8-Espérame

33 3 6
                                    

Hace unas semanas que nos fuimos de esa casa. Mi tortura seguía día sí y día también. Me moría de ganas por estar al 100x100 con Rocío, pero no encontraba el momento ni el lugar para irme tras ella y dejar a Laura sin que sufra, y sin que me odie, aunque creo que esto último será imposible.

La clandestinidad y la mentira iban mucho de nuestra mano. Y desde hace tiempo no paramos de vernos. A Rocío se le nota la rabia en la cara cada vez que nos ve juntas, y hoy era uno de esos días. Una cena íntima en casa de Sonia, según ella, había que celebrar su embarazo.

-Alba, ¿voy bien así?- Laura sale al comedor y tras dar un giro sobre sí misma, con una sonrisa amplia, yo asiento. Iba simple, su pequeño cuerpo se adornaba con unos pantalones vaqueros, unos tacones negros y una camiseta y chaqueta del mismo color. Laura es preciosa con todas sus letras.

-Vas guapísima.- Me levanto del sillón y, caminando hacia el cuarto, le doy un beso en la mejilla.

Me tocaba a mí. Yo ya sabía más o menos lo que me quería poner. Hoy, a pesar de ser una cena íntima, no quería ir de punta en blanco. Saco del armario mis pantalones de cuero y mi camiseta negra de tirantes, enseguida saco mis botas y un chaleco. Sin más, una vez listas, me despido tropecientas mil veces de Manué y salimos hacía la casa de Sonia.

De camino me mentalizo de todo lo que va a pasar hoy. No es una simple cena de poca duración entre 5 amigos, no. Es una batalla campal de miradas, palabras e indirectas.

Llega el momento, cuando menos me lo espero, me veo en el sofá de Sonia junto a mi pareja, hablando de vida y futuro. Desde que Sonia está embarazada todas nuestras conversaciones se sitúan en ese espacio tiempo.

Llega el momento, el timbre suena, hago recuento en el salón, si, efectivamente, solo queda Rocío por llegar. Mi pulso se acelera, se me tensa la nuca, cruzo las piernas, las vuelvo a descruzar, echo mis hombros para atrás, ¡QUE ALGUIEN ME PARE! Parece que estoy calentando para entrar en un partido de fútbol.

Decido por algo menos cantoso, que estoy nerviosa eso lo sabe hasta él bebe de Sonia, y eso que todavía no ha nacido. Comienzo a respirar hondo, cuando menos me lo espero, me veo a Rocío delante de mí esperando para saludarme.

Torpemente, me levanto.

-Hola Alba.- Me da dos besos la mujer que hace un día me estaba comiendo toda la boca. Irónico, ¿Verdad?

-Hola.- ¿Hola? ¿Ya? Nadie diría que me dedico a componer... Vaya don de palabra Alba Reig. ¡Si señor! Tuerzo una sonrisa y mi cuerpo se tensa. De una manera ágil, discreta, sutil, salgo al balcón, no sin antes tropezarme con todo lo que hay a mi paso.

Coloco mis manos en la barandilla y dejo todo mi peso en ella. Cierro los ojos y todos mis sentidos se ponen en alerta. Confieso que no he nacido para esto. Yo, que siempre presumo de mi independencia y mi auto control... Me veo y no me reconozco.

Vuelvo al salón, tranquila y con una sonrisa nueva, me mezclo entre los demás.

La noche se hace amena. Rocío desde el minuto 0 nota mi nerviosismo y no duda en echarme un cable desde la otra punta de la mesa, cambiando todo tema de conversación que sabe que son incómodos para mí.

La cena termina y con ella da paso al postre, café, y marujeo. Yo, con mi buena fe, comienzo a recoger la mesa. Rocío se levanta conmigo con un par de platos y se cuela en la cocina.

-Alba, no sé si mi corazón va a aguantar tantos nervios...- Coloca su mano en el pecho y cambiando su gesto, respira hondo.-No sabes lo que ha sido verte a su lado...

-Cariño.- Bajo la voz y cogiendo sus manos, sigo.-Espérame... Dame tiempo... por favor...

-Te he dado mucho tiempo del que...

Corto bruscamente. Junto su frente con la mía.

-"Te he visto tres veces antes de que tú me vieras a mí".

-No, no, Alba, no...

-La primera vez que te vi tú ni te diste cuenta. De hecho te esperé, me quedé más de lo debido para que me vieras. Me inquietaste y fuiste una sorpresa para mí. Aunque luego se nos fue de las manos.- Sonreímos ambas a un milímetro de nuestras bocas al recordar nuestro primer contacto.-Solo te pido tiempo.

-Entiende que no pueda más con esta situación.

Rocío se libera de mis manos y con una mirada de pena camina hacia la puerta.

-¡Espera!- La cojo por el codo y la freno.-¿Qué haces mañana por la noche?- Con desconcierto, Rocío me mira y encoje sus hombros.-Supongo que tendrás hueco en tu casa después de que Laura me eche de la suya, ¿no?- Rocío, que aún sigue a un palmo de mi, no se mueve, ni pestañea, solo quiere que siga hablando.-Mañana haz cena para dos, yo me ocupo del resto, ¿vale?

-¿Y qué...?- Dice con la voz desganada.

Abrazo su cintura y, apoyando mi barbilla en su frente, tiro todo el aire que guardo en mis pulmones y mientras cierro los ojos, entono:

-"¿Y qué? Si el amarte me cuesta la vida."

Aún abrazada a ella, noto como me apretuja más hacia su cuerpo y lanzando un suspiro al aire me dice:

-Te estoy haciendo la vida difícil ¿verdad?...

Yo no digo nada, solo asiento, porque sí, es verdad, me hace muy difícil las cosas. Y no solo es ella... Soy yo y esta situación...

-Aún no sé por qué sigues aquí, Alba.

-No me lo preguntes, yo tampoco lo sé.

Separándose de mí, se rasca los ojos y, con una ilusión nueva en ellos, se deja caer en el silla.

-¿No te cansas de todo lo que te hago pasar?

-No me cansaría de ti nunca.- Sonrío.

Me gusta cuando me habla de vida, e ilusionada me mira buscando una respuesta.

-Ah ¿no?-Una Rocío sonriente tira de mi camiseta hacia ella, me besa, ríe, me abraza. Sí, todo a la vez-¿Hacemos una prueba?

-Creo que esa prueba la podré soportar.

-Creo que esa prueba la podré soportar

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Vuelves |Albocío|Where stories live. Discover now