Capitulo 15

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Cuando uno está triste por lo general no tiene ganas de escribir nada. Cuando uno cae en depresión el resultado es peor. Este fic tenía la finalidad de ser triste. De ser incluso cruel. Y ahora que me siento miserable me siento capaz de hacerlo. Mis queridos lectores, antes sus más de 600 votos, he aquí la parte más triste del fic. Prepárense porque no tendré piedad.

...

"Todo saldrá bien, dijiste mientras apretabas mi mano, ese recuerdo inunda mi mente cuando me siento tan mal porque era una promesa que me mantenía cuerdo en ese lugar. Me mantuvo cuerdo de hecho un poco más de tiempo que ese. Dipper, tú eras mi aliento, eras mi motivación a seguir mi día a día ¿Cómo no me di cuenta que también tenías el poder de destrozar todo a la vez?

Eres un iluso, yo era un iluso. Los dos lo éramos bastante y con una tonta esperanza avanzamos a lo que sería un abismo. Solos nos tomamos de la manos y andamos"

Dipper esperaba ansioso en la salida de aquel edificio viendo con una gran sonrisa como Bill salía de ahí, con una maleta en cada mano, las cuales soltó cuando vio al castaño y correr a su lado, este tampoco tardo demasiado para abrazarlo. En esos momentos se dio cuenta que las cosas habían cambiado. Por lo menos para el joven Pines que era más alto y ahora lo envolvía en sus brazos cuando antes que las cosas eran al revés. A sus 18 años se veía un hombre adulto bastante atractivo; nada que ver con el delicado adolescente que había sido hace pocos años.

Bill, por su parte, no había cambiado absolutamente nada. Su piel seguía siendo pálida, estaba demasiado delgado a pesar de que juraba que comía y se veía demacrado. A pesar de su aspecto juraba que estaba bien. Para Dipper eso estaba bien que ni siquiera pregunto nada más al respecto y lo llevo a su auto. No era un último modelo pero le ayudaba a transportarse.

El viaje a su casa solo era ambientado por todo lo que contaba el castaño. No era algo que se impusiera, Bill le sugería que le contara todo y él se sentía feliz que pusiera su atención en él a pesar de que sentía también mucha intriga sobre la vida del Cipher dentro del centro de rehabilitación. Había pasado años, seguro tenía mucho que contar, pero tampoco quería ejercer presión sobre ellos, ya le hablaría cuando se sintiera cómodo: un momento el cual nunca llego.

—Dipper...esta no es tu casa— dijo viendo asustado la casa que reconocía de todas; la de su hermano— ¿Qué hacemos aquí? — no pudo evitar sentía una pizca de pánico.

—Bueno, quería darte una pequeña sorpresa, no pasara nada ¿está bien?- llevo una de sus manos a la de Bill— ¿confías en mí?

—Confió en ti— sonrió un poco, la calidez de esa mano le trasmitía confianza. Todo estaba bien.

— ¿Salimos?— pregunto a lo que Bill solo asintió como respuesta.

Salieron para llamar a la puerta. Bueno, sabía que cuando le preparan una fiesta sorpresa a alguien el propósito principal era que el homenajeado se sorprendiera. Y vaya que lo había hecho cuando vio que le habían hecho una. La sorpresa en su rostro para muchos incluso rozaba lo cómico.

La fiesta en si parecía una simple reunión que solo le felicitaban; no estaba muy seguro que si eran sinceros- solo un puñado de personas estaba que entraban ahí- o solo iban a ver con curiosidad morbosa- y vaya que también estaba seguro que habían otras personas-

La gente no le importaba en lo más mínimo. Para él, lo mejor sería estar en la cama con Dipper, después de todos dos años solo y a base de pajas su cuerpo necesitaba ciertas necesidades. Por ahora solo tuvo que resistir mientras hablaba con sus amigos que supuestamente sentiría que eran los verdaderos- no estaba seguro, pero era mejor hacer que si- mientras se atiborraba de las galletas con queso hechas por su querida amiga Pyronica.

Te odio (BillDip) Where stories live. Discover now