Me había quedado dormido, tenía puestos los auriculares y la música aún sonaba. Los enrollé torpemente alrededor del móvil y metí este en el bolsillo trasero del pantalón.
Observé el cielo nocturno a través de la ventana, ¿qué hora era? Creo que dormí demasiado.
Estiré los brazos mientras respiraba profundamente y pude notar ese delicioso aroma, sólo podía venir de una persona. Abandoné la oscuridad del salón para dirigirme hacia la iluminada cocina.
Sigilosamente me acerqué y lo abracé por detrás.
- Jin -susurré.
- ¡Chico malo! -se sobresaltó- no me des esos sustos. Creía que aún estabas durmiendo.
Mis brazos se aferraron a su torso y comencé a dar delicados besos en su cuello.
- Lo siento.
Levemente arqueó la espalda al sentir el contacto de mis labios en su piel.
- Está bien, no tiene importancia.
- ¿Qué cocinas? -apoyé la cabeza en su hombro- huele genial.
- Sólo es ramen -rió- ¿quieres comer un poco?
- Me encantaría.
Besé su mejilla antes de liberarlo del abrazo. Pude notar como una sonrisa aparecía en su rostro antes de llevarse una mano hacia este para ocultarla.