Did you think I'd crumble?

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Luke quería que su cabeza se apagara. Nunca fue bueno en callarse la boca y lo mismo pasaba con aquella voz que nunca salía de su cabeza. No tenía un tono de voz particularmente potente y era el menor de tres hermanos varones: se había acostumbrado a tener que gritar para hacerse escuchar o, de otra forma, cerrar la boca y hablar consigo mismo. Solo para que quede claro, él no estaba loco, pensaba en silencio como la mayoría de las personas, la única diferencia era que decidía llamar a su cabeza de una forma en la que pareciera que estuviera teniendo una conversación.

La cosa es que Luke quería dejar de pensar por un rato, al menos un rato, y con los años había aprendido que si se llenaba de alcohol, su cabeza perdía la capacidad de girar alrededor de un pensamiento por horas. Fue por eso que permitió que sus amigos lo llevaran a un bar. Los bares para Luke, en un momento normal de su vida, estaban repletos de cosas que a él no le llamaban la atención: música pop plástica, jóvenes olorosos y chicas. Pero ese día no era uno normal para Luke.

Después de cuatro meses Luke volvía a estar soltero. Tristemente soltero. Patéticamente soltero. No es que a Luke le disgustara no tener pareja, sino que le hubiera gustado acabar la relación en mejores términos.

—Vamos, vamos—gritó una voz aguda cerca de su oreja lo empujaba para pasar entre las personas.

Luke arrugó el rostro y avanzó por la fila, disculpándose con cada persona que golpeaba e intentando quitar la mano de su amigo Ashton de su hombro. Todos lo estaban mirando de mala forma, de todas maneras, así que se dejó arrastrar hasta dentro del bar. Finalmente Ashton se paró al lado de él y antes de hablar pasó una mano por el pelo castaño alborotado.

—Hoy es tu primera noche de soltero, Luke—habló entusiasmado alzando la voz ya que la música estaba muy alta.

—En realidad terminamos hace una semana—respondió este.

—No importa—dijo una voz en su otra oreja al mismo tiempo que un brazo pasaba para apoyarse en su hombro—. Esta es la primera en la que podemos sacarte de tu casa.

—Calum tiene razón—asintió Ashton—. Hoy hay que divertirse.

Su amigo alzó una mano con el puño cerrado, en señal de victoria, y al estúpido cerebro de Luke no se le ócurrió otra cosa que pensar: "eso hacía Christian".
Aparentemente también lo había dicho en voz alta porque ambos amigos lo miraron frunciendo el rostro con disgusto. Calum giró los ojos en sus órbitas.

-¡Olvidate de Christian!

Luke no sabía cómo explicar qué le estaba pasando. Una parte de él quería tomar alcohol hasta tener un coma etílico y la otra quería ir a su apartamento, hacerse bolita junto a la ventana y mirar en silencio hacia afuera hasta que los rayos del sol comenzaran a darle en la cara. Ni siquiera estaba tan triste, lo que más le dolía era el orgullo.

—Bueno.

Asintió con la cabeza y se dispuso a seguir a sus amigos hacia la barra. Ashton en seguida se puso a hablar con el que trabajaba atendiendo la barra y Calum comenzó a buscar plata en sus bolsillos. Luke, por su parte, se mantuvo quieto un poco alejado de ellos, mirando las copas que estaban colgadas dadas vueltas en la parte superior de la barra.

Estuvo mirandolas como diez minutos hasta que sintió que su brazo derecho se empapaba (el olor hizo que identificara al líquido como cerveza). Se giró para saber qué estaba pasando y se encontró con un pequeño grupo de chicos acodados en la barra y mirando directamente hacia él.

—Michael, eres un idiota—dijo uno con el pelo rubio.

—Callate, Roy—respondió el que estaba más cera de Luke. Tenía una botella de cerveza en la mano y Luke asumió que él se llamaba Michael y era quien le había ensusiado la ropa.

Muke SeriesWhere stories live. Discover now