Mi querida Vero

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Brad

Lo oigo.

Oigo cuando da golpecitos contra la pared.
Oigo cuando habla con Eli, apens unos susurros.
Y oigo cuando se va de casa.

Una vez solo me levanto y cojo la guitarra eléctrica, me siento sobre mi cama y toco.
Toco hasta que me llama la policia diciendome que los vecinos se han quejado. Entonces me estiro en la cama y me quedo dormido preguntandome cómo estará Vero.

Me despirto cuando el sol todavía no ha salido. Hoy es viernes, y no tengo que ir a la Universidad hasta las 9, aún y así, hoy no tengo ganas de ir. Pero tampoco quiero quedarme más en la cama, ni tan siquiera en la casa.
Asi que todavía con la luz apagada me levanto, cojo unos pntalones cortos, una camiseta y mis auriculares. Salgo a fuera y empiezo a correr. Corro hasta que me falta la respiracion y no puedo seguir.
Cuando llego a este limite está empezando a salir el sol, me siento en una banca y observo mi alrededor.

Las personas más matutinas salen de sus casas con maletas de trabajo, cajas de herramientas, o unos simples auriculares para correr.

Me quedo un rato más así, con el viento frío helandome la piel.

Finalmente me dispongo a volver, esta vez lo hago algo más suave, y cuando llego a casa respiro con normalidad.

Bea se está duchando, oigo como medio canta.
Una vez a mi habitación me dejo caer en la cama. Ahora el sol entra por las ventanas. Es entonces cuando veo un papel sobre el escritorio. Me levanto y descubro que es de Bea.

Justo cuando acabo de leerla oigo a Bea salir del baño. Me quedo quieto, sin hacer ruido. Noto cómo Bea se mueve por su habitación, después sale, y se para delante de la mia. Yo, por mi parte, aguanto la respiracion y no la vuelvo a soltar hasta que oigo que sus pasos continuan hasta la cocina. Se mueve unos minutos más por allá, y, finalmente, oigo sus tacones salir por la puerta.
Respiro aliviado, aunque todavía tardo unos minutos antes de salir de la habitacion, por si decide volver.

Cuando por fin salgo, voy hacia el baño y me doy una larga y fría ducha.
Cuando salgo tengo algo claro.

Voy a visitar a Vero.

Con Bea ya hablare después, no quiero que se sienta culpable, pero tal y cómo estan ahora las cosas no puedo contarle nada.

Hasta este momento, ha llegado la hora de enfrentarme a María.
Hora de recuperar a Vero.
Mi querida Vero.

Ridículas coincidencias (terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora