☽ | Chapter 59.

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DING, DING, NOTICIA DE ÚLTIMA HORA: LAS NOVIAS FLORERO DEJARON DE ESTAR DE MODA HACE MUCHO TIEMPO, ABUELETE

Tuve que hacer acopio de fuerzas para mostrarme optimista e ilusionada por haber logrado que Derek me permitiera salir de la mansión después de la emboscada que nos habían tendido en aquella tienda de ropa.

Me aferré a la mano de Derek como si fuera una colegiala entusiasmada ante su primera cita con el chico de sus sueños y empecé a hablar de cosas sin sentido; él me miraba como si creyera que me había pasado algo, que habían decidido cambiarme por aquella Galatea tan parlanchina. Bajamos hasta el vestíbulo y Bala salió de uno de los salones, enmudeciéndome de golpe; había dejado a Deirdre encerrada en mi habitación para evitar un posible desliz por su parte y ahora me topaba con esa incómoda situación. Derek me arrastró hasta donde se encontraba el vampiro y yo fui tensándome a cada paso que daba.

Le dirigí a Bala una mirada cargada de advertencias sobre lo que le sucedería si decidía hablar con Derek sobre lo que había sucedido en el jardín; el amigo de Derek me lanzó una mirada de pasada, lo que quise tomarme como una señal de que no iba a tocar el tema en cuestión.

Estuve atenta a la conversación, incluso Derek se mostró intrigado ante mi repentino interés, aunque yo no dije ni una sola palabra; me había aferrado como un pulpo a su brazo y no apartaba la mirada de Bala, quien no había vuelto a dirigirme ni una sola mirada desde que nos habíamos cruzado.

-Te noto extraña –fue lo primero que dijo Derek cuando nos montamos en uno de los vehículos que le pertenecían.

Me removí en mi asiento hasta quedar cara a cara con él. Sus ojos azules me escudriñaban el rostro de manera lenta, como si así pudiera adivinar lo que me estaba sucediendo; por enésima vez en lo que llevaba de día junto a él me esforcé por esbozar una sonrisa convincente.

-Es la emoción de saber que no vas a encerrarme en la mansión –dije, forzando un tono alegre-. Además, no todas las primeras citas son en un sitio tan lujoso como el Goring...

Derek entrecerró los ojos y yo tragué saliva disimuladamente, creyendo que me había puesto en evidencia a mí misma al expresar demasiado entusiasmo, hasta para mí; arrancó el coche sin decir ni una sola palabra más al respecto.

Salimos en silencio de los terrenos de la mansión y Derek se incorporó al camino de grava que conducía a la carretera principal; yo había empezado a retorcer mis dedos sobre la tela del vestido, dejando que mi cabeza tomara de nuevo las riendas y repitiera el momento en que la cabeza de aquel inocente había salido rodando de la caja que alguien me había enviado.

«Asesina.»

Estaba empezando a ponerme en modo paranoico, y eso no me ayudaba en absoluto. Mis pensamientos habían comenzado a tergiversar aquella nota, haciéndome imaginar que alguien había descubierto mi secreto y estaba intentando anularme de aquella forma... intentando atormentarme. Pero aquello no podía ser posible, aquella noche no había nadie más que nosotros tres en el claro del bosque; dos de las personas que habían estado allí estaban muertas, yo era la única superviviente.

Yo era la única que sabía lo que había sucedido.

-Lamento haberte avisado con tan poco tiempo –se disculpó Derek, con la mirada clavada en la carretera.

Lo miré de refilón.

-No importa –le resté importancia con una nueva sonrisa, esta vez auténtica y menos amplia que las anteriores.

En realidad, había sido capaz, con la inestimable ayuda de Deirdre, de poder escoger algo decente y acorde a las circunstancias a pesar de no haber contado con tanto tiempo como hubiera querido; sin embargo, no podía evitar que todo aquello se quedara en minucias comparado con lo que me esperaba en aquel lujoso hotel. Morticia se estaría tirando de los cabellos al saber que no había tenido la oportunidad de brindarme otra de sus magistrales clases de protocolo.

MidnightWhere stories live. Discover now