Capítulo 9

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-Él no puede seguir así Alfred- Dick caminaba en círculos por la amplia sala, las cortinas estaban corridas y el fuego encendido, el clima lluvioso en Ciudad Gótica era bastante pesado y las gotas golpeaban las ventanas sin detenerse.

Eran unos días horribles y no sólo por el ambiente depresivo que las lluvias acarreaban, era por el peso que cargaba la familia Wayne.

-El amo Bruce no se encuentra bien ahora joven Richard -Alfred suspiró sentándose junto al fuego calentando un poco sus viejos huesos

-Es como repetir la pérdida de Jason...- susurró trémulo, nadie nunca hablaba de Jason en la Mansión Wayne, era tema tabú, Dick pareció ensombrecerse solo por decir su nombre.

Tim miró a los dos miembros de su manada que restaban, porque ya no podían confiar en Bruce, no en su estado actual al menos. Cuando recién llegara a la manada había escuchado rumores sobre Jason, meros relatos contados en partes sobre lo que su pérdida había causado en Bruce, pero nunca había vivido la experiencia completa.

Bruce estaba destrozado, su espíritu había sido roto por tercera ocasión.

Apretó los finos labios y miró a los Betas perder el control, ellos eran quienes de forma natural e instintiva debían tener una solución, una manera de acercarse a Bruce y lograr calmarlo, pero lo cierto es que nadie sabía qué hacer, Bruce no escuchaba razones.

Alfred suspiró derrotado, en otros tiempos habría llamado al señor Kent, él siempre estaba del otro lado de la puerta, susurrando palabras de aliento para el Amo Bruce, procurándolo, comiendo juntos en medio de alguna conversación que, aunque el sombrío dueño de la casa no siguiera, Clark Kent no se rendiría por más negativas que tuviera.

Pero el sol se había ido y sólo quedaba la lluvia.

-Debo salir a patrullar, la violencia se está alzando por todas partes, no sólo en Metrópolis ahora que no tiene un vigilante- les dijo abatido Dick con los hombros caídos, derrotado.

Ahora los héroes en la Atalaya hacían rondas por Metrópolis para contener el crimen que aumentaba y era cada vez más violento sin Superman.

Lex Luthor, quien había creado un monumento con el símbolo de Superman en honor a su muerte, comenzaba su campaña política posicionándose como el mejor candidato para las próximas elecciones en Metrópolis, lo cual era un riesgo, pero la Liga de la Justicia se había pronunciado, ellos no tomaban partido político si Luthor cumplía con su campaña honestamente no podían oponerse.

-Parece que la muerte de Superman ha alentado a los villanos y a los criminales menores, no tienen miedo, creen que porque ha muerto un héroe pueden matar a los demás- Dick rechinó los dientes con desesperación aumentando sus rondas frenéticas en círculos.

Superman no era sólo el héroe de Metrópolis, miembro de la Liga de la Justicia, parte de la Trinidad, era la apología de un Dios entre los hombres, un símbolo a seguir.

Hace años con la muerte de Jason y la depresión de Bruce, Superman había hablado con él, se había acercado con una sonrisa amable posando su mano sobre su hombro, recordaba como el calor que manaba se había extendido por él como un bálsamo para su alma torturada. Era entonces un adolescente y estaba tan enojado con Bruce por la muerte de Jason, lo culpaba. Se habían dicho cosas hirientes mutuamente y desolado como estaba no encontraba su lugar al lado de Bruce ni de los Jóvenes Titanes. Jason habían sido su hermano, compañero, amigo y más que nada un miembro de su manada, de su familia.

Superman no había dicho disculpas vacías como todos, él le había contado la leyenda de Nightwing y Flamebird, héroes Kriptonianos, le dijo que había encontrado la información en la Fortaleza de la Soledad. Jor-El, manifestado gracias al poder de las supercomputadoras kriptonianas se la había relatado.

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