Capítulo 25

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Quinn después de lo sucedido en el apartamento de su novia se fue en busca de Brittany, estaba en la cama, abrazada a Beth que dormía, Marley la miraba preocupada ya que no había dejado de llorar en ningún momento, hasta que se quedó dormida, fue entonces cuando Quinn le contó todo a Marley. Al día siguiente, Quinn recogió todas sus cosas y las que quedaban de Brittany del apartamento, Rachel le pedía que se quedara, pero Quinn simplemente le dijo que no podía vivir con alguien como Santana, por lo que se fue, por suerte para Quinn, no se la encontró ese día en el apartamento, porque le hubiera vuelto a golpear.

Pasaron los días y Brittany había tomado una decisión, se iría a Nueva York como había planeado, aunque esta vez sin Santana, no podía quedarse, no podía mirar a su padre, la adoración que siempre había sentido por él, se había convertido en un profundo odio, era su culpa que ahora estuviera sufriendo. Pero sobretodo, lo hacía porque no quería encontrarse con Santana, no quería verla, no podía, tenía miedo de que siguiera con su sed de venganza y quisiera hacerle algo, una parte de ella decía que eso era imposible que Santana le hiciera daño, pero eso es lo que había creído de ella hasta que la mandó secuestrar. Le dolía pensar en ella, pues se preguntaba si todo había sido una vil mentira, su encuentro en las duchas ¿había sido una coincidencia o un plan premeditado para acercarse a ella? ¿Su miedo a que la tocaran era real o una excusa para no tener que besarla? ¿Tanto asco le daba? Claro que sí, solo era una pieza en su plan de venganza. Sus besos, sus caricias, sus palabras, todo era mentira. Se había imaginado diciéndole a Santana que estaba embarazada, que tendrían una familia juntas, se había imaginado que le reñiría por hacerlo a sus espaldas, porque ella siempre se preocupaba por el dinero, pero que en el fondo estaría feliz, tan emocionada como ella, pero eso también era una mentira, no quería una familia con ella, no por culpa del dinero, sino porque no podría tener nada que ver con alguien relacionado con su padre. Ella era la hija del hombre al que Santana más odiaba en el mundo y ella...ella solo había sido una mentira, todo lo que tuvieron fue una mentira. Brittany lloraba al pensar en eso, pero era la verdad.

Quinn y Rachel seguían viéndose, lejos del apartamento donde vivía su novia, pero cada vez que se veían terminaban discutiendo, por Santana, por Brittany, o simplemente, por el dinero de Quinn. Rachel le reprochaba que le hubiera mentido sobre quien era realmente, Quinn le explicó sus motivos y aunque Rachel lo entendió siempre que discutían se lo volvían a echar en cara. Quinn también le reprochaba a Rachel que siguiera defendiendo a Santana después de todo lo que le hizo a Brittany. Finalmente, ambas aunque se querían decidieron darse un tiempo, siempre discutían y al estar todo tan reciente prefirieron darse un tiempo antes de hacerse más daño.

Santana por su parte, vivía si se puede decir así, muerta en vida, era una autómata, dejó el trabajo en Vogue, al fin y al cabo, Quinn seguramente la echaría y prefirió irse antes de que lo hiciera. Aunque tampoco le gustaba ya el trabajo, cada vez que entraba veía a Brittany, cada rubia era ella. Volvió a ser camarera y bailarina erótica, poco le importaba que la tocaran, se lo merecía, se merecía sentir ese asco, era su castigo por haber hecho daño a la única persona que le había hecho sentir bien. Robert Pierce, el padre de Brittany, no había ido a buscarla en dos semanas, cosa que Santana entendía, estaría con los preparativos del entierro, le hubiera gustado ir, saber donde la enterrarían, ¿pero qué derecho tenía ella de hacer eso? Era la causante de su muerte. A las tres semanas, el padre de Brittany fue a buscarla, por primera vez en su vida lo miro, tenía los ojos azules, era rubio, pero no era como su Brittany, su rubia tenía el pelo más claro y sus ojos aunque se asemejaban en el color, eran completamente diferentes, en los de Brittany había transparencia, dulzura, en los de ese hombre solo había maldad. Aún no se explicaba como algo tan perfecto como Brittany podía estar relacionado con aquel hombre, nuevamente le había arrebatado la felicidad. Una de las noches lo siguió hasta la parte de afuera, sacó una pistola y disparó varias veces sobre aquel hombre, se quedó mirándolo mientras se desangraba, no le importaba ir a la cárcel, tampoco morir, no le importaba nada. Se hubiera quitado la vida con esa misma pistola de no ser por Kitty que la vio y se la quitó, la llevo a su apartamento, allí es cuando Rachel y Santana huyeron de allí, se fueron a Nueva York, poco le importaba a Santana un lugar que otro.

Brittany recibió la llamada de su madre donde le contaba que su madre había muerto, era increíble, pero no lloró, no soltó ni una sola lágrima, no sentía dolor, sentía alivio, cuando lo supo se tocó la barriga, sentía alivio porque su bebe nacería sin tener que conocer a una persona como la que era su padre. Volvió para la lectura del testamento y para consolar a su madre, aunque ella no se merecía sufrir por alguien como el que había sido su padre. Allí se enteró donde había muerto su padre, en un puticlub llamado "Las Diosas del Olimpo", a Brittany se le vino la imagen del club, solo había ido una vez, pero lo recordaba perfectamente, en su imagen veía a su padre y a su latina empuñando una pistola, no sabía porque, pero sabía que había sido Santana, aunque no sintió dolor, ni odio, por fin había obtenido la venganza que tanto anhelaba. Pero su padre traía sorpresas incluso muerto, en la lectura del testamento dejaba un 20% de su fortuna a su mujer, y 80% restante en partes iguales para sus hijas, Brittany se alegró de que por lo menos después de muerto ayudara a su hermana Heather, pero para su sorpresa, los nombres que dio el notario era el suyo y el de Quinn, su padre no solo no había dejado nada a Heather, sino que después de muerto sorprendía a todos diciendo que Quinn era hija suya, todos estaban sorprendidos, todos menos Quinn. Una vez en Nueva York, Quinn le contó a Brittany que lo sabía desde hace tiempo, pero que no había dicho nada por respecto a su padre, el señor Fabray. Las dos rubias hablaron y acordaron que sus partes de la herencia la repartirían a partes iguales, incluyendo a Heather

Pasaron cinco años, cinco años desde la última vez que Brittany había visto a Santana, cinco años desde que se había enterado de todo y su vida había cambiado completamente. Quinn y Brittany acabaron sus carreras de empresariales, aunque Brittany empezó a dar clases de baile, por las mañanas, le gustaba y quería dedicarse a ello. Lo hacía mientras su pequeña, una preciosa niña de cuatro años, morena, con los mismos ojos que Santana, iba a clases, las tardes eran completamente para Naya, su hija. Brittany vivía en una mansión de Nueva York, junto a su hija Naya, su hermana Quinn y su sobrina Beth, que ya tenía nueve años

Por su parte, Rachel y Santana habían trabajado en diversos lugares, tenían algunos ahorros, por lo que alquilaron un piso que compartían, trabajaban de camareras para una agencia de catering, a veces, la contrataban como cantantes para animar las fiestas, definitivamente en Nueva York le iban mucho mejor que en Los Ángeles

Vidas opuestas (Brittana)Where stories live. Discover now