Last Day On Earth

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Los gritos de la gente estaban penetrando la cabeza de Luke de una manera agonizante, se sentía como cuchillas clavándose una y otra vez en su cerebro. Y Luke ni siquiera había salido de su casa. Apretando las palmas de sus manos contra sus oídos, intentó evitar volverse loco mientras miraba por la ventana. La ciudad estaba casi destrozada, algunas casas estaban abiertas desde arriba, derrumbadas, sucias, los vidrios de los autos estaban rotos o astillados, rayados. No había demasiada luz aunque era primera hora de la tarde, Luke pensaba que el cielo sabía lo que estaba sucediendo y estaba dándo su pésame sobre ellos. Ver la ciudad en ese estado era doloroso, pero no había nada más doloroso que oír a las personas llorar.

Luke no podía decir cuándo había empezado todo, había llevado tal rapidez que alarmaba incluso más de lo que normalmente lo hacía. La primera bomba había caído hacía solo dos semanas y se había llevado la vida de mucha gente (su hermano mayor y sobrina incluídos ya que habían ido a un centro comercial), a partir de ese día las calles de su querida Sidney no volvieron a ser iguales. No había persona en ese país que supiera por qué sucedía eso, según Luke Australia era un país olvidado en un recobeco del mundo, apartado y solitario. Sin embrago Estados Unidos había encontrado una manera de entrar en guerra con él, asegurando una victoria absoluta ya que Australia no era un país preparado para semejante situación.

Había comenzado a sonar la alarma hacía unos minutos, la alarma que se escuchaba en todo el país avisando que llegarían aviones cargados de explosivos que caeríam sobre la ciudad. Luke creía que era algo terriblemente cínico avisar a una ciudad cuando iba a ser atacada, era demasiado frío y demasiado inhumano, pero no podía hacer nada. Luke solo había visto las bombas en acción una sola vez, pero lo recordaba con tal exactitud que sabía que nunca podría quitarse esa imagen de la cabeza mientras estuviera con vida. Recordaba perfectamente el ruido de las explosiones, los gritos y el llanto, su llanto, recordaba creer que moriría, recordaba su corazón bombear increíblemente rápido y recordaba abrazar a su madre como si tuviera cinco años, recordaba escucharla llorar haciendo que él llorara aún más al no tener algo que mantuviera su cordura.

El corazón de Luke comenzaba a latir muy rápido otra vez, y había algo dentro suyo que le gritaba que saliera a la calle, que no tenía tiempo que perder. Estaba quitando las manos de sus orejas cuando escuchó que le hablaban.

—Luke...

Se giró de la ventana y localizó a su madre parada a unos metros de él. Sus ojos estaban inyectados en sangre y su cabello enmarañado; la expresión de su rostro era de tal dolor y terror que hizo que el corazón de Luke se estrujara. Se preguntó por qué un joven de veinte años debía lidiar con esas cosas, tratar a su madre como una niña más en vez de acurrucarse en sus brazos mientras ella le decía que estaba todo bien. Su madre pestañeó y lo miró con los ojos aguados.

—Tu padre y Jack están guardando botellas con agua—agregó, y Luke sintió que iba a largarse a llorar en cualquier momento—. Vamos a irnos.

Luke respiró hondo, llegó hasta ella y tomó el cuerpo de su madre en sus brazos, apretándola contra él y sintiendo como ella apoyaba la cabeza en su pecho.

—Vayan a la casa de Gloria—anunció, acariciando su cabello rubio—. Tengo que ir...

—No—su madre lo cortó apartándose de él—. No vas a ir a ningún lado.

—Pero mamá...

—No, Luke.

Luke cerró los ojos para evitar llorar de nuevo, su pecho estaba apretado y su cabeza daba vueltas intentando dejar de escuchar a la gente volverse loca fuera de su casa.

—Por favor—rogó Luke con los ojos aun cerrados—. Tengo que ir a buscarlo. Si se muere, me muero yo.

Tragó duro, sintiendo como si tuviera una piedra en la garganta, y solo abrió los ojos cuando sintió a su madre acariciar su mejilla. Encontró dulzura y amor en los de su madre, y se puso a llorar ante eso porque extrañaba tanto esa mirada. Su madre no dijo nada por un momento, solo observó como su hijo dejaba caer algunas lágrimas mientras acariciaba su mejilla.

Muke SeriesWhere stories live. Discover now