El Trato |HS|

Capítulo 2

_______ miró con desconcierto los dos ojos marrones que la miraban con atención. Sentía que podía ahogarse en ellos y descubrió que no le importaba en absoluto. Parpadeó intentando despejar su mente sin mucho éxito. Pues aquel apuesto y sexy hombre la seguía mirando con intensidad. Intentó carraspear para romper el encanto del momento, y descubrió que su garganta no quería colaborar en el acto, pues no emitía sonido alguno.
Él tragó saliva e intentó que su mente embotada comenzara a funcionar, podía decir que no le hacía mucho caso, más bien ninguno. Pues seguía imaginando la sensación de sus dedos entre el suave pelo femenino. Lo que sentiría al unir sus labios contra los de aquella desconocida y saborear el interior de esa apetecible boca...
Carraspeó y analizó las palabras que iba a decir a continuación. Esas palabras que harían a aquella mujer irse de allí. Abrió la boca y dejó las palabras salir...
-Creo que no he sido muy amable. Encantado, _______... -dijo extendiendo la mano.
No. Aquello no era lo que iba a decir. Su subconsciente le había jugado una mala pasada, pero pronto se desharía de ella.
La chica bajó la vista hacía la mano que Harry tenía extendida hacía ella. Estaba vacilando entre aceptarla o no. Realmente no quería tocarlo, ya estaba descontenta con la reacción de su cuerpo, podía notar como le ardían las mejillas, y su cuerpo estaba alerta, con todas las sensaciones a flor de piel. Alzó la vista, y pudo ver como él la seguía observando con mucha atención. Suspiró y aceptó la mano.
-Igualmente -contestó.
De pronto se sintió atrapada,Harry tenía su mano sujeta con fuerza, pero con ternura, la acariciaba con sus dedos, mientras ella sentía su piel hormiguear. Tiró para liberarse, pero él la tuvo presa, bajó la vista hasta su mano atrapada, y un nudo se le hizo en el estómago al ver como él inclinaba la cabeza, y posaba sus labios sobre su mano... un calor intenso la recorrió.
Todo era tan... extraño. Harry no comprendía que le sucedía, tan solo sabía que no quería liberar aquella mano... tan suave y frágil... la sensación de aquella piel contra sus labios no tenía definición, quería tenerla sujeta por mucho más. Pero entonces vio la mirada de confusión de la chica y con lentitud la dejó ir.
-Bueno... creo que tenemos que hablar -murmuró.
Ahora si, era el momento de decirle que se fuera, y cuanto más lejos mejor.
-Lo que usted diga... -susurró ella. No entendía porque su cuerpo reaccionaba de aquel modo, todo en él era puro hipnotismo.
-No me trates de usted, aún no estoy hecho un anciano -dijo él contrariado.
_______ sonrió, y a él se le anudó el estómago, un nudo que lo incomodaba. Debía reconocer que tenía una bonita sonrisa, preciosa.
-Verás, ________... -era el momento- Creo que será mejor...
Ella agachó la cabeza.
Se lo vería venir «Creo que será mejor... que nos vayamos directamente a la cama»
Y ella tendría que callarse, y dejar que ese hombre la desnudara... que sus labios recorrieran su cuerpo, que la besara y acariciara.
Una oleada de deseo recorrió el cuerpo de la chica, un calor húmedo se alojó en su entrepierna, y notó como se le hinchaban los senos... quiso cruzar los brazos pero se abstuvo.
«Venga» pensó «Dilo ya» Su pensamiento era áspero, intentaba repudiarlo, pero su yo interno se negaba a ello.
-¿Te apetece que vayamos a cenar en vez de quedarnos en la casa...?
Harry no se creía que aquella pregunta hubiera salido de su boca, no se lo creía. Tenía las palabras que quería decir en la punta de la lengua «Siento haberte echo venir... pero tengo una reunión importante, será mejor que vuelvas a casa. Gracias de todas formas» Por ejemplo...
Sin embargo, por más que intentara decirlas, nada. No salían. Siempre cambiaban en el último momento. Y más, al mirarla, su mirada que se perdía de vez en cuando, haciendo que él quisiera rescatarla de allá donde estuviera.
-Como usted...
-¿Qué he dicho? -la interrumpió.
_______ sonrió y se atemorizó, «lo que quieras, deberás dárselo...» ¿Le pasaría un informe de cómo se había comportado? La pregunta irónica cruzó por su mente. Miró con decisión los ojos de Harry.
-Lo que quieras, no decido.
-Si te pregunto es por algo, ¿no crees? -preguntó con sequedad. No le gustaba la actitud de mártir que tenía la chica.
«No decido» Le había faltado tan solo la palabra «amo»
-Lo sien...
-¡No me pidas disculpas! -¿pero que era aquello? Lo trataba como si fuera su superior- ¿Pero que crees que porque te mande mi tío soy tu jefe? .
Las palabras fueron un jarro de agua fría. _______ lo miró mientras sus ojos se congelaban. El recordatorio no estaba mal, ciertamente ella estaba trabajando. Más o menos.
-Se podría llamar trabajo... -contestó ella, con aspereza.
-Me da igual como lo quieras llamar. Ahora tan solo somos dos personas; tú y yo.
-Si ya...
-No me gusta el sarcasmo -la advirtió él.
-Y a mi no me gustas tú -escupió ella sin pensar, para arrepentirse rápidamente.
-¡Pues ya sabes dónde está la puerta! -exclamó Harry.
No se lo creía. No se creía aquella situación, pero en parte la agradecía, con un poco de suerte, ella se daría media vuelta y saldría de su casa, ahorrándole todo.
Y una extraña sensación lo invadió al imaginársela irse...
______ suspiró. La oportunidad en bandeja de plata; podría decirle a David que él la había echado. Y claro, entonces, él mandaría a su hermano a la cárcel.
«¿Pero que crees que porque te mande mi tío soy tu jefe?»
Su tío...
-¿David es tu tío? -preguntó de pronto.
Él la miró, con recelo, con rabia. Estaba enfadado.
-Si... -dijo- hermano de mi madre
Eso último no había sido previsto, no tenía que darle ninguna explicación a esa mujer, no la conocía, no sabía nada de ella. Sin embargo lo excitaba como nadie...
-Ah...
-Bueno -dijo él- ¿Qué va a ser? ¿otra tanda de idioteces, o me vas a decir si quieres cenar, o si por lo contrario prefieres que te lleve directamente a la cama?
______ se sonrojó. Muy violentamente. Y a él le encantó.
-Yo...
-Perdona, tuve un mal día -dijo él, excusándose sin saber porque lo hacía exactamente.
-Fue... no debía decirte eso, lo siento.
-No pasa nada. ¿Y entonces...?
-¿Podemos ir a cenar? -preguntó suavemente.
-Claro -contestó él -_____ se giró- ¿No quieres saber la hora a la que te recojo? -su voz la detuvo.
-Las ocho... -dijo sin girarse.
-¿Cómo...?
-Me lo dijo tu mayordomo -respondió imaginándose su pregunta.
-Ah...
_______ estaba dispuesta a irse. Pero de pronto se giró.
-¿Podría... podría pedirte un favor? -tartamudeó.
-Eh... si, claro -Harry vaciló. ¿Le pediría joyas o algo así?
-Podríamos... bueno, ¿Podríamos ir a cenar a un lugar sencillo? Nada de lujos... por favor, si no es mucho pedir.
La incredulidad se reflejó en la cara de Harry. Ella lo miraba, casi suplicante.
-Claro... si es lo que quieres.
-Lo agradecería mucho -murmuró
-Está bien, de todas formas no tenía reserva en ningún lado.
-Gracias, estaré puntual.
-Bien.
_____ subió las escaleras a punta de pistola, sus piernas flaqueaban, temblaban como si fueran de gelatina. Rápidamente llegó a su habitación... bueno, en la que estaban sus cosas, y se tiró en la cama. Tenía que reunir muchas fuerzas para esa noche. Muchas, muchas fuerzas.
Harry miraba a la nada... su mirada estaba perdida, y en su mente estaba intacto el rostro angelical de la mujer que estaba en el piso superior. Sabía que de angelical no debía tener mucho, solo su rostro... y sus ojos... Pero nada más.
No sabía que lo había poseído, algo había sido, pues de pronto había cambiado de opinión respecto a todo. Había dejado a un lado su orgullo, y había aceptado "la mujer" que le había enviado su tío... probablemente después se arrepentiría. Pero en ese momento le importaba muy poco, tan solo quería disfrutar de ella...
Aún no se creía que le hubiese pedido ir a un lugar sencillo. Normalmente eran mujeres ambiciosas lo que cruzaban por su vida. Y siempre las despachaba lo más rápido posible.
Sin embargo... ese no era el caso.
Pensaba disfrutar de ella. Luego la mandaría de nuevo a su casa.
Eso haría.
Recordando los ojos de la chica, pensó, que por primera vez, debería de darle a su tío las gracias por algo...
Después, estampó el vaso de coñac contra la chimenea