6. Amenaza

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Dos semanas pasaron de lo más llevaderas para Izuku. Sus amigos venían a visitarlo día por medio, y Uraraka le copiaba todos los apuntes explicándole también lo que había aprendido, era una chica muy inteligente sin duda pero también contaba con la ayuda de Iida si es que algo no llegaba a entender. Incluso Todoroki se aparecía de vez en cuando llevándole galletas o algún dulce refinado que Izuku agradecía mucho pues le encantaban las golosinas.

Gracias a ellos se retrasó lo menos posible en las dos semanas de recuperación. Pensaba que todo sería más sencillo si su vida fuese así por siempre. Pero aquello era pedir demasiado.

Empezó con los ejercicios de fisioterapia a la tercera semana y para su sorpresa, en dos semanas más podrían darle el alta.

Y cuando llegó el día de volver a clases, decidió salir temprano de casa para ir con calma y no tener que agitarse como se lo había prohibido el doctor.

Sus pasos eran aletargados y al estar a pocos metros de la entrada, sintió como si algo se hiciera trizas en su estómago, revolviéndolo de angustia. Esa entrada reflejaba el final de cualquier pizca entusiasmo que pudo acumular en el desayuno, de su alegría, y provocaba que se arrepintiera de haber salido de casa.

Su andar se hacía más lento y apesadumbrado, en algún momento se le cruzó por la mente dar media vuelta y pensar en alguna excusa de regreso. No quería entrar, no quería.

—¡Izuku! —pero una delgada voz que él supo reconocer lo sacó de su inminente ataque de ansiedad.

—Hola, Uraraka —saludó con una leve sonrisa viendo a la chica castaña correr para alcanzarlo.

—Izuku, me alegra tanto que puedas volver. Eso significa que tu tratamiento fue un éxito ¿no?

—Si... Eso creo —Izuku dudó un poco pues si bien podía moverse solo, tenía que tenerse varios cuidados y ciertas limitaciones, y claro, aún tenía el brazo envuelto en yeso que le mostró a Uraraka con risas..

—Ya verás que todo pasará rápido —dijo sonriente y optimista como hasta ahora siempre había sido—. Vamos, es temprano y no hay mucha gente, podemos ir despacio.

—Bien.

Efectivamente, los pasillos estaban mas vacíos a como era de costumbre, ni siquiera había tocado el primer timbre de llamada. Habían llegado bastante temprano.

Pasó poco rato desde que ambos amigos habían llegado a su aula semivacía, en donde sólo estaban tres personas más y que luego fue llenándose de a poco.

Así fue cuando se aparecieron en la puerta Iida, y el chico que era nuevo en la escuela, Todoroki. Ambos entraron sin temor a que se tratara de un aula ajena, pues era temprano y no existía ningún tipo de control aún. Se acercaron al sitio de su amigo para poder hablar mejor.

—Midoriya, ¿Estás mejor? —preguntó el de lentes.

—A lo que estaba antes, ahora estoy perfecto —sonrió Izuku percatándose también de la presencia del nuevo acompañante—. Ah, hola Todoroki.

—Me alegra que estés de regreso —respondió con su típica mirada plana y seria.

—Extrañaré los dulces.

—Todavía puedo traértelos si quieres.

Se sonrieron mutuamente. No era muy común ver al mitad albino ser expresivo, pero Izuku empezaba a ser el que más sonrisas le sacaba últimamente.

La conversación fue interrumpida gracias a unas estrepitosas risas que fueron acercándose desde el pasillo, de poco después apareció el grupo de chicos que eran reconocidos por causar problemas en la escuela.

Sonreír por ti (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora