Y ahora que ya sabes la historia de Sam, volvemos al presente, hoy era el día en el que iba a quedar con su madre, y decidió ir en tren (a pesar de tener seis de los mejores coches del mundo), prefería no levantar sospechas, cogió el tren que salía más tarde de la estación y así podría ir solo y pensar tranquilamente en lo que la iba a decir.
Eran las diez de la noche, él ya estaba esperando el tren, estaba completamente solo, llevaba de equipaje una maleta con su DNI verdadero, el falso,los utensilios, la primera carta de su madre y un folleto de la casa en donde vivía ( se lo dieron cuando la compró, y no lo había tirado por pereza)
De repente escuchó unos pasos, miró a su izquierda y vio a una chica que se acercaba a el, y en pocos segundos ya se había sentado a su lado, tenía una pinta desarreglada, pero Sam no se fijó mucho, -hola- dijo la chica, -buenas noches- dijo Sam para acabar la conversación, pero de repente, en un abrir y cerrar de ojos, la chica cogió el maletín de Sam y empezó a correr, él reaccionó al momento y empezó a correr lo más rápido que pudo detrás de ella, salieron de la estación y la chica se metió por un callejón, pero por suerte era sin salida -¡suelta el maletín!- dijo Sam agarrándola del brazo con fuerza, -Emm, lo siento, toma- dijo la chica, -ya, si te vuelvo a ver te juro que te llevo a la policía- dijo Sam, -Vale, vale, muchas gracias- dijo ella mientras que se iba corriendo.
Al volver a la estación, el tren ya se había ido, Sam estaba muy enfadado y se arrepentía de no haber llevado a la chica a la policía, pero por lo menos no había perdido nada, o eso pensaba.
Llegó a casa y dejó el maletín en la mesa, se percató de que estaba mal cerrado, abrió el maletín y vio que le faltaba su DNI verdadero, el falso, la carta de su madre y... ¡El folleto! se empezó a poner nervioso, era imposible que a la chica le hubiese dado tiempo a coger todo eso, pero estaba claro de que lo había cogido. Tenía que irse de ahí, tenía que empezar una nueva vida, pensaba que ella iba a contarle todo a la policía, pero, de repente sonó el timbre... Sam abrió la puerta muy despacio, y asomó la cabeza, era ella, estaba jadeando, como si hubiese corrido una maratón.
- ...hola- dijo Sam con la voz temblando
- Déjame pasar, necesito hablar contigo- dijo ella mientras abría la puerta bruscamente.- Supongo que ya sabrás por qué he venido, ¿no?
- S s si, que quieres, ¿dinero? te doy un millón de euros pero por favor no digas nada de esto
- No, gracias no quiero dinero, aunque no me vendría nada mal, quiero que me enseñes lo que haces, y cómo lo haces
- ¿Enseñarte? ¿a qué?
- No hagas como si no tuvieras ni idea, sabes perfectamente a que me refiero y no te conviene nada eso de vacilarme
- Vale, vale perdón, pero... ¿No eres un poco mayorcita como para pedir ayuda a un chico de 16 años?
- ¿Mayorcita?, pero, ¿tu cuantos años me hechas?- Dijo ella medio riéndose
- Yo que sé, ¿20?- de repente se calló por la risa de la chica
- jajajaj, veinte dice, que tengo 16 y recién cumplidos
- ¿Dieciséis? ¿en serio? y... ¿que haces que no estas con tus padres?
- Un día me cansé de que el novio de mi madre siempre me estuviese regañando y por eso me fui de casa, tu...¿también te fuiste, verdad? parece que no he tenido la misa suerte...
- Si, yo también me fui de mi casa, pero hoy podría haber vuelto con mi madre, si tu no me hubieses robado el maletín
- Pues lo siento, pero necesitaba algo de dinero, para poder comer, pero bueno, ¿me vas a enseñar a estafar a la gente o que?
- Pero, espérate, que no se ni como te llamas, yo, me llamo Theo...
- Sam - dijo ella interrumpiéndole
- Bueno, si, Sam, y tu, ¿Cómo te llamas?
- yo soy Lisa, pero eso que más da joder, ¿me vas a enseñar si o no?
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Son Cosas del Destino
Short StorySam es un chico muy joven y también muy independiente, su trabajo, si es que se le puede llamar así, es un tanto peculiar, y le gusta trabajar solo, o... ¿ es que acaso aún no ha encontrado a la persona indicada?
