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Ya eran las doce de la noche. Medianoche. Cuando Rubén y yo habíamos quedado de vernos. Estaba nerviosa, a decir verdad. Había pasado un mes y no se como estarían las cosas en el mundo de Rubén. La verdad es que tampoco sabía mucho de su “vida normal”. No sabía donde vivía, no sabía si trabaja en algún sitio. No sabía nada.

Samuel casi había terminado la cena, al final se empeñó el solo de hacerla. Estuve todo el rato en silencio. Pensando todo el tiempo en Rubén y que era lo que iba a pasar.

Tenía miedo de que hubiera sido él.

Pero estaba completamente segura de que él nunca, jamás me habría echo algo así.

—¿Ocurre algo? Estas todo el rato mirando el reloj. —Samuel se chupó un dedo con salsa que acababa de terminar. Yo negué con la cabeza. Me miró con el ceño fruncido y se encogió de hombros.

Era hora de ir donde había quedado con Rubén. Tenía que encontrar una buena excusa para que Samuel no de enterara. En todo este mes me había dado cuenta sobre algo: Samuel odia mucho a Rubén.

—Bueno, no me encuentro muy bien la verdad. —me llevé una mano a la frente. —Incluso creo que tengo fiebre.

—Déjame ver. —Samuel vino hacia mi con la intención de tocarme la frente para comprobar si estaba muy caliente o no, como hacía mamá cuando era chica. Me aparté de él.

—No, no quiero que te pongas tu también.

—Sam, no me va a pasar nada. — se rió y negó con la cabeza. Volvió a acercarse a mi y cogí y me escabullí de él lo más rápido posible.

—Voy a dormir. Estoy cansada. —fingí un bostezo.

—¿Pero no tenías fiebre?

—Si... —fingí ahora que me encontraba mal. Samuel levantó una cejas y colocó sus dos manos en la cintura, como una jarra.

—Ya se lo que esta pasando aquí. —abrí los ojos como platos. Si Samuel de había enterado de que me estaba esperando Rubén, estaba perdida. —Quieres prepararte para muestra primera vez. —mi cara en este momento era un completo poema. No sabía si reír o llorar. Samuel me acercó a él cogiéndome de la cintura. —He entendido todas las indirectas de hoy. Yo estoy preparado. Todo va a salir perfecto bebé. —yo asentí con la cabeza mientras intentaba escabullirme de él. Samuel me besó en los labios y luego en la frente. Se acercó hasta mi oído y me susurró: —Se que te va a encantar. No te preocupes por nada, yo haré que todo sea perfecto.

Me alejé de él como pude y cuando llegué a mi habitación me reí. Haber, quería a Samuel pero no era el indicado con el que perder mi virginidad. Él no.

Cerré la puerta con pestillo, me cambié de ropa ya que estaba con el pijama y miré por la ventana, no era muy alta la altura así que salté, sin pensármelo dos veces. Llegaba tarde y la verdad no sabía si Rubén iba a seguir allí.

Cuando fui detrás de mi casa, allí no había nadie. Me senté en el porche unos minutos hasta que escuché el motor de una moto. Sabía que había aparcado delante de mi casa, y también sabía que ese era Rubén. Ahora si que estaba nerviosa. Mi corazón empezó a latir fuertemente, parecía que en cualquier momento se me iba a salir del pecho, sentía un nudo en el estómago que me impedía respirar bien. Nunca me había sentido tan nerviosa como ahora. Escuché unos pasos venir hacia mi. Primero pensé que si era Samuel no sabría lo que haría. Me levante del porche y me lo encontré cara a cara a Rubén.

Estaba más cambiado. Tenía el pelo mas largo y por lo que estaba viendo en su brazo tenía un tatuaje. También era algo nuevo lo de la moto y el casco que llevaba en su mano. Llevaba una chaqueta de cuero.

—¿Tienes una moto? —él asintió. —¿También tienes un tatuaje? —él volvió a sentir. De repente tenía ganas de llorar. —Y también me dejaste sola.

—¿De qué coño hablas? —soltó el casco en el suelo y corrió hacia mi. Me agarró del brazo fuertemente. Pero no me dolía. Me dolía mas el echo de que me había dejado sola. —Estabas muerta, Samantha, jodidamente muerta.

—¿De qué hablas tu ahora? — una lágrima descendió por todo mi rostro. —¿Sabes como mierda me sentí cuando desperté de la operación y no verte? ¿Que la única preocupación que tenía en ese momento era saber como estabas tu? —no me había dado cuenta, pero estaba gritándole. —La única noticia que tuve de ti fue que eras sospechoso de haberme disparado. —me seque las lágrimas. Rubén no hacia nada. Solo me miraba a los ojos, sorprendido. —Te hice una promesa de que nunca te iba a volver a dejar.

—Yo no puedo estar contigo. —agarró su casco y dio media vuelta. Corrí hasta él y le agarré del brazo para que me volviera a ver.

—No, no digas eso.

—Es la verdad Samantha. Desde que llegué a tu vida nada mas que te he traído problemas. ¡Te dispararon por mi culpa! Sabían que eras mi debilidad y te hicieron daño para hacérmelo a mi. No puedo arriesgarme a que te pasara otra cosa por mi culpa. Dices que haberlo pasado mal cuando estaba sola, pero, ¿sabes como me sentí cuando creía que habías muerto? Mi vida se vino abajo. Pasaba todos los días por tu puta casa porque era incapaz de olvidarte. —suspiró. —¿Sabes que es lo que mas me duele? Que cuando yo estaba pasando un infierno en mi vida por ti, tu siempre habías estado aquí y con el.

Ahora parecía como si me hubieran disparado diez veces más.

—Él fue el único que me ayudó cuando estaba sola. Me demostró que me quería.

—¿Contándote mentiras?

—¿Qué?

—¿Te dijo que me pegó en el hospital cuando tu estabas en la operación? Oh si, también te contó que yo había sido quien te había disparado, ¿no? —Rubén rió irónico. —Si crees que eso es amor me iré para siempre.

No sabía que hacer, que decir ni como reaccionar. Siempre había pensado que lo de Rubén disparandome era mentira. Samuel nunca había mencionado nada de que se había encontrado con Rubén en el hospital.

Al ver que no contestaba, Rubén se giró y camino hasta su moto. Reaccioné y corrí hasta su moto.

—Llévame contigo.

Perdón, perdon, perdón. En el anterior capítulo dije que iba a subir y al final no subí nada, tenís algunos problemas y no tenía mucho ánimo de escribir nada. Pero bueno, ya lo he arreglado todo y esta bien. En el próximo capítulo va a ver salseooooo

Posesivo » elrubius | COMPLETA | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora