4. Dolor.

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"-Izuku Midoriya.

-Woow, ¿Sabes leer?

-Claro que sí, mamá ya me enseñó. También dice que puede leerse como Deku.

-¿Deku?

- -afirma el niño con una sonrisa maliciosa-, significa inútil.

-¿Eh? ¡No soy inútil! -reprochó el niño arrugando su camiseta con sus manitos- ¿Tú cómo te llamas?

-Katsuki.

-¿Kasuki?

-No, Katsuki

-Kasu.. Katci..

-Ka-tsu-ki.

-Kat... suki.

Si!

-Kakusi.

-¡Noo!

El niño de ricitos verdes se la pasó intentando una y otra vez la pronunciación del nombre de su nuevo amigo. Inventando nuevas palabras que se parecían pero que de ningún modo el pequeño rubio quería aceptar.

Hasta que encontró una que les gustó a ambos.

-Kacchan, ¿Y si mejor te digo Kacchan?

-¿Kacchan? No, no quiero.

-Pero es que... yo no... -no quería darse por vencido, pero estaba muy cerca de hacerlo.

Agh! como quieras, Deku.

-¡Bien! Kacchan".

Un recuerdo, un parque, dos niños jugando sin preocupación alguna. Sonrisas y risas inocentes.

Y de repente...

Un fuerte dolor en el pecho.


:::


—¿Familiares del joven Midoriya? —de improviso apareció el mismo doctor de antes, arreglando su bata blanca.

Al mismo instante, la señora de cabellos verdes y mirada angustiada se puso de pie, para acercarse con premura al hombre que había hecho el llamado.

—Soy... Soy su madre —dijo moviendo los dedos con nerviosismo, gesto que no pasó desapercibido por el chico de ojos escarlata quien observaba con disimulo aquella conversación. Había visto ese mismo tic en Deku varias veces— ¿Cómo está mi niño?

—Por ahora está fuera de peligro, pueden pasar a verlo dos personas.

—Muchísimas gracias —la señora se limpió las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos esmeralda. No le importó el resto de los detalles, su hijo estaba bien y sentía un inmenso alivio con la noticia. Giró entonces su suave mirar hacia el joven que se había mantenido cerca hasta ese momento—. Katsuki, ¿no quieres acompáñame?

El nombrado abrió sus párpados con amplitud, sorprendido, vacilando en aceptar aquella petición que la dulce mirada de esa señora le regalaba. No había el modo de negarse, aunque estaba seguro de que Deku no lo recibiría de la mejor manera. La verdad es que ni siquiera imaginaba el tipo de reacción que tendría.

¿Era correcto hacerlo?

—Perdone, debo decirle antes que su hijo aún está cedado, así que por ahora duerme —soltó el médico, palabras que relajaron en sobre medida a Bakugou.

Sonreír por ti (EDITANDO)Where stories live. Discover now