Capitulo 12

4.9K 167 3
                                    


-Yo...
No sabía que decir, ni que hacer. ¿Una semana? ¿Otro trato? Él no conseguiría hacerla sentir bien. Demasiadas peleas. Demasiados insultos. Demasiado desprecio. Aquello era imposible.
-No funcionará –dijo _______.
-Déjame intentarlo... -pidió él.
-No va a funcionar –repitió- déjame ir ya –pidió no convencida de querer irse- es lo mejor –añadió, más para si misma, que para Harry
-________...
-Es lo mejor –insistió la chica.
-¡No es lo mejor! –exclamó levantándose de la cama- ¡Y no te vas a ir a ninguna parte! ¿Recuerdas lo de antes, el di...? –de pronto se calló. Ese no era el camino. Él había ido a establecer «la paz» no quería sentir a ______ tensa, ni incómoda..., y así la veía, tan pequeña cubierta con aquella fina sábana, su rostro pálido y culpable. Se dejó caer en la cama soltando un suspiro, y alzó la mano hasta tocar su cara, _______ la apartó. Y él lo volvió a intentar- lo siento –dijo- no quería ser así...
-No vas por muy buen camino –murmuró ella.
-Lo sé –admitió- no se que me pasa... tan solo quiero esa semana.
-Harry.
-Cinco días.
______ suspiró, resignándose. Cinco días... si en esos cinco días no se lo pasaba bien, la mandaría de vuelta al lugar en el que siempre debió de estar.
-¿Cómo vas a saber si lo paso bien o no? –preguntó.
-Te observaré.
Ella se sonrojó y agachó la mirada.
-Pero así puedes suponer cualquier cosa...
-Seré honesto. ______, te deseo... te deseo mucho, más de lo que he deseado a una mujer en toda mi vida, pero sinceramente, no estoy dispuesto a violarte.
-No era eso lo que decías el otro día...
-Cierto, y tú sabes que no sería violación, porque te encanta que te toque...
-Eso –comenzó- eso no es cierto –susurró.
-¿Ah, no? –preguntó él arqueando una ceja, mientras acariciaba la suave piel de su cuello.
La respiración de ella se aceleró un poco, y cerró los ojos entregándose a las caricias... aquello era superior a ella, a su persona y razonamiento. No sabía que tipo de droga era el sexo, pero estaba descubriendo que con Harry era una muy peligrosa. Respiró profundamente y se humedeció los labios.
Mientras él la observaba muy atentamente. Su simple y bello rostro lo distraía, demasiado.
-No... -susurró ella, negándose sus sentimientos, sus deseos.
-Por más que luches, no lo puedes evitar... -dijo él con voz grave, más de lo normal.
-Si...
¿Entonces, por que su respuesta había sido tan baja? Sin fuerzas, sin ánimos.
Quizás...
-______... -ronroneó él, acercándose a ella.
-¿Sólo cinco días?
-Si...
-¿Y me iré de vuelta a casa?
Harry se puso derecho en la cama, y la miró, observando su rostro, del que no se cansaba, ella permanecía con los ojos cerrados, y los abrió muy despacio. Se miraron.
-Te irás si no te lo pasas bien...
-Pero yo me quiero ir...
-No quiero complicar las cosas ______. Ya veremos que pase después de esos cinco días.
-No he aceptado... aún.
-¿Y bien?
Respiró, resignada. Sabía que no le quedaba otra opción, y más o menos aquello era un acuerdo de paz, un nuevo trato, si no aceptaba, no sabía que haría Harry, dudaba mucho que la mandara a su casa sin más.
Miró el fuerte rostro de Harry duro y rígido, su mandíbula mostraba tensión, pero en cambio sus ojos vacilaban brillantes. No podía evitar sentirse en un pozo sin fondo mirándolos.
-Cinco días... ¿Y si no acepto?
-¿No vas a aceptar? –preguntó arqueando una ceja. _______ asintió con la cabeza, y él se acercó mucho más a ella, tanto que podía sentir la respiración de _______ en su rostro- Bien... -susurró acercando su boca a la de ella- sellemos el trato...
Finalizó, uniendo sus bocas




________ miró soñadora el ramo de rosas rojas que tenía en la mesita de la habitación.
«Dos docenas de rosas rojas para la mujer más hermosa.»
Así rezaba la tarjetita que acompañaba las flores. Como una adolescente, hundió la nariz entre los frescos pétalos, y aspiró el embriagante olor que desprendía aquellas hermosas flores.
Se estaba acostumbrando a aquello y no sabía si eso era bueno o no. Pero lo que no podía negar, era que se sentía como una reina en su palacio. Tan solo habían pasado tres días desde que había dicho «si» al trato que Harry le había propuesto. Y habían sido... unos tres días maravillosos.
Demasiado perfectos.
El domingo, ______ había amanecido siendo acariciada por algo suave y sedoso. Aquello mismo había recorrido su soñoliento rostro, se había paseado por sus parpados cerrados y había bajado por su nariz y labios, para descender por su cuello y seguir recorriendo el valle de sus senos...
Un suspiro había salido de su boca al sentirse tan cómoda y relajada, un rico olor la había llenado al inspirar, junto con el conocido aroma de Harry, sorprendida había abierto los ojos, despacio, para descubrirlo mirándola, con una rosa blanca en la mano, la cual era la causante de aquellas caricias, siempre manejada por Harry.
-Buenos días, dormilona –la había saludado él, con una sonrisa que le había hecho palpitar el corazón con una fuerza extremada.
-Buenos días –había repetido ella.
La noche anterior, Harry la había abrazado después de besarla y había apagado la luz, _____ había dudado entre dos opciones, o se iría, o le haría el amor, y ella rogaba por la segunda. Pero ninguna de las dos había sido al final... él la había abrazado, hasta que ambos quedaron dormidos, juntos.
Pasaron el domingo uno en compañía del otro, paseando como dos recién conocidos que querían conocerse más, simples palabras, besos suaves, y tiempo compartido. Diversión, amabilidad, simpatía. Eso era Harry, y ella se sentía en las nubes con un hombre así.
¿Qué había sido del arrogante, que ella había conocido?
Daba igual. Solo le importaba pasar y disfrutar del momento. El domingo pasó tan rápido, que al llegar la noche, ______ quedó dormida en los brazos de Harry, mientras permanecían abrazados en el sofá.
Al despertar, el lunes,_______ sintió una enorme decepción al no sentir el cuerpo de Harry junto al suyo, pero enseguida había sonreído al encontrar dos rosas en la almohada, una roja y la otra blanca, acompañadas de una pequeña tarjeta.
«No quería ir, pero la obligación me llamaba. Perdóname. Nos vemos esta noche. Ponte guapa, saldremos a pasear. harry...»
Como una niña ilusionada, ella había hecho lo que él le pedía, mientras pasaba el día, habían llegado un ramo de rosas... rosas blancas de nuevo, donde ponía la hora a la que debía estar lista, y lo ansioso que él esperaba el momento.
Impaciente, ella se había dedicado a relajarse en la bañera. Se ponía nerviosa, solo quería sentir a Harry a su lado, los labios de él contra los suyos, su lengua deslizándose en su interior, mientras sus manos la acariciaban enloquecidamente.
Más esa noche no fue una noche de locura y deseo, Harry la había llevado al cine, después a cenar, y por último de paseo, una larga noche en la que anduvieron en las calles silenciosas, abrazados en silencio.
Al llegar a casa de Harry, éste la había besado y la había acompañado a su habitación. Luego se había marchado a la suya.
Ella no lo entendía, no sabía que le pasaba. ¿Por qué no la hacía suya? Ella lo necesitaba... quería sentirlo, piel contra piel. Su cuerpo contra el él...
Más el momento no parecía llegar nunca.
Ese día, martes, ella había vuelto a amanecer sola. Ninguna rosa adornaba su almohada, pero si la encontró en el tocador, sin nota.
La nota llegó con las dos docenas de rosas.
«Dos docenas de rosas para la mujer más hermosa»
Releyó la nota, en ella no decía nada de cenas, ni paseos, ¿Qué pasaba?
El teléfono sonó, y sin mucho entusiasmo contestó.
-¿Sí?
-Hola, cariño... -como por arte de magia, su corazón comenzó a palpitar con fuerza, velozmente.
-Hola Harry –susurró.
-¿Te llegaron mis rosas?
-Si...
-Bien.
-Harry...
-¿Qué?
-Esta noche...
-No vamos a salir, pero ponte algo bonito, te tengo una sorpresa.
-Oh...
-Hasta dentro de un rato, preciosa. Estoy deseando llegar.
«Y yo que llegues...»
Harry cruzó el portal de su casa con alegría y ansiedad, estaba deseoso por ver a ______ ya. Sin que ella lo supiera, llevaba un rato merodeando por la casa, preparando los últimos retoques de aquello que se le había ocurrido.
Le había dado al personal el día, más bien la noche libre, y tendría toda su casa libre de personas, tan solo estarían ellos dos.
El tan solo pensar eso, hacía que su cuerpo reaccionara. No sabía muy bien como había conseguido permanecer tres noches sin hacerla suya... la había tenido tan cerca, tan dispuesta...
Dispuesta... aunque ______ no dijera nada, él sabía que lo deseaba, más aún no era el momento, no quería acosarla. Pocos días habían sido necesarios para saber que ella no era una más. Era, diferente.
Totalmente diferente.
Y por su mente rondaba el por qué de haberse vendido. Quizás, le hubiera hecho falta el dinero, y siendo tan inocente había aceptado lo primero que le habían propuesto...
Tan solo de pensar, que hubiera sido otro el que la hubiera tocado por la misma razón, hacia que su sangre ardiera inexplicablemen
te, una muralla de protección se había alzado, y él era su defensor. Necesitaba mantenerla a salvo de todo. Y hasta ahora, estaba disfrutando de todo.
Las rosas se habían vuelto algo constante, y a él le encantaba, pensaba disfrutarlas. De una forma muy especial.
Respiró profundamente y tocó la puerta de _______ con los nudillos.
-¿Si?
-Te espero abajo... en el comedor.
El corazón de _____ latió frenéticamente al oír la voz de Harry, no lo había sentido llegar, no lo había oído.
-Está bien, voy ahora.
-Te espero... -repitió.
______ miró su reflejo. Llevaba un vestido celeste suelto, no era nada del otro mundo, pero él se lo había comprado y a decir verdad, a ella le había encantado. Para parecer más arreglada, se colocó los zapatos de tacón negros. Y abrió la puerta de su cuarto, mientras cogía aire.
Bajó las escaleras mientras contaba hasta veinte, o eso... o se desmayaría en ese instante a causa de los nervios.
Llegó al comedor, y la puerta estaba cerrada, iba a abrirla, cuando de pronto se abrió sola.
Música suave. Oscuridad. Y el ambiente cargado del olor de las flores a las que se había acostumbrado.
-Bienvenida... -la voz de Harry llegó suave y tenue, de algún rincón, las puertas se cerraron detrás de ella, y giró con brusquedad. La sonrisa de Harry la derritió, y ______ tembló.
Sus ojos se habían acostumbrado a aquella poca iluminación, y podía distinguir los rasgos fuertes de Harry, que la miraban con atención.
-Estás hermosa –le dijo.
-Gracias.
-La cena está servida, ¿vamos?
Ella enganchó su brazo al de Harry, y se dejó guiar a la mesa, la música seguía, canciones románticas y suaves llenaban el lugar, la mesa estaba adornada por velas, y estaba puesta para dos. _____ se sentó cuando Harry le retiró la silla, y con una sonrisa enorme le siguió el juego.
-Espero que te guste la comida –dijo él- la hice yo...
-¿De verdad? –preguntó con sorpresa.
-Pues no... era para ver si me creías.
Una risa alegre escapó de ______, y él sonrió dichoso por haberla hecho reír.
-Puedes probar la próxima vez a cocinar.
-Creo, que podríamos morir intoxicados... -advirtió él.
-No creo...
-Prueba y verás.
-No, no, mejor no. Pero si quieres, puedo cocinar yo... no se me da mal.
-¿Sabes cocinar? –preguntó asombrado. Eso no sabía por qué, no lo esperaba.
-Uhm... si. Se cocinar. No soy una maestra, pero no me salen mal las cosas.
-Tomaré tu palabra.
-Eso espero.
La cena continuó con una animada charla, sin saber por qué, acabaron hablando de sus familias, ______ estuvo atenta, mientras él le contaba como su madre había fallecido un par de años atrás, de su padre no habló, y que el único pariente que le quedaba era David... no le hacía mucha gracia, pero ella no tenía porque mantener contacto con su tío. Al preguntarle por la familia de ella, ______ se tensó un poco, y vagabundeó por los alrededores, le contó feliz, sobre sus padres, y que tenía un hermano, evitó decir que tenía la afición de meterse en problemas, y no dijo que su padre sufría del corazón.
-Todo estaba muy rico –dijo ella.

El Trato |HS|Where stories live. Discover now