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Capítulo siete | Taken for a fool

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Los días habían pasado tranquilos, se podía decir que estaban acostumbrándose a la presencia de Claire en el departamento; Fred era quien más trataba con ella y no dejaba de repetirle a Wesley que le parecía demasiado obstinada y terca, tal vez un poco loca y bastante parlanchina. Costaba creer que alguien tan pequeño tuviera un carácter como ese.

Pero Fred era experto en ignorar las actitudes de los demás y adaptarse a la chica le había sido más fácil desde la vez que ella preparó pancakes a las nueve de la noche. Para Wesley, Claire ya le tenía sin cuidado, no pasaba mucho tiempo con ella por culpa de los horarios y, cuando se veían, solo hablaban sobre el gato que se turnaban para ocultarlo en sus habitaciones.

Era solo la nueva compañera de piso, así como Fred, así como Xavier lo fue, como lo fue Ian, Serge, Jacques y Gilbert. Probablemente algún día se hartaría o conseguiría un lugar mejor para vivir, se iría y a ellos les tocaría buscar un reemplazo.

—Oh, Dios. Necesito tomarte una foto porque no puedo creerlo, necesito pruebas de esto —la somnolienta voz, con un vago intento de sorpresa, de Claire hizo que Wesley apartara su mirada de la televisión—. ¿Tú? Despierto antes de las diez de la mañana un domingo, ¿es en serio? ¿No eres un holograma o algo así? —prosiguió con su burla.

Con un pantalón de pijama que era casi más largo que sus piernas y una suéter holgado, se paró a un lado de comedor para que Wesley le mirara sin importarle que tan mal se viera.

—Creo que he recuperado un poco de fe en mi vida —regresó sus ojos a la televisión y siguió cambiando de canal al mismo tiempo en el que le daba un largo trago a la botella de Budweiser que tenía días en la nevera junto con las otras—, estoy haciendo tiempo antes de ir a estudiar... Además de que Pepino no me dejaba dormir —hizo un tono de burla al decir el nombre que la chica le había puesto al gato.

—Oh, eres un buen padre, no le gritaste como a mí —soltó con sarcasmo al caminar hacia la cocina.

Abrió la pequeña puerta que ocultaba las numerosas cajas de cereal y eligió una al azar, tomó un plato hondo donde comenzó a servirse.

Vio al gran gato gordo que bebía agua del mismo plato amarillo de siempre, Claire sonrió al ver como se iba con sus bigotes mojados dejando un gran charco detrás de él; fue directo hacia Wesley y se acomodó en el regazo del chico para dormir plácidamente.

—Creo que le agradas más que yo —habló en voz alta por culpa del comentarista que gritaba en la televisión.

Fue al refrigerador para sacar un poco de leche; bufó cuando encontró el cartón de éste vacío, la arrojó en el cesto de la basura y tomó otro para servirse.

—Tengo algo que hace que los animales me quieran aunque yo no lo intente: Las vacas de la granja de mi abuelo, todas las mascotas de mis amigos, los animales que me encuentro en la calle, Fred... No sé si proclamarlo como un don.

Acarició a Pepino con resignación y le dio otro sorbo a la botella.

—¿No crees que es muy temprano para beber alcohol? —sintió como el sofá se hundió un poco, miró a su izquierda y vio como ella tomaba asiento en el otro extremo, con un plato de cereal en sus manos y rascando su mejilla con molestia.

—Es muy temprano para que esté despierto también —encogió los hombros—, vivo la vida al límite.

Claire rio.

—Creo que deberíamos decirle a Fred que tenemos un gato, no deja de preguntarme si yo también lo escucho —mencionó ella después.

Wesley hizo una mueca no muy de acuerdo con la idea.

Un, no muy claro, porqué [ACR #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora