- Namjoonie.
No se separaba de mà y yo tampoco querÃa que lo hiciese. Dirigió su boca hacia mi cuello y comenzó a lamerlo lentamente hasta llegar al lóbulo.
- ¿Qué te sucede? -recorrà su espalda con la yema de mis dedos- Estás muy animado.
- Es sólo que -mordió mi oreja- tengo un poco de hambre.
Acarició mi abdomen por encima de la camiseta para después introducir las manos por debajo de esta. SentÃa sus largos y gélidos dedos rozando mi piel, una sensación electrizante me invadÃa totalmente.
- ¿Quieres comer?
- Por supuesto.
Cargué con él mientras nos besábamos y rodeó mi cintura con sus piernas. Lo llevé hasta la cocina y lo acomodé en la encimera.
Me dirigà a la nevera para coger el bote de nata y empecé a agitarlo mostrándole una sonrisa pÃcara.
Puse un poco en su clavÃcula y lamà toda la zona. Me volvÃa loco su piel tan perfecta, me tentaba demasiado.Â
Comencé a hacerle esas marcas que tanto le gustaban.
Me respondÃa con quejidos mientras sus dedos se aferraban a mi espalda y me arañaban con fuerza.
De repente colocó sus manos en mi pecho y me apartó lentamente. Bajó de la encimera adueñándose del bote de nata y se puso de rodillas.
Observó el bulto de mi pantalón y bajó este junto con los boxers, dejando al descubierto mi erección.
Una mano sostenÃa el bote y la otra se aferró a mi miembro, moviéndose ritmicamente. Dejó caer un poco del contenido en este.
No pude contenerme y un grave gemido salió de mi interior. Estaba frÃo pero se sentÃa genial.
Alzó la vista para dedicarme una sonrisa, yo le correspondà haciendo lo mismo y a continuación lamió mi erección desde la base hasta la punta.
- Me encantas -logré pronunciar.
- Tú también me encantas.
Introdujo mi miembro en su boca. Yo lo observaba desde arriba, aquella vista me excitaba demasiado.
MovÃa lentamente su cabeza a un ritmo constante y mis manos se enterraron en su suave cabello, dejándole a él hacer todo el trabajo.Â