La Reina Del Infierno.

Capítulo 21

<<Se dice que todo descubrimiento que hagas es fruto de un accidente y una mente preparada.>>
                -Albert Szent- Grigory

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-Deja de bromear- sonrió forzosamente Samanta.

Al comprobar que Miguel seguía serio. Borro la sonrisa, esto definitivamente era un jodido carma; pero primero que nada ¿Que le vio para que se enamorara?

-Di algo, no te quedes callada- musitó Miguel bajando la cabeza.
No quería comentar nada que pudiera hacer que se complicaran las cosas, por que es verdad. Ella admitía que la belleza  del arcángel, podrían enamorar a cualquiera; sin embargo no estaba preparada para dar ese tipo de amor, cuando lo veía sentía nervios, sin mencionar el leve cosquilleo que recorría su sistema cuando la tocaba como si ambos estuvieran entrelazados...le gustaba y mucho pero ella es muy tonta, no sabe lo que es entregarle el corazón a alguien.

-No se que decir, esto me paralizo...- murmuro cohibida Samanta.

-Pero es la verdad, yo te adoro y te amo. No encuentro las palabras correctas para describir lo que siento.

Dio un paso adelante y tomo la mano de ella. Sintió un escalofrío cuando sus manos se tocaron, haciéndose presente el cosquilleo que conocía.

-Tu cuerpo reacciona a mi tacto, esta atracción solo se hace presentes cuando ambas almas están unidas y se reconocen mutuamente como una- el brillo de sus ojos la hacían sentir con culpabilidad.

Es verdad que nunca percibió antes esa corriente recorrer por su cuerpo. Quizá debía haber una explicación razonable que explicara que lo que Miguel decía no era certero del todo.

-Lo siento Miguel pero....

-Respondeme cuando estés lo suficiente segura de que mi amor por ti no es correspondido- lanzó un suspiro y la soltó. Se giro bruscamente y salio de la tienda dejándola con las palabras en la boca.

- Lucifer en que lío me he metido- negó con desesperación, tocándose la frente. Sin duda esta situación la estresaba y todavía mas sabiendo que un ángel le pisaba los talones en busca de que lo aceptará.

Momentos después, cambio su vestimenta, por un pillama de seda para dormir. Su tela era exótica y aromática, no solo eso le brindaron los antiguos si no también una muda mas de ropa para que cambiara la que ya usaba.

Una vez, que se asió con los elementos que le brindaron, se acostó. Con ese baño de agua caliente que se dio, aguantaría por lo menos unos días mas si las posibilidades no le permitían para que se higienizara.

Apago las dos velas que estaban en su mesita de noche hecha de madera. No quedo completamente la tienda oscura pero si un poco para facilitar el sueño. Dio un largo bostezo y se tapó; lo ultimo que recordó fue cuando sintió un peso a su lado y a continuación la cama hundirse.

*Samanta observaba a Dios con pena, nunca pensó que su padre le hablaría de esa forma y a su mismo tiempo la condenaría. Sentía sus mejillas mojadas, con su dedo índice se tocó, comprobando que eran gotas saladas.. ¿Lloraba?.
Los ángeles que se encontraban allí esperando a que los llamaran para tomar su decisión la miraban con lástima. Y era de entenderse nunca jamas un ángel lloro en el cielo.