El hotel de la colina Geiser, Parte 3

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Zac no lo dudo y saltó de cabeza a la piscina, una extraña sensación recorrió todo su cuerpo, era una mezcla de excitación y emoción a la vez, Zac algo asustado decidió salir a la superficie para coger aire e intentar tranquilizarse, pero no conseguía quitarse de encima ese temor que tenía. En el centro de la piscina había aparecido una pelota de plástico hinchada de las que se usan en la playa o en las piscinas, ni Zac ni Stefano sabia de donde había salido la pelota y mucho menos quien la había inflado, esto no preocupo para nada a Stefano que no dudo en coger la pelota para pasársela a Zac.
Zac notaba como esa sensación de terror iba desapareciendo y ya solo notaba esa emoción de jugar en aquel lugar, una sensación tan emocionante que implicaba tomar cualquier riesgo y ya entendía porque todos los menores iban a ese lugar, por el riesgo, por la emoción, el hotel de la "Colina Geiser" era lo que transmitía una sensación de emoción y aventura muy intensa y seguramente era lo que se sentía en cualquier parte del hotel donde se podía realizar algún tipo de actividad.
Stefano y Zac continuaban pasándose la pelota, Zac podía observar como el hombre extranjero de las gafas no les apartaba la mirada y de vez en cuando podía observarse como sonreía o hacia alguna que otra carcajada cuando los dos menores fallaban al pasarse el balón o se daban en la cara, la situación era algo extraña, temible, hasta que llego un niño pequeño, de unos tres o dos años con el pelo rubio, ese niño camino hasta el hombre extranjero el que lo cogió y agarro abrazándolo como si fuera su padre.

- ¡Hay que irse Zac!, ¡Hay que irse! – Le avisó gritando Stefano a Zac.

- ¿Cómo? – Preguntó Zac.

- Es la señal, corre salgamos de la piscina y vamos a secarnos los pies – Le volvió a avisar Stefano.

Zac no dudo en hacerle caso, ambos compañeros salieron de la piscina para secarse los pies y ponerse la ropa, el extranjero continuaba hay en el mismo sitio en el que estaba cuando Zac y Stefano llegaron pero esta vez con su hijo en brazos. El niño miraba inocentemente el paisaje que había en el pueblo desde el lugar en el que estaba situado, Zac miraba al pequeño mientras se ponía los pantalones, el niño giro bruscamente la cabeza y clavo su mirada en Zac y las sirenas del centro escolar empezaron a sonar, el recreo había terminado y la sirena sonaba con fuerza en cualquier parte de todo el pueblo, incluso en el interior del hotel. A Zac y a Stefano no les daba tiempo para ponerse la camiseta y empezaron a correr hacia el pasillo de las habitación donde se encontraba la salida, Stefano y Zac llegaron corriendo a la recepción y al bajar las escaleras eran donde se apelotonaban todos los menores para empezar a correr por todo el pasillo de las habitación, las escaleras iban hacia abajo pero eran tantos los menores que las bajaban que no tenían espacio ni para caerse, cuando uno perdía el equilibrio simplemente se quedaba "colgando" en otro compañero hasta que recuperara el equilibrio, en los casos más peligrosos se producía una caída de "efecto domino" pero en estos casos los menores ya sabían cómo actuar, afortunadamente la escapada que realizaban ahora fue bastante bien sin contar lo de los atascos al bajar las escaleras, que era algo que pasaba siempre, Zac había perdido de vista a Stefano quien se encontraba ligeramente algo mas adelante. Zac intentaba correr pero estaba siendo empujado por otros compañeros que iban detrás suya, Zac aprovechaba el rozamiento con la curvatura que hacia la pared de las escaleras para mantener el equilibrio y apoyarse en la pared, de esta manera aprovechaba la fuerza de los que le empujaban por detrás, podía el sumar la velocidad a la que el mismo iba y los menores que habían a su lado no le desplazaban de manera que se pudiera caer.
La mayoría de los menores bajaron esas escaleras que hacían un curvatura irreal y empezaron a correr en línea recta siguiendo al menor veterano que siempre se preparaba unos minutos antes junto a su veterano grupo de menores de mayor edad para esperar al final de las escaleras a los demás menores con el fin de guiarlos hacia la salida.
Todos iban corriendo, giraban cuando había que girar, corrían recto cuando debían de hacerlo y todos seguían a la perfección al veterano menor como era normal siempre, finalmente se encontraron con la puerta de salida a unos cien metros en línea recta y apenas tardaron veinte o treinta segundo para que el primer menor saliera por esa puerta, en este caso el primero en salir fue el chaval mayor. El joven una vez fuera se adentró un poco en la cueva para dejar espacio a los menores que salían del hotel, estos debían de formar una fila para el recuento, en el recuento los menores prestaban atención a que estuvieran todos, en dicho recuento solo se nombraban a los "Protegidos" que eran los menores que contaban con una especie de garantía o protección por parte del veterano menor y su equipo de menores veteranos, apenas había siete menores "Protegidos" y si estos no habían conseguido salir del hotel aunque el sonido del centro para volver a las clases hubiera dejado de sonar, los menores veteranos y algunos que otros chavales a los que se le pagaban o premiaban con "Rango veterano" o "Protegido" o unas monedas que los menores veteranos fabricaban, unas monedas de madera con un diseño diferente cada una, estas monedas se llamaban "medaglie di coraggio" que traducido al castellano sería algo así como "medalla del coraje", depende del diseño que tuviera tenía un valor u otro aunque todas solían tener el mismo valor. Este día no hubo ningún "Protegido" desaparecido, estaban todos, los siete, pero durante toda la historia del centro ha habido más de cinco rescates y solo en uno tuvieron éxito. Los menores que participaron en estos rescates preferían ser obsequiados con la "medaglie di coraggio" o con el rango de "Protegido", no interesaba ser premiado con el "Rango de veterano" porque este rango te obligaba a participar en todos los rescates sin volver a ser recompensado, se suponía que era un honor o que se hacía por lealtad.
Pero si era alguien normal el que desaparecía, incluso un veterano o el propio líder de los veteranos, no había pasado nada, se olvidaban y punto. La sirena del centro terminaba de sonar, aunque ya no tenía importancia porque una vez fuera del hotel no había peligro y los menores podían volver tranquilamente a sus clases. Y entraron todos al túnel que descendía la colina hasta la cuña natural de la colina donde se había construido el centro.

Nota del autor: Ahora estas fuera de la historia, me gustaría comentaros que votéis la historia maquinas, que parece que os cuesta darle a la estrellita, que es gratis ;P

Pequeños terroríficos relatos [Parte 1]Where stories live. Discover now