☽ | Chapter 52.

5.5K 528 27
                                    

                 

ARDERÉIS COMO TROYA

Sus palabras me pillaron por sorpresa. ¿Lyle había llamado directamente a Derek? Sin duda alguna el vampiro era más astuto de lo que había creído en un principio y sabía bastante bien cómo jugar sus cartas; Lyle no estaba dispuesto a dejarme escapar y utilizaría a Derek como baza para tratar de convencerme de ello.

Derek frunció el ceño al no recibir ni una sola respuesta por mi parte, pero yo tenía bastante claro que el vampiro no me acompañaría a aquella reunión; no pondría en peligro a Derek por culpa de mis errores.

-Dime lugar y hora –ordené.

El ceño de Derek se hizo más profundo, sorprendido por mi tono exigente y cortante.

-Voy a ir sola –recalqué, apretando los puños contra mis costados-. No vas a acompañarme a esto.

El genio de Derek no tardó en surgir en forma de gruñido amenazador. Era posible que hubiera aceptado estar con él, pero eso no significaba que estuviera dispuesta a subyugarme a sus deseos; haría esa reunión a solas con Lyle y trataría de mantener al aquelarre a un lado.

Derek se levantó como un resorte y en un parpadeo lo tuve frente a mí, con una expresión cargada de furia reprimida. Entendía que quisiera estar a mi lado, intentando protegerme, pero no iba a correr ningún riesgo; Lyle estaba tramando algo al haberse puesto en contacto directamente con Derek y yo no iba a permitir que se saliera con la suya, fuera lo que fuera lo que tuviera en mente.

-Voy a ir contigo –me contradijo, hablando entre dientes.

Era posible que aquella actitud por su parte consiguiera amedrentar a todo el que se le pusiera delante, pero conmigo no iba a funcionar. Me había enfrentado a Derek en multitud de ocasiones, sabía cómo era y no le tenía ningún miedo.

Le hinqué un dedo en el esternón, mirándolo fijamente a los ojos.

-No vas a hacerlo –le corregí-. Dame una dirección ahora mismo, Derek.

El vampiro entrecerró los ojos.

-No estás en condiciones de exigirme nada, Galatea –me advirtió en un siseo-. Te recuerdo que ambos estamos metidos en este problema. Iremos los dos –decidió por sí solo.

Un nudo se me enroscó en el estómago ante la amenaza de Derek: no hablaría si no le permitía que me acompañase. Quise gritar de frustración ante la cabezonería del vampiro, tan parecida a la mía propia; Derek era un hueso duro de roer y sabía de primera mano que no diría ni mu hasta que no accediera a sus exigencias.

Pero yo no quería ponerlo en peligro.

No después de haber averiguado lo sádico que podía ser Lyle y las ganas que tendría de devolverme el golpe.

-Pero, Derek... -intenté razonar con él.

-Iremos los dos, Galatea –repitió con voz inflexible-. Ya está decidido.

Lo miré fijamente y supe que hablaba demasiado en serio, que me sería imposible hacerle cambiar de opinión.

Me aparté de su lado, cruzándome de brazos y lanzándole una mirada que pretendía hacerle sentir mal; sus ojos azules me siguieron por toda la habitación y pude ver en el fondo de ellos un leve brillo de victoria.

«... malcriado y egoísta...»

Tragué saliva el recordar los calificativos que Anna había usado para referirse a Derek cuando éste le había dicho de una forma poco amable que lo suyo había terminado para siempre.

MidnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora