III -Guitarra

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Quisiera poder decirte tantas cosas en este preciso momento, que estuvieras a mi lado, que escucharas cada una de las palabras que tengo que decirte. Quisiera contarte más de lo que mi corazón quiere, revelarte más de lo que te he revelado en mi vida. Quisiera poder mirarte a los ojos y decirte que siguen estando tan bellos como siempre, que no han cambiado en el brillo que solían tener.

Pero es realmente imposible, no estás aquí, te fuiste hace mucho, me dejaste solo hace tanto que, sinceramente, no recuerdo qué es un abrazo de los que tú me dabas. No recuerdo qué es un tierno beso, como esos que solías robarme mientras estaba despistado. No recuerdo qué es poder desahogarse con una persona cuando estás al borde del colapso. No recuerdo nada. Estoy muerto por dentro desde que me dejaste sólo.

¿Por qué te has ido? ¿Por qué me has dejado? ¿Por qué me has matado? ¿Me has olvidado? Preguntas recurren a mí, intentando ser respondidas, pero... como me dijiste aquella vez "Algunas preguntas no pueden ser respondidas.". ¡Me muero lentamente sin ti! ¿Es difícil eso de entender?

Hoy me he levantado con ganas de llorar, de golpear la pared, de insultar mi estupidez al haberte dejado escapar. Golpeaba la pared una y otra vez y mis nudillos, a gritos, me pedían que no lo volviera a hacer, pero era tan difícil mi tristeza contener. Siento cómo me voy desmoronando lentamente, sin tu presencia.

Pero, claro, decidiste irte a con otro y dejarme sólo. Luego volviste a preguntar si aún te quería a mi lado...

"— ¡No! No te quiero volver a tener en mi vida" —fue mi triste mentira. Acompañada de una gran verdad— "Suficiente he tenido con que me hayas destrozado. Déjame sufrir esta agonía en la que me has dejado."

Noté cómo tus ojos se llenaban de lágrimas. Comprendí que con quien estabas no te amaba. Comprendí que entendiste que yo siempre te había amado. Entendí que querías una segunda oportunidad para estar a mi lado. Pero sabes que no soy de segundas oportunidades... aunque si hubieses llegado antes, hubiera dejado ese pretexto de lado. De verdad quería estar contigo, pero no a estas alturas, en las que ya iba cayendo por el acantilado.

Fui al parque, necesitaba despejar mi mente. En el camino me encontré con gente sonriente, gente alegre, que no parecía tener problemas; enseguida, me saltó una imagen tuya a la mente. Quería estar contigo en ese momento y abrazarte, no soltarte. Pero recordé cuanto tiempo había transcurrido desde que te has ido, y no pude soportar las imágenes que rondaban mi cabeza, las lágrimas empezaban a acumularse, pero seguí caminando, no quería que los demás se preocupasen.

Me senté en un banco, a observar a las personas pasar, cómo algunos sonreían, otros reían, cómo contagiaban felicidad entre ellos. Saqué mi guitarra y, simplemente, empecé a tocar. Las melodías brotaban de mí, música triste que salía gracias a ti. Gracias a tus recuerdos que me mantienen desecho, destrozado y derrumbado.

Las notas que salían de mí, se habían transformado en absoluta tristeza. Ya no tocaba con los ojos cerrados, tocaba con lágrimas en los ojos, con recuerdos en mi mente y con un dolor inmenso en el corazón. La melodía expresada por un corazón roto, eso era lo que salía de mí.

Odié el momento en que estuve a punto de dejar de tocar, no quería aparentar más debilidad de la que ya estaba aparentando en ese momento. Seguí tocando y dejando que mi corazón expresara todo lo que tenía. No quería dejar de tocar, aunque el nudo en mi garganta se hacía más insoportable.

Muchas gracias por haberme roto el corazón. Muchas gracias por haberme destruido de tan cruel manera. Muchas gracias por hacerme ver que fui un gran idiota al creer tus palabras vacías. Creo que he empezado a odiarte, pero mi corazón no deja de amarte.

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Tristes Acordes Soñados.    |1er lugar en los Toxic Awards|Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum