Capítulo 5: Extrañas sensaciones

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Acrux

Max trajo un grupo de mujeres de su misma asociación, que al parecer iban a entrenar con nosotros, o por lo menos aquí mismo. Una de ellas, tal vez la líder, vino con Sirio. Se presentó como Tania y nos miró a todos de una forma un tanto extraña. Se le veía fuerte y eso me agradó de algún modo.

Nos hicieron memorizar un par de planos de otras instalaciones. Vi que había zonas censuradas y Max aseguraba que ahí debían tener a otros como yo. Era raro que incluso a él se lo ocultasen, así que de seguro tenía razón. Dijo que siempre les habían entrenado con maniquíes, o máquinas, sin embargo no hacía mucho descubrió que, en secreto, a algunos los entrenaban con H.E reales, y al aparecer nosotros corroboramos eso.

Nos mostró fotografías. Los muros, el color, los olores, distintos recuerdos que solo duraron milisegundos vinieron a mi mente, pero nada más. Otra fugaz imagen de un humano de ojos negros se hizo presente, pero así como las otras, no pareció ser muy importante, salvo por el leve temblor que sentí en mi piel.

Nos dieron unos móviles, que según ellos servían para comunicarse. Nos enseñaron a usarlos y explicaron lo importantes que eran en situaciones de emergencia.

Había logrado reconocer bien a los hermanos que siempre me habían acompañado, Alpha y Centauri. Ambos de cabello negro y ojos celestes, trabajaban perfecto en equipo, con movimientos sincronizados, no había forma de derribar a uno sin que el otro contratacara antes. Eran más musculosos que yo, así que su fuerza era el doble de la mía. Se les hacía dificultoso aprender las técnicas de pelea, como a mí. A pesar de eso, nos manteníamos serios y dispuestos. Y era que de seguro las habíamos sabido antes pero con lo que nos hicieron los humanos ya lo habíamos olvidado.

Sirio era diferente, cada caída que tenía le sacaba alguna que otra carcajada. ¿Cómo podía estar tan tranquilo? Pero a pesar de que estaba dispuesto a jugar siempre, era excesivamente agresivo con los maniquíes que Max nos hacía "matar" a veces. 

Alguien lo había entrenado, alguien de nuestra especie, algún guerrero quiza, ya que morder y arrancar partes del cuerpo era cosa de los salvajes desterrados y de los guerreros, no de ciudadanos decentes, eso lo tenía latente en mi memoria, como muchas otras reglas. Aunque a veces se nos saliera lo salvaje.

Sabía que en una pelea real no iba a poder inmovilizarlo, así que no podía subestimarlo por nada del mundo. Desperté y estaba aquí justamente porque no había podido matarlo estando en aquel letargo.

Me propuse vencer a estos tres de mi especie para probarme a mí mismo, algún día aunque fuera, lo haría. A pesar de todo, empezaba a confiar en ellos, no pude evitar preguntarme si alguna vez fui tan animado como Sirio, o estuve en algún equipo como los hermanos.

"Eres joven y fuerte, deberías aprender a matar como todos"

Esas palabras se fueron tan rápido como vinieron. Di un rápido parpadeo, confundido.

Ojos de gato AcruxWhere stories live. Discover now