1 - Vuelves

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Rocío era un puto huracán encima del escenario. Yo tenía el verdadero placer de verla en el taburete de al lado junto a Sonia. No podía dejar de mirarla con una sonrisa que no me cabía en los labios. Recuerdo que el Palacio de Congresos estaba hasta arriba y que ella se puso muy nerviosa al ver el cartel de "No hay entradas" que lucia la taquilla. Ella no paraba de corretear por el escenario, iba de punta a punta cantando, animando a la gente, poniendo esas caras que pone cada vez que saca la voz y, a mi simplemente me encantaba, por no hablar de sus bailes... Y ante esto yo no puedo disimular lo orgullosa y enamorada que estoy de esta mujer.

Justo cuando acabó el concierto, fuimos al hotel, yo corrí por todos los pasillos para colarme en su habitación sin que nadie me viera. Estaba ansiosa por verla, besarla y hacerle de todo ahí mismo. ¡Como había estado mi rubia! Recuerdo que ese día nos pusieron en habitaciones separadas, era algo que odiábamos las 3, pero a veces, como en este caso, lo agradecía.

No tardó en aparecer por la puerta y abalanzarse sobre mí. Yo la besé por toda la cara y ella no paraba de reír. Quien nos viera... Parecíamos dos niñas.

-Para, para.- Me decía mientras intentaba separarse de mi.-No puedo respirar.

-¡Vaya espectáculo gorda!-En ese momento pasó por delante de mí. Con cariño, le di un palo en el culo. Sé que no le gusta nada, así que con una sonrisa esperé a ver su reacción.

-¡Alba! ¡Que llevo cuero y pica joder!

Me acerqué a ella lentamente para dejar un beso en su frente

-No termino de acostumbrarme a ti.-Dije tras el beso. Ella hizo un gesto de los suyos, reafirmando lo dicho. Cada día me sorprendía más y eso era una verdad como un templo. Yo lo único que podía hacer era rendirme ante ella.

Recuerdo que en ese momento Rocío se apoyó en la mesa para quitarse el maquillaje. Yo, como siempre, fui esclava de mis impulsos y me coloqué detrás de ella. Comencé a acariciar suavemente su espalda, desde la nuca hasta el filo de su pantalón.

-Cariño así no puedo...- Me decía susurrando.

-Es que no puedo estar más tiempo sin besarte.-Sonrió y siguió a lo suyo. De nuevo volví a su espalda. Vi por el espejo como cerraba los ojos y paraba de quitarse el maquillaje. Empecé a besarle el cuello, metí mis manos por debajo de su camiseta y sin quererlo, ella empezó a moverse. Si, le estaba haciendo cosquillas, es muy sensible respecto a eso, cuando digo muy sensible me refiero a eso, no puedes tocar ni un centímetro de su cuerpo sin que se ría. Os doy permiso para pensar mal...

-Alba, no, que me haces cosquillas.- Entre que hablaba rápido, y entre que su risa se mezclaba con sus palabras, no me enteré ni de la mitad de las cosas que me decía. Solo le entendí el "Alba, no"

-Alba si.-Con un sutil movimiento la giré para verle la cara.

Y ¡Oh dios mío! Sin maquillaje es más preciosa si cabe.

-¿Qué pasa?-Dijo ante mi embobamiento.

-Cada día estas más guapa...-Musité a un centímetro de su boca. Y no hay mejor mezcla que te dedique una de sus mejores sonrisas.

-¿Vienes conmigo a casa?

Resoplé. Lo hice porque ella sabía la respuesta.

-Sabes que no puedo...-Acaricié su moflete con delicadeza, pero de nada sirvió.

-Como poder si puedes... Lo que pasa es que te vas con ella.-Se separó de mi lado con los brazos cruzados. Cuando dice "ella" se refiere a Laura, una amiga. Recuerdo que vino a pasar unos días a Madrid. Al día siguiente se iba y yo deseaba verla. Los días que estuvo allí se me hicieron imposibles.

Vuelves |Albocío|Where stories live. Discover now