Capítulo 6

4.5K 264 11
                                    

Me despierto cuando oigo hablar a alguien. Poco a poco voy abriendo los ojos y me encuentro con Adam, al parecer me he dormido en su regazo. Seguimos en la sala de espera y mi madre aún está dentro. Me incorporo y noto una chaqueta, huele a Adam. Me encanta su olor, es fresco y muy varonil.

-¿Alguna novedad?

-No. Parece estable pero aún así tiene que seguir en la UCI.

Le miro. Veo su sonrisa asomando otra vez de sus labios.

-Lo siento Adam

-¿Por qué te disculpas?

-Porque te lo estabas pasando genial en la fiesta y ahora...

Se acerca a mí y me abraza. Me encuentro muy segura entre sus brazos.

-Eh Kate. Ha sido mi decisión estar contigo.

Asiento.

De repente vemos que hay mucho movimiento de enfermeros. Nos levantamos corriendo y vamos hacia el cristal. Mi madre está llorando desconsoladamente mientras los enfermeros la apartan, mi padre ha tenido un infarto. Sin pensarlo cojo la mano de Adam y la aprieto, intentando no llorar.

Enseguida los médicos se van marchando. No pueden tirar la toalla. Le suelto la mano a Adam y entro corriendo en la UCI para practicarle yo misma los primeros auxilios. Lo intento una y otra vez. Por favor papa... Ahora ya no intento controlar las lágrimas las cuales corren por mi rostro. Adam se acrca a mí e intenta pararme, pero yo estoy desesperada para que mi padre vuelva a mi lado.

-Kate. Para. Si sigues así puedes romperle una costilla o el mismo esternón.

-No puedo rendrime ahora...Snif...

Adam me saca de allí. Estoy destrozada, y no solo yo. Lo que más daño me hace es ver de esa forma a mi madre. Cuando salimos de la UCI, abrazo instintivamente a Adam, le necesito cerca. Él es el único que puede tranquilizarme y consolarme.

Me separa de él y con sus dos cálidas manos me envuelve la cara.

-Será mejor que te de el aire.

Asiento. Adam me pasa un brazo por los hombros y juntos salimos del hospital. Vamos caminando en silencio hasta que llegamos a un parque y nos sentamos en un banco que da a un pequeño lago. Yo seguía con su chaqueta en los hombros.

-En estos momentos, ¿Cómo puedes seguir amando la medicina?

Él desconcertado por la pregunta, me mira.

-Hay semanas que no duermo más de 6 horas por quedarme hasta tarde estudiando. he renunciado muchas veces a formar una familia y a salir con mis amigos por quedarme haciendo horas extra. Hay veces que paso la comida o descanso estudiando un caso clínico, leyendo innumerables libros y todo para ayudar a una persona que no tiene ningún tipo de parentesco conmigo pero me necesita. Todo eso vale la pena cuando te sonríen porque les has salvado la vida. Qué una muerte no te arruine a todas las demás personas que has ayudado, Kate.

Asiento derramando más lágrimas. Intento secarlas pero estas siguen saliendo. Volvemos al silencio hasta que Adam lo irrumpe:

-¿Te puedo hacer una pregunta?

-Sí, dime.

-¿Por qué te hiciste médico?

-Es una bonita historia. -Sonrío. -Cuando era pequeña me pasaba todos los días jugando a ser médico. Ponía a mis muñecos y me inventaba sus enfermedades. Luego los analizaba y llegaba a una solución. Siempre me daban las gracias por ayudarles...Snif...Entonces un día mi padre me preguntó: "¿Sí te gusta tanto jugar a ser doctora porque no decides jugarlo toda la vida?"

Me seco otra lágrima.

-Es una historia preciosa.

Asiento e intento respirar profundamente para poder tranquilizarme.

-Lo es. Pero quizá yo no valgo para ser médico.

-Eso no es cierto, Kate. Siempre que entras en una habitación das esperanzas a todos y cada uno de los pacientes. Además eres alegre, amable y dulce...

-Has estado prestándome mucha atención, ¿no?

-Me gusta observar a la gente.

-Adam, eres un pésimo mentiroso.

Entonces me coge de la mano.

-De acuerdo. Te observaba porque me gustas.

Así, sin más, por fin se ha declarado, y yo no sé qué responder. Noto que me empiezo a sonrojar.

-Pero eres mayor que yo...,Adam.

-Eso es cierto. Pero aún así, eso qué importa.

Durante un segundo me mira a los ojos y guarda silencio. Entonces me toca la cara y me aparta el pelo hasta recogérmelo detrás de una oreja. Se acerca más para rozar mis labios con los suyos. Lo rodeo con un brazo, deslizándole la mano por el cuello y metiéndosela en el pelo. Nuestros labios, como dos imanes de distinto polo, se atraen irremediablemente en la noche más triste y más feliz de mi vida.

Ocean Park HospitalHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin