Idiotas

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Camine junto a Kari el resto del camino, Tai estaba al frente

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Camine junto a Kari el resto del camino, Tai estaba al frente... parecía tener algo de prisa y lo entendía; frente a nosotros se encontraba un gran largo de forma irregular, más al fondo un bosque bastante espeso; donde aun con el sol en lo alto era difícil que los rayos del sol lo iluminaba, mucho más atrás... grandes montañas que por lo que pude ver en ese momento había tormenta en la cima, seguramente los Frigimon estarían jugando a algo. Exceptuando ese detalle me encontraba en un lugar muy pacífico.

Nos detuvimos en la orilla del lago, tanto Kari como Tai tenían sus Digivice en las manos y de un momento a otro escuche un sonido bastante artificial, era el sonido que hacia el Digivice normalmente; pero este, fue tan bajo que de seguro no lo escucharon ni Tai o Kari, y en ese momento ocurrió lo que tenía que ocurrir.

El lago empezó a dividirse frente a nosotros, aunque no tan espectacular como esa película religiosa que vi en casa de TK cuando Kari fue invitada; creo que se llamaba "Todopoderoso". Solo se dividió lo suficiente para dejar ver unas escaleras de cristal.

Tai fue el primero en bajar, seguido por Kari y yo camine detrás de ella bastante cerca, ya me había acostumbrado a esto, pero me había olvidado de un pequeño detalle, varios peces pasaban a ambos lados de nosotros mientras bajábamos y yo con el estomago vació. Pude sentir como mi garganta ardía de deseo de tener uno para mi sola justo en ese momento, penetrar con mis dientes su carne blanca y suave para saborearla lentamente, las espinas no me importaban en lo más mínimo, valía la pena.

Me hubiera gustado saber cómo tenía mi rostro en ese momento porque me di cuenta que Kari me estaba mirando con una gran sonrisa y casi se pone a reír cuando mi estomago gruño.

—Pronto comerás. —Me aseguro y continúo bajando.

Suspiré e intenté controlar mis instintos; últimamente me costaba algo de trabajo.

Luego de un rato de estar caminando pude ver el agua quedaba sobre nosotros, todo estaba seco y se sentí el aire fresco, los escalones de cristal desaparecieron cuando pusimos nuestros pies sobre el Césped suave en el fondo del lago, aunque ahora más bien parecía un gran jardín.

Justo en medio de ese jardín está la casa de Gennai, ha cambiado bastante en ese año, ahora contaba dos pisos y el estilo japonés casi había desaparecido, era mucho más occidental; de un lado había algunos árboles como los del exterior, tal vez esto no siempre fue un lago.

Seguimos hasta llegar a la entrada principal, Tai fue el primero en tocar y esperamos... mientras tanto me quedé mirando las extrañas flores que se encuentran en la entrada, ninguna flor en el mundo real era como estas, de grandes pétalos multicolor, de hecho... creo que solo crecían ahí.

La puerta se abrió y apareció el señor Gennai, aparentando una edad de 25 o 30 años en forma permanente, nos dio una cálida sonrisa a los tres y nos empezó a hablar en voz baja.

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