× Capítulo Final ×

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× Narra ____ ×

Desperté. Deseé que todo hubiera sido una gran pesadilla, esperanzada que Jos no exista en mi vida, que Jos solo hubiese sido un producto de mis pensamientos.

Todas mis ilusiones se derrumbaron al ver al pelinegro dormido en el incómodo sofá de la blanca habitación, aquel sonido de la maquina -la cual marcaba los sonidos del corazón- era realmente estresante. El chico de largas pestañas comenzó a despertar, cerré los ojos fingiendo estar dormida.

Jos:- Buen día -se acerco a mi y deposito un cálido beso en mi mejilla-. Has estado aquí desde hace ya una semana, perdiste mucha sangre -suspiro, tomo mis muñecas y las ahuecó con sus manos-. ¿Sabes?, mi madre me dijo que los que tienen las muñecas marcadas son ángeles.

«No soy un ángel».

Jos:- Ella dijo que sólo los ángeles se hacen daño, porque no les gusta la vida en la tierra. El mundo los está destruyendo lo que tratan de volver al cielo. Son muy sensibles al dolor de los demás y de sí mismos -comenzó a acariciar la palma de mi mano-. Ella también es un ángel, pero ella ya ha regresado a casa.

Y ahí se encontraba la respuesta a varias de mis preguntas, su madre estaba muerta, quizá su padre también o quizá jamas supo de su existencia, abrí los ojos, topandome con un rostro preocupado y lleno de nostalgia.

____:- Lamento la muerte de tu madre, Jos -hablé. Me miró asombrado y emocionado a la vez, limpio sus lágrimas, que por alguna razón no me había percatado de ellas, y me abrazó fuerte, muy fuerte.

Jos:- Perdoname -sollozó-, perdoname por favor.

____:- No puedo, lo siento -mi tono de voz fue firme, lo cual me sorprendió-. Jos, me violaron y me confesaron tantas cosas ese mismo día, ¿crees que es tan fácil?.

Jos:- Yo no quería hacerte sufrir, quería ser tu salvación y lo sabías.

____:- Solamente fuiste mi destrucción -mis ojos se conectaron con los suyos, sentí una pequeña chispa prenderse dentro de mí-. Gracias por estar aquí, pero por favor, vete.

Sin protestar salió de la habitación, al oír la puerta fue cuando mis ojos se dieron la oportunidad de expresar todo lo que sentían, estaba sola, sin amigos, sin familia, sin pareja y no sé siquiera donde está mi madre para darme su apoyo y comprensión.

____:- Siempre fuiste mi compañía y mi salvación -susurré al vacío.

(***)

El tiempo paso, recibí ayuda y conocí a más personas. Una de ellas es Nicolás Espino, un pelinegro de tes blanca y ojos azules, una tarde de primavera se cruzo en mi camino y me acompañó en el verde césped hasta tarde, hace tiempo que no me sentía así, él estuvo ahí, escuchando cada palabra que salía de boca, sin duda un gran amigo que conseguí.

Por otro lado aún recibía atención psicológica, al parecer mi violación y las mentiras me perjudicaron más de lo que creí.

No había cruzado palabra con el oji-miel, a veces lo veo en su auto color negro fuera de la escuela, de mi casa e inclusive fuera de las terapias, observándome, protegiendome, sin él todo ha cambiado, volví a ser una persona sin tonalidad alguna, aquel bello sol que alumbraba mis mañanas se había convertido en una espantosa nube gris cubriéndolo por completo, había cerrado el único agujero que le daba paso al rayo de luz en mi oscuridad, me suicide de la manera más hermosa que podría existir, me enamore de la persona correcta pero no para mí.

Él era ese punto intermedio entre el amor más grande que había tenido y el dolor mas intenso que nunca me habían causado.

En ocasiones nuestras miradas cruzaban, no lo negaré, aun sentía esa corriente travesar todo mi cuerpo, a veces sonreía y podía asegurar que todo a mi alrededor cobraba sentido.

"¿Por qué lo haces?" recuerdo que pregunté, él no respondió, tan solo se dedicó a acariciar mi mejilla -así como yo lo hacia- y sonrió mostrando su blanca dentadura, al igual, recuerdo cuando me asustaba sentir aquel sentimiento hacia él -tenia miedo porque jamás había querido así a alguien- o cuando me aterraba abrazarlo, no quería que sintiera lo rápido que latía mi corazón con apenar tocarlo.

Y llegó un momento, donde mis ángeles y demonios, cerebro y corazón, estuvieron de acuerdo, dejaron que me enamorara perdidamente de aquel pelinegro de ojos hermosos.

Con él pude entender la frase "Jamás, en toda la vida olvidaré tu presencia. Me acogiste destrozada y me devolviste integra, entera". Pero también comprendí, como aquella persona que se tomo el tiempo, la delicadeza y la paciencia de recontruirte, puede hacerte pedazitos en tan solo un par de minutos.

Lo más doloroso es tener sentimientos hacia alguien, con quien no puedes estar.

Ahora me encontraba acostada sobre el blando colchón, mordiendo mis uñas a consecuencia del aburrimiento. El teléfono sonó, revise el número, era desconocido por lo cual no conteste, y esperé a que el odioso pitido de la contestadora sonara.

"Hola" mi respiración se corto al oír su voz, ¿después de tanto tiempo por qué llamo?, mi dedo índice se encontraba a milímetros del botón para responder, lo aleje rápidamente. Era él, era Jos.

Jos:- ____, sé que estás ahí. Conozco cada detalle tuyo -podía sentir su sonrisa atravesar por la bocina-. Solamente quiero recordarte una cosa.

Suspiramos simultáneamente.

Jos:- Te hice la promesa de nunca irme; aunque ya no hablemos, aunque estemos en caminos diferentes, he inclusive sí no me recuerdas más, yo estaré aquí, de una u otra forma, estaré a tu lado.

Una lágrima resbaló por mi mejilla, quizá porque no había escuchado su voz desde ya hace tiempo o quizá por aquella promesa que no pensaba romper.

Cerré los ojos, y al abrirlos la escena cambio por completo.

Xxxx:- ¿Quién era él? -preguntó la psicóloga.

Sonreí.

____:- Su nombre es Jos Canela, y él, él es mi salvación -giré hacia la ventana encontrándome con el pelinegro, quien enbostaba una sonrisa de lado y me miraba fijamente.

Mi Chica Suicida (Tonalidades I) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora