de la mejilla.  —¡SEÑOR MIN! —se sentó al borde de la cama mirándome fijamente.

—Eh... —pude decir, ahora mismo me estaba mostrado su cuerpo desnudo. Me excitaba verlo así.

—Mierda—tomó la sabana y se tapó la polla. Me sonrojé al recordar el apreciado momento que habíamos pasado ayer.

—No te tapes Jimin. —ordené — he visto mas que eso, ayer no tenias vergüenza de nada. —me acerqué a él, se recostó en la pared. Quité las sábanas de su cuerpo y besé su cuello.

 —No YoonGi... —me dio la espalda.

—¿Pasa algo? —interrogué confuso ¿No le gustaban mis besos de buenos días?

—Te irás, me dejarás solo en Seúl. —se alejó de mí— y si estás pensando en pedir que salga contigo y que tendremos una relación a distancia, estas muy equivocado. —bufó sofocado —Ah, demonios ¿Porqué hice esto?

No me gustaba en absoluto lo que decía. Mucho menos que se arrepienta de lo que habíamos hecho. El amor.

—¿Irme? Quizás. ¿Dejarte? Jamás. ¿Pensar en que saldré contigo? Ni loco—reí y me dio un codazo, era lindo—saldría contigo, toda la vida. ¿Porqué hiciste esto? No solo lo hiciste tu, si no, fuimos los dos y porque nos gustamos y nos queremos.

—¿Q-que insinúas?

—No me iré sin ti, imbécil. —besé su frente.

JIMIN

Aún seguíamos en la habitación del hotel. En la refrigeradora habían varios sabores de helados en tapers, a Min le gustaba el sabor a uva y  melocotón, era muy raro. A mi me gustaba los sabores mas comunes, chocolate y vainilla. Decidí hacernos helados, el de él llevaba cuatro bolas de helado en un plato, galleta al rededor como acompañamiento y en la cima habían fresas con crema de chantillí y escrito con crema de Uva "YoonGi" El mío de igual manera, solo que decía "Jimin"

—Está delicioso. —dió su último bocado, me sentía orgulloso. A pesar de que no sabía cocinar le había gustado el helado que había hecho. —gracias Park.

—De nada.—le di un beso en la mejilla.—Esto...quería salir contigo Yoongi tan solo un momento.

 —¿A dónde?

—Solo quiero estar contigo. Sin decir ninguna palabra, solo escuchar la brisa y mirar la laguna.

Min YoonGi no dijo nada y rápidamente nos dimos una ducha, nos vestimos algo abrigados y salimos del edificio. En la recepción HanSu me dio un pequeño guiño, creo que era obvio lo que habíamos echo, invitar a un chico a un hotel de lujo en la noche y sobretodo quedarse a dormir con él, si, eso fue obvio. Subimos a un taxi ya que la limosina del señor Min no estaba, aparte Bill debía de alistarse para su viaje con YoonGi, claro...su viaje. Nos dirigimos a un lugar hermoso.

—Es hermoso.

Dijo y soltó un suspiro. Nos encontrábamos en la enorme plaza en donde también había una laguna hacia la derecha, donde habían asientos y que claramente estábamos sentados ahí, a la mira estaba el lago con algunos pétalos de flores encima, el otoño se acercaba. El sonido de los pájaros al cantar se escuchaban claramente, el lago estaba algo oscuro pero mayormente eran así, la gente pasaban montando bicicleta y otras dándole de comer a las aves, este era un lugar muy tranquilo en el que solía venir cuando era niño.

—Jimin... —susurró aún mirando el fondo del lago, no respondí.—quisiera decirte qu...—interrumpí.

—Cállate. —rodee los ojos —me gusta escuchar tu respiración agitada —confesé.

—Yo n..te equívocas Park, mis latidos están bien ¿Sabes? E-eres un idiota.

Me burlé, él siempre trataba de tener la razón cuando no era así. En este momento no me importó absolutamente nada, primeramente porque no había nadie en el parque y segundo ¿Eramos mayores no? A la verga todo. Me posicioné encima de él poniendo mis piernas a los extremos, YoonGi se recostó en el espaldar del asiento echo de madera y desvío la mirada.

—Y ahora ¿Como está tu corazón?

YoonGi tomó mi mano izquierda y la puso encima de su abrigadora chaqueta haciendo que escuche el ritmo de su corazón. Maldición, estaba muy rápido.

—Te adoro.

Besó mis labios tomando mis mejillas que por arte de magia se empezaron a tornar moradas por el frío que hacia, pero gracias a sus besos éstas se calentaban en segundos. "TE ADORO" susurré.