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»Angie

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Seattle, 9:00 am, Mayo 3

Ya han pasado alrededor de 10 días. Y no han sido los mejores. Sus amenazas por teléfono han sido sumamente seguidas. Estoy muy aterrada. Lo único que hace es estar al pendiente de cada uno de mis movimientos y aunque yo quiera ver quien es. Me es imposible.

Hoy es viernes. Al fin. Bendito viernes sagrado. Ya he salido de vacaciones justo ayer. Pienso pasármela en mi casa. Durmiendo y comiendo. Pero como siempre, Angie la loca fiestera de siempre, no dudó en ir a una.

Y si. Aquí estaba yo. Mirando al espejo mi atuendo y maquillaje. La verdad esque luzco bastante sexi a decir verdad. Angie estaba al lado mio viéndome boquiabierta ante el cambiado que di.

Yo soy la chica que todos quieren por ser presidenta. Aunque no me gusta presumir. Mis calificaciones son muy altas. Soy muy conocida en toda la secundaria y aveces suelo ser tutora con algunos de los estudiantes.

Yo siempre vestía dulce. Quería dar una buena imagen de mi. Siempre iba de faldas, suéteres delgados, blusas holgadas y poco maquillaje. Solo lo esencial Pestañas y labios.

Esta noche decidí cambiar. Ya que eran vacaciones y no las quería desaprovechar. Y menos cuando Angie me invita a salir muy amenudo. Ella es como mi alma gemela. Nos entendemos muy bien y desde pequeñas hemos sido amigas. Así que nunca hay secretos entre nosotras. Porque nos conocemos tan bien. Que sabemos cuando tenemos problemas.

-Te vez sensacional
-Gracias. No crees que voy muy provocativa?

Y la verdad Esque estaba empezando a dudar. Ya que solo llevaba un vestido negro que cubría un poco mas allá de mi trasero, vestía medias negras, tacones rojos de punta y una chaqueta blanca.

-Te vez hermosa.
-Enserio lo cres? Me siento rara, nunca había vestido tan...tan....así. Hize una mueca con mi boca mientras tomaba las orillas del pequeño vestido y las alzaba solo un poco.
-Creeme. Dejarás a los chicos con la boca abierta, babeando por ti.

Reí ligeramente mientras me miraba de nuevo al espejo. Pero mi sonrisa se desvaneció al escuchar mi iPhone vibrar. Me puse pálida y volteé rápidamente a ver a Angie. Ella estaba igual. Cruzamos miradas y entonces supimos la respuesta. Era el.