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Bea

Me levanto sudada, he tenido una pesadilla, una de tantas, siempre la misma: aparezco llorando, en un charco de sangre y se oye un pitido fuerte.

Suspiro fuerte.

Cojo el móvil, la habitación esta oscura, 12,43.

-¿Qué?- susurro, miro a la ventana, las persianas están bajadas- mierda.-salgo de la cama de un salto y subo la persiana, el sol entra y fuerzo una sonrisa.

Me miro los moratones del cuerpo que van cogiendo un color amarillento y el labio que casi ya está deshinchando igual que el ojo. Mi aspecto va mejorando y mi humor mas de lo mismo.
Salgo de la habitación y sin decir ni mirar nada me dirijo a la ducha. El agua caliente recorre mi cuerpo y de fondo suena la radio un poco mas fuerte de lo normal.

-Bea, me voy un segundo que se nos ha terminado la leche.- Se oye des de detrás de la puerta.

-Mierda.- Susurro. No me gusta quedarme sola y menos desde lo de Dani, las pesadillas y los moratones. Aun así trago saliva y digo mas fuerte- Vale, hasta ahora.

Me acabo de duchar rápido, apago el agua y la radio. Salgo del baño con la toalla que envuelve mi cuerpo y el pelo mojado que va dejando gotas por el parqué y marca el camino, del baño a mi cuarto, junto con las huellas de mis pies descalzos.

Dejo caer la toalla a mis pies quedando desnuda frente al armario debatiendo si ponerme algo de ropa o ponerme el pijama como llevo haciendo todo el fin de semana. El silencio invade la casa y lo único que lo rompe son los ruidos que hacen los pajaros de la ventana.

Los vaqueros me aprietan las piernas y la sudadera con agujeros deja pasar un poco de aire frió que me pone los pelos de punta. Descalza, como siempre, me dirijo a la cocina a preparar la comida. Paso unos cuarenta minutos preparando la comida, pollo con salsa de champiñones, mientras escucho musica que me hace poner un poco mas feliz, harta ya de este sentimiento de culpa, de ser una muñequita de porcelana delicada y rota. Bailo con fuerza, canto y termino riendo sola.

Paro la mesa lo mejor que se, con los mejores cubiertos y velas en el medio de la mesa. Destapo el mejor vino que tenemos y coloco dos copas. La comida esta caliente y la mesa parada y mientras yo en el baño maquillandome por primera vez desde la paliza. La puerta se abre.

-¿Qué?- se oye flojo.

Dejo lo que estoy haciendo y voy corriendo a la entrada, veo a Brad a quien se le ilumina la vista al ver que ya no llevo pijama y que sonrío mas que nunca. Como si el tiempo pasase despacio, Brad deja la bolsa de plástico en la encimera y yo salto encima de él mientras su sonrisa es cada vez mas grande. Me sujeta por las piernas y yo le cojo la cara con las dos manos frías y un poco mojadas y le doy un beso como si hiciese meses que no nos veíamos.

-Te quiero- susurro por primera vez

Bajo de encima de él y le abrazo:

-¿Por qué siento que te echo tanto de menos de repente si hace una hora que te has ido?

-No lo se- me da un beso en la cabeza- Por cierto, yo también te quiero... ¿Qué es todo esto?

-Me ha dado por hacer algo bonito por los dos.

-Voy a tener que salir a por leche mas amenudo.- dice y ríe.

Comemos tranquilamente mientras hablamos y cuando estamos a punto de terminar pienso en la ultima vez que yo y Brad dormimos juntos, parece que ha pasado una eternidad, quizás lo hecho de menos porque llevo mucho tiempo mal y sin ganas de querer a nadie, que es como si de verdad hayamos estado separados mucho tiempo.

Me quedo en silencio mirándole.

-Puede que haya hecho poca comida.

-He comprado helado nos lo podemos tomar de postre.

-Tengo una idea mejor, me levanto de la silla y cogiéndole de la mano, me dirijo a su habitación, me quito el jersey y me tumbo en su cama con sujetador y los vaqueros.


Ridículas coincidencias (terminado)Where stories live. Discover now