IV

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El profesor Bowers fue pasando de uno en uno al escenario para que recitaran las palabras de la gran escritora Jane Austin.

La mayoría de las chicas querían el papel de Elizabeth Bennet, Neve no era la excepción.

Con suma dedicación, la chica se aisló en los vestidores repitiendo los diálogos una y otra vez hasta que ella misma dudaba si era realmente ella Elizabeth. Aun con los murmullos de las demás chicas, su concentración era innata.

Dany salió del escenario para decirle a Neve que pasara, tenía la mirada perdida y las mejillas coloradas lo que no era una buena señal para la jóven chica a punto de ser puesta a prueba.

-Neve -la saludó el maestro-, ¿te aprendiste bien tus diálogos?

-Claro maestro -afirmó con seguridad.

-Maestro -interrumpió una alumna que salió tras bambalinas -, me debo retirar por una cuestión familiar, pero de verdad quería audicionar, ¿podría pasar ahora?

-La cuestión no es mía Marie -apuntó a Neve -, es de tu compañera que era su turno, si ella accede, yo estaré de acuerdo -dijo mientras iba al escritorio que estaba sobre el escenario y tomo un sorbo de su taza de café del cual era fanático.

-Adelante Marie -bajó la mirada mientras se iba a un extremo del escenario.

-Mil gracias.

La escena era quizá una de las más difíciles de la obra. La declaración de Mr. Darcy bajo la lluvia.

La chica no era muy buena para el papel.

Tenía el carácter, si...

Pero ella interpretaba la escena como si Elizabeth odiara a Darcy, pero no era asi...

-¿Cree que haya algo que pudiera tentarme a aceptar al hombre que arruinó, tal vez para siempre la felicidad de mi querida hermana? ¿Lo niega, Sr. Darcy, niega que separó a dos jóvenes que se amaban el uno al otro...

-Te voy a detener allí Marie -interrumpió el maestro mientras tenía sus dedos en lo alto de su nariz. No era una buena señal -Neve... -giró su rostro hacía la chica que brincó de la expresión -...¿alguna opinión que tengas hacia tu compañera?

-Yo... -tartamudeó.

-Ya veo -el maestro bajo la mirada -.Pues te diré Marie...

-Creo que le falta el sentimiento de amor hacia mis Darcy -soltó muy rápido.

-¿De que hablas Neve? -preguntó confundida su compañera.

-Si, es que tu das la impresión de que Elizabeth odia a Mr. Darcy cuando realmente lo que pasa es que esta dolida y porque recién se estaba dando de sus sentimientos por él pero es demasiado orgullosa para admitirlo.

-¡Brillante! -aplaudió el Sr. Bowers -.¿Le molestaría hacer la escena conmigo para que su compañera vea?

-S-seguro -tartamudeó.

La chica respiró tratando de entrar en el personaje, olvidándose de todo lo externo, ahora solo eran Elizabeth y Mr. Darcy bajo la lluvia en una escena emotiva de la época victoriana.

-Señorita Elizabeth, he luchado en vano y ya no puedo dominarme más. Estos meses han sido un tormento. Vine a Rosings con el único objeto de verla a usted. He luchado contra mi buen juicio, contra mi familia, la inferioridad de su cuna, mi rango y muchas cosas más, pero estoy dispuesto a dejarlas a un lado y pedirle que acabe con mi agonía.

-No entiendo -respondío Neve como Elizabeth.

-La amo... con toda mi alma. Por favor, haga el honor de aceptar mi mano -el corazón de Neve comenzó a bombear, quizá solo era una obra pero la manera en la que el maestro amnejaba el lenguaje hacía que cada letra tuviera un significado real.

-Señor yo... aprecio todo lo que ha sufrido y lamento mucho causarle dolor, créame, no fue de forma consciente.

A Neve le salía muy bien pretender que no sentía nada por aquel personaje cuando realmente en su interior se moría de ganas de besarlo y aceptar su propuesta.

-¿Así que ésta es su opinión de mí? Gracias por explicarla tan afondo. Tal vez estas ofensas habrían pasado por altas si su orgullo... -continuó el maestro quien también había entrado en personaje.

-¿Mi orgullo? -dijo con sarcasmo.

-...no hubiera sido herido por la sinceridad con que admití mis escrúpulos. ¿Podría esperar en que me regocijara en la inferioridad de sus circunstancias?

-Y esas son las palabras de un caballero? ¡Desde el momento en que lo conocí, su arrogancia y su egoísta desdén hacia los sentimientos de los demás hicieron darme cuenta que era el último hombre en el mundo con quien yo podría llegar a pensar en casarme!

El maestro se acercó a ella como si deseara besarla, como decían las acotaciones de la obra.

De los nervios, Neve dio un paso atrás lo que al parecer fué bastante apropiado para el personaje.

-Perdóneme, madam, por haberle quitado su tiempo.

El maestro regresó para terminar su café de un trago.

-Eso estuvo precioso -Marie se secó una lágrima mientras su cara demostraba una admiración hacia ambos.

-Muchas gracias chicas, ambas pueden retirarse -dijo el profesor mientras seguía leyendo el guión sin prestarles atención a ambas.

-Muchas gracias chicas, ambas pueden retirarse -dijo el profesor mientras seguía leyendo el guión sin prestarles atención a ambas

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La chica que sentía lo que era un corazón RotoOnde as histórias ganham vida. Descobre agora