Capítulo 4

5.3K 280 4
                                    

Aún sigo pensando en la muerte de la pequeña Mil, pero sobretodo la reacción de sus padres. No deberían darme las gracias. Si de verdad estuviera cualificada no hubiera muerto su hija...

Me encontraba en el salón de mi casa cuando de repente oigo que suena mi móvil. Me acerco a él y veo que me llama mi madre:

-Hola cariño. ¿Como estás?

-Bien...

-¿De verdad? No te veo muy convencida.

-Ha sido un día bastante duro.

-Me lo ha contado Brittany.

-¿Has hablado con ella?

-Me acerqué esta tarde al hospital y me dijo que estabas en una operación. Por tu actitud no ha salido muy bien, ¿cierto?

-Qué bien me conoces...

-No te debes hundir por esto cariño.

-¿Cómo no voy ha hacerlo? Yo estaba al mando mama.

-Kate, uno no se convierte en médico el día en el cual se gradúa, sino en el momento que deciden dedicar sus vidas para salvar muchas más. Confía en ti misma y verás de lo que eres capaz.

Después de escucharla una lágrima vaga por mi mejilla. Asiento aún sabiendo que ella no me ve. No pienso defraudar a mi madre. Ella confía en mí. Es como cuando aprendí a ir en bicicleta, nunca me había caído hasta que un día lo hice y sí me dolió mucho la herida pero me levanté y volví a casa. Eso es lo que haré a partir de ahora, levantarme siempre tras una caída.

-Muchas Gracias mama.

-Te quiero hija.

-Yo también.

Al colgar, me fui directa a mi habitación y entre en los brazos de Morfeo. Mañana será un nuevo día.

Al día siguiente llego a mi despacho. No he pegado ojo en toda la noche. Siempre me aparece la carita dulce de Mil. Mi madre me animó muchísimo pero aún así hay cosas que cuestan superarlas.

Decido dar una vuelta por mi planta, visitando a los pacientes. Todos se han puesto de acuerdo para celebrar un funeral en el hospital, en honor a Mil. Todos sus amigos lo van a organizar todo y por supuesto a mí, junto a los demás enfermeros y doctores, nos han invitado a la fiesta. La verdad es que son un encanto.

De repente me encuentro delante de la habitación de Mil. Veo como Dena está quitando las sábanas y poniendo unas nuevas, también recoge las pertenencias de Mil para dárselas después a los familiares.

-Hola Kit-Kat...¿Cómo estás?

Me giro y me encuentro con Brittany.

-Estoy mejor.

-¿De verdad? -Dice mucho más animada y enseguida me abraza. -No soporto ver a la gente triste.

Sonrío. Ella siempre tan inocente y dulce...No sé que haría sin ella.

-Venga Britt te invito a un café.

-¡Siiiiii!

Me coge del brazo y juntas nos dirigimos a la cafetería. Allí nos encontramos con Adam.

-Me disculpas un momento, Britt.

-¡Claro! -Dice con una sonrisa, y se va para sentarse en una mesa.

Yo en cambio me acerco hasta donde está Adam. Me siento enfrente de él y enseguida levanta la mirada para saber de quién se trata.

-Hola Kate.

-Hola Adam. he venido para preguntarte por qué le dijiste eso a los padres de Mil.

Él se piensa la respuesta y después de un suspiro dice:

-Ya lo estabas pasando mal como para que después los padres te vinieran llorando y culpándote.

-Gracias...

Bajo la mirada.

-¿Qué? No te he oído bien.

-Gracias Adam. -Repito un poco más alto.

-¿Qué? Sigo sin oírte.

Ahora sé que lo está haciendo adrede.

-¡Gracias Adam! -Repito aún más fuerte y luego sonrío.

-Ah de nada.

Los dos nos reímos cuando nos damos cuenta de que toda la cafetería nos está mirando. Entonces me doy cuenta de que cuando Adam sonríe se le ven esos dientes perfectos y blancos, bien alienados entre sus dos carnosos labios.

-Los chicos van ha hacerle una despedida a Mil y... -Digo antes de ser interrumpida por él.

-Lo siento Kate. Jenny me ha pedido que vaya con ella. Me encantaría ir contigo pero se lo prometí primero a ella.

Vuelvo a sonreír. Jenny sufre la llamada enfermedad de los huesos de cristal, es decir, se rompe con cualquier pequeño golpe.

-Tranquilo ya me buscaré a otra pareja.

Y esta vez es él quien se ríe.

Este Adam es muy distinto al que apareció por mi puerta. Es agradable, simpático y sobretodo es muy atento con los pacientes. Creo que me podría acostumbrar a este Adam.

Ocean Park HospitalWhere stories live. Discover now