Despertar

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Despertar

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Despertar

Todo fue un sueño o tal vez una pesadilla, no estaba segura; después de todo nunca tuve miedo a la oscuridad. Pero aún tenía esa sensación de soledad en mi pecho; de que Kari ya no me necesitaba y que mis amigos poco a poco se apartaban de mi lado y me quedaría finalmente sola en un mundo tal vez conocido, pero no sería el mismo sin ellos.

Mis ojos estaban adaptados para ver en la oscuridad casi total de la habitación de Kari, mi dueña, mi elegida y... mi mas grande amiga. Me encontraba en una cama que de hecho era una cesta para perros ya que yo era más grande que cualquier gato doméstico.

Suspire al ver que todo estaba en calma, frente a mi un gran espejo ovalado y alargado me hizo verme a mi misma; estaba fatal por decirlo de alguna forma, mi pelaje estaba alborotado. ¿Qué tanto me movía en mi cama mientras... soñaba? Aproveche en acicalarse un poco, tal vez no me quede mucho tiempo mañana.

Volví a mirarme en el espejo y me tranquilice al verme ya bastante arreglada, a comparación de lo que vi hace un momento. Mi piel siempre la describen como muy suave, casi sedosa, totalmente lisa y pelo corto, me sentía orgullosa de llamar la atención de algunas de las amigas de Kari; aunque... no siempre fui así, poco me importaba mi apariencia en aquellos días donde mi vida en verdad parecía un infierno que nunca terminaría, tal vez por eso me sentí fatal al verme tan desarreglada, era como volver a vivir aquello.

A mi derecha estaba una puerta corrediza de cristal a medio abrir, transcurría Septiembre y había bastante calor, quizás por eso no podía dormir bien. Entraba aire fresco y movía suavemente las cortinas, pude escuchar el suave susurrar del viento nocturno, era bastante tranquilizador.

Kari dormía a mi derecha, cubierta casi por completo en una sábana suave, me hubiera gustado dormir junto a ella el resto de la noche, pero seguramente me movería el resto de la noche, de hecho... ese fue el motivo por el cual me compro una cama aparte.

—TK... —Dijo Kari.

Gire a verla y escuche su respiración con atención, aun dormida sin duda pero... seguramente su sueño era mucho mejor que el mío.

Takeru Takaishi o... simplemente TK, el Digielegido de la Esperanza, es el incuestionable amor de Kari. A pasado un año entero desde la pelea contra... -Presione mis dientes al pensar en aquel Digimon- Myotismon y ojala no regrese nunca más; y durante ese tiempo Kari y TK pasan mucho tiempo juntos, su tocador estaba lleno de varias fotos, del resto de los elegidos, sus amigas de la escuela –que no sabían era una Digielegida- pero en especial, habían varias fotos de ella y TK. En una foto aun se le podía ver como era a los 11 años, sin duda era muy linda a los ojos de los chicos humanos, pero a comparación de lo que era ahora con sus 12 años, bueno... cada vez es más adulta.

Me sentía muy feliz por ella, cada vez era más y más adulta, lo cual empezaba a preocuparme, ¿Llegaría a pasar algo como lo que soñé? Aunque una parte de mí en verdad deseaba negarlo, la realidad es que Kari cada vez pasa más tiempo con TK y sus amistades humanas y cada vez menos conmigo.

Y más adelante... tendría su propia familia con hijos y su propia casa, seguiría creciendo y tendrá un trabajo donde pasaría mucho tiempo –al igual que sus padres actualmente- pero... ¿Yo dónde estaré? Recordé mi sueño y tuve de nuevo esa sensación de que... ya no pertenecía ahí. Después de todo, soy un digimon y llegaría un momento en que no podré regresar más al mundo real.

Pero... ¿Qué podía hacer? Ella tiene su vida y... tal vez ya era momento de buscarme una vida propia.

Di un bostezo largo mientras me estiraba, aún tenía sueño... pero no podía esperar a mañana para volver a ver a Patamon y Veemon, mis amigos... aunque, luego de mañana uno será solo mi amigo y el otro... algo más.

Solo deseaba que esta vez no me moviera demasiado y... no tener ese sueño nuevamente, cerré los ojos y nuevamente... todo se volvió oscuro.

¿Cuantas horas pasaron? No lo se... pero estaba segura que ya era de día, pude olfatear el aire fresco y escuchar las voces de las personas que se levantaban y se preparan para iniciar un nuevo día.

Pero mis ojos no se abrieron, seguía cansada, desee seguir durmiendo al menos un rato mas, no tuve ese sueño, de hecho... no soñé absolutamente nada el resto de la noche.

Entonces me di cuenta de que me sacó de mi letargo, el sonido del despertador de Kari, si fuera mío y no tuviera la flojera de levantarme, juro que lo lanzaría hacia la puerta de cristal y no me importaría romperla y que al caer golpeara algún auto pisos más abajo que de hecho ya podía escuchar el sonido de los Claxon.

Por suerte ese despertador prefirió suicidarse cayendo desde la pequeña mesa de noche que está junto a la cama de Kari haciendo un sonido seco. Buena decisión...

—Hoy es el día...

Escuche la voz de Kari; parecía tener más energías que yo, su voz transmitía mucha alegría, pude escuchar como respiraba profundamente mientras se estiraba en su cama para luego levantarse casi de un salto, caminó tranquilamente hacia el espejo, estaba segura porque pude escucharla justo detrás de mí.

Luego el sonido de sus pies descalzos se escuchaba mucho más cerca, de pronto sentí su cálida mano bajo mi mentón... no era justo, me gustaba mucho que me acaricien ahí y mi cuerpo recibió muy bien las caricias, no tuve control mientras mi cabeza se movía y estire mi cuello para recibir un poco más... sin darme cuenta empecé a ronronear... era vergonzoso.

No tuve elección...

—Ya... —pause un momento para bostezar y abrí mi boca lo mas que podía mostrándole mis afilados dientes. —estoy despierta Kari...

Ella me sonrió y vi sus ojos brillando de emoción.

—Sabes, aun tengo sueño... —Le dije mientras estiraba mi cuerpo y limpiaba mis ojos, estaba entrando mucha luz por la puerta.

—Lo sé Gatomon, —Empezó a decir gentilmente, pero su voz aumentaba de tono mientras terminaba la oración. —pero hoy es el día... iremos todos al Digimundo.

No pude evitar sonreír al igual que ella, de un momento a otro ambas nos arreglábamos frente al espejo, no me veía tan mal como anoche, así que no tarde nada.

Mire a Kari, mientras me alejaba un poco hacia la puerta de cristal y recibir el calor del sol, mi piel estaba muy blanca y casi brillaba con aquella luz, luego mire a Kari, la cual a pesar de ya verse increíble, seguía arreglándose hasta el más mínimo detalle.

—Nunca entenderé porqué te preocupas tanto como te veas. Eres linda, cualquiera lo notaría. —Intente que mi voz no pareciera un reproche.

—Lo sé Gatomon —Giró a verme y caminó hacia mí para luego agacharse y poner su mano gentilmente en mi cabeza dándome otra caricia.

—Pero... cuando está enamorada, te preocupa mucho que esa persona especial fije su mirada en ti.

Levanté una ceja, según yo TK no tenía ojos para nadie más que ella y por eso seguía sin entender y no dude en expresarme.

—Perdóname Kari pero... sigo sin entenderlo.

Había cruzado mis brazos y ella simplemente dibujó una pequeña sonrisa en su rostro para luego decirme.

—Cuando te enamores seguramente lo entenderás.

Estuve a punto de decirle algunas cosas, pero me quede callada con la boca abierta, me di la vuelta y camine hacia la puerta para terminar en el balcón y mirar hacia los autos debajo de mi, pero mi mente estaba en otro lugar... solo podía imaginar que este día sería uno muy largo.

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