13. Sus mañanas.

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Al fin llegó el día. La mañana a las 6 am era fría y poco iluminada. Los rayos del sol todavía no alcanzaban a pisar todas las calles y un delicado manto de neblina aun cubría los edificios más altos de aquella ciudad. Los buses de partida iban a partir exactamente a las 7 am en punto para no retrasar más un largo viaje de seis horas.

—Izuku por favor —una señora de baja estatura, carita redonda y ojos verdes lagrimosos por la angustia se despedía de su hijo tomándolo de los hombros en la puerta de su casa—. Ten mucho cuidado, hijo.

—Si mamá, no te preocupes —asintió sonriente el joven de cabellos rizados para calmarla.

—¿Llevas todos tus medicamentos?

—Si.

—Cepillo de dientes...

—Si.

—¿Ropa abrigada? Es temporada de lluvias, podrías resfriarte.

—Mencionaron que es un lugar cálido, con la lluvia será talvés algo húmedo. De todos modos estoy llevando un cambio por si es necesario.

-Y... ¿protector solar? ¿Venditas por si te lastimas? ¿Gorras...? ¿Jabón, shampoo, desinfectante?

—Mamá, hice una lista completa de todo desde hace una semana. Empaqué todo ayer y lo volví a revisar cuando me levanté. Estoy completamente seguro de que no olvido nada.

—Izuku... sabes que por mí no vas a ese campamento, ¡Por un una semana! Esa escuela está loca.

—No es un campamento. Debemos hacer la labor social. Es nuestro turno este año. Y todos deben ir por obligación. En otras palabras, solo nos harán trabajar.

—Me llamarás todos los días, mínimamente dos veces al día, —el menor asintió con la cabeza sin quitar la sonrisa, divertido y a la vez enternecido, logrando así que su madre se enojara un poco— Midoriya Izuku, si no lo haces yo...

—Tranquila mamá —esta vez fue él quien la tomó por los hombros—. Te prometo que lo haré, voy a estar bien. Ya te dije que estarán varios profesores e incluso una doctora para cualquier emergencia.

-No me convences. ¿Y la comida? Mejor si no comes las lechugas, pueden no lavarlas bien y...

-Mamá, ya tengo dieciséis años, te vuelvo a repetir que voy a estar bien además, mis amigos también estarán a mi lado.

—Oh, ¿Hablas de la señorita Uraraka y el joven Iida?

-Si, también Todoroki, es un nuevo amigo, y Tsuyu... y Tokoyami, y Mineta.

-Mmm... no lo sé -la señora no conocía muy bien a los recién nombrados, por lo tanto no confiaba demasiado además, le sobresaltó haber oido a dos chicas-. Sabes... mejor si te mantienes más cerca de Katsuki.

-¿Eh...? -por poco y se le corta la respiración al escuchar tremenda imposible de los labios de su madre, casi olvidaba que ella aún piensa que él y Kacchan son amigos, "Ay mamá, si supieras...". Verla así le provocaba cierta lástima, no le diría que de él es quien precisamente trataría y rogaría mantenerse lo más alejado.

-Se hizo muy alto y fuerte en este tiempo ¿no?, a pesar de que tiene tu misma edad aunque creo que es algo mayor por meses, recuerdo que su padre también tenía esa coplextura, hace mucho que tampoco me comunico con su mamá, ¿Cómo estarán?. Debería invitar algún día a su familia a cenar, sería una muy bonita reunión, aunque creo que sus padres no están mucho en el país, de todos modos tú podrías invitarlo más seguido a casa, incluso a almorzar y...

—Mamá, es hora. Debo irme.

—¡Oh! cierto, casi lo olvido —la señora corrió de nuevo al interior de la casa dejando a un Izuku algo confundido y desanimado por su palabras anteriores. Al poco rato regresó con una lonchera verde en mano—. Ese lugar está muy lejos. Va a darte hambre hasta el almuerzo así que te preparé éstos sándwiches.

Sonreír por ti (EDITANDO)Where stories live. Discover now