Capítulo 5

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Clark estaba irremediable y perdidamente enamorado de Bruce Wayne.

Rememorando podía darse cuenta que cierta atracción siempre había estado presente entre ellos. Cuando apenas comenzaba a mostrarse con su identidad secreta de Superman, ya sabía de Batman, el caballero de la noche. Por las múltiples noticias que llegaban hasta Metrópolis y más concretamente a su trabajo en el diario "El Planeta"

Se encontraron por primera vez siguiendo una investigación que había pasado de Metrópolis a Ciudad Gótica, la red de tráfico de armas se había expandido y en su intento por detenerlos había volado a las sombrías calles sólo para ser expulsado por el murciélago.

"Esta ciudad es demasiado pequeña para dos superhéroes"

El murciélago de Ciudad Gótica prácticamente lo había echado en una pelea en la que Superman había vencido y el orgullo del murciélago desencadenó la visita de Batman a Metrópolis. Siempre estaba más preparado y colocó un rastreador en Superman que lo llevó hasta el apartamento de Clark Kent y el descubrimiento de su verdadera identidad. Al darse cuenta furioso Superman usó sus poderes para ver bajo la máscara y descubrir el rostro que guardaba, Bruce Wayne.

El conocimiento de la verdadera identidad de Batman, le abrumó, ¿Por qué un Alfa como Bruce Wayne, rodeado de preciosas Omega se volvería Batman?, la duda sacó lo mejor de sus habilidades de reportero para cubrir aquella primicia, le investigó, su trágico pasado con la muerte de sus padres, su exitosa vida como empresario, los escándalos en los que se veía involucrado con su excéntrica personalidad.

Nada de eso parecía encajar con Batman, sus gruñidos, su fuerte aroma Alfa, su seca personalidad. El tema lo había obsesionado y por ello buscó encontrarse de nueva cuenta con él.

Pero Batman tan astuto como siempre, lo había investigado por sus propios medios, y más que eso había encontrado su debilidad. La Kriptonita. Había aprovechado eso para en su siguiente encuentro derrotarlo y humillarlo.

"No olvidarás que fui yo quien te derrotó" - le gruñó con su voz profunda y rasposa

Y no lo olvidó.

Sus encuentros no se detuvieron, fue a sus ruedas de prensa y los bailes de caridad que organizaba Fundación Wayne, ambos sabían quién era el otro y por momentos jugaban a no conocerse, a ser el gato y ratón pero nunca estaba claro quién era quién. Incluso cuando creía que lo tenía, que había descubierto el misterio que era Bruce Wayne, lo asombraba con su ingenio, con su destreza y su bondad.

Superman no podía entender cómo un humano sin poderes podía arriesgarse tanto, intentó ofrecerle su ayuda y sólo lo ofendió.

"Ya tengo un ayudante" -le dijo refiriéndose al niño que en aquel entonces le acompañaba. Robin. Un pequeño niño Beta de bajo nivel, adoptado por Bruce, tras la muerte de sus padres.

Batman odiaba sentirse débil y vulnerable y Superman no volvió a tocar el tema, porque comprendía que el evento pasado en Callejón del Crimen había marcado al hombre para siempre, una herida que nunca sanaría más que llevando por sus propias manos justicia, hasta que ningún niño volviera a tener un mal día.

Para ambos, las cosas como héroes solitarios no pudieron continuar indefinidamente, los villanos se aliaban y las circunstancias lograron que ellos también, pelearan codo a codo descubriendo que eran un buen equipo, Clark podía ser flexible y Bruce lo suficientemente razonable para admitir que necesitaba ayuda, por ese entonces Richard Grayson comenzaba a crecer para formar los Jóvenes Titanes y Batman reclutaba un nuevo Robin, Jason Todd, un pequeño Alfa de alto nivel, quien había intentado robar las llantas del Batimóbil.

Con su nueva alianza, comenzaron a mostrarse más villanos y más héroes, la idea de unirse apenas se vislumbraba en las mentes de todos. Héroes como Mujer Maravilla y Flash, estaban dispuestos a iniciar un nuevo equipo, pero no podían hacerlo solos, y aunque Superman deseaba estar con ellos, le era imposible unirse sin convencer a Batman de hacerlo también. El Caballero de la Noche, se había negado a ello, no necesitaba ayuda de nadie, ese pensamiento no cambió hasta la fatídica muerte del segundo Robin.

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