Prólogo 1

963 33 0
                                    

Brad

El despertador me suena a las nueve.
—¿Por qué coño tengo el despertador puesto en verano?
Murmuro estirando el brazo hacia la mesita de noche. Consigo hacerlo parar tirándolo al suelo, pero no me importa y doy media vuelta. Estoy volviendo a conciliar el sueño cuando de repente empieza a sonar el móvil. ¿Quién mierda me está llamando?
—¿Diga?—Contesto sin mirar quién es.
—Mmm... hola Brad, te llamaba para confirmar mi visita dentro de 15 minutos... ¿todavia dormías?
—Eh... Bea, es verdad, ¡cási no me acordaba que habíamos quedado! ¿Cuanto tardas?
—Estoy a 10 minutos, pero si quieres vengo más tarde.
—¡No, no! No te preocupes, ven que ya estoy listo.
Colgamos los dos a la vez.
Decido quedarme todavía dos minutos más en la cama, luego me levanto y busco entre mis camisetas del suelo. Tendré que darle buena impresión... así que decido coger unos tejanos y una camiseta blanca y me voy a la ducha.
Dos minutos después sólo me falta limpiarme los dientes. Todavía quedan tiempo antes de que llegue, así que decido recoger un poco mi habitación y airear la casa, ya que hace un poco de olor a tabaco. Justo he abierto todas las ventanas que llaman a la puerta.
Antes de abrir me miro al espejo de la entrada e intento peinar un poco mi alocado cabello, pero no hay forma.
Abro la puerta, y allí está.
—¡Hola!— Digo dedicándole una sonrisa de lado. Ella se me queda mirando, luego frunce las cejas.
—Creo que me he equivocado...
—¿No eres Bea?—Le pregunto extrañado.
—¿Éres Brad?
Me pregunta abriendo un poco más los ojos. Cosa que me hace dejar ir una carcajada.
—Encantado de conocerte.— Le digo tendiéndole una mano y volviendo a mi sonrisa de lado. La chica es alta, aunque a mi sólo me llega a los hombros, lleva un vestido blanco con flores rosas, cosa que me deja ver sus piernas. Alto amiguito, puede que sea tu futura compañera de piso. Y una de las normas debe ser no acostarse con ella. Aunque lo voy a tener un poco difícil si se sonroja de esta manera muy seguido.
Sus ojos azul marino me observan atentamente al fin reacciono, aunque sólo hayan sido unos segundos, y la dejo entrar.
—Pasa, te voy a enseñar todo esto.
Aunque nos acabamos de conocer ya puedo ver cómo es más lista que las chicas que normalmente vienen conmigo.

Ridículas coincidencias (terminado)Where stories live. Discover now