East Of Heaven ~ Larry Stylinson

Capítulo 38

Miércoles

Me pasé todo el lunes encerrado en casa, la mayor parte del tiempo durmiendo cual marmota. Llegué a pensar que la madre naturaleza había decidido hacerme especial y decidir que debía hibernar… en primavera.

Por lo que respecta al martes, estuve esperando noticias nuevas sobre Louis. Y, tal y como suponía, aquella misma tarde me llamó explicándome lo que había hecho con Zayn y Niall en el Starbucks. Increíble.

Me cargué la mochila a los hombros y me dirigí hacia la puerta de entrada con cuidado de no pisar a Dusty por el camino, quien aquella mañana se había empeñado a restregarse por mis tobillos.

-Dus, déjame –mascullé agachándome para cogerle en brazos y lanzarlo al sofá sin ningún miramiento-. ¡Adiós, mamá!

 -Que tengas un buen día, cielo –le escuché decir.

Sonreí y abrí la puerta con paraguas en mano por si acaso lo iba a necesitar durante el camino, pero lo que me encontré en el exterior me confirmó que seguramente no iba a ser necesario ni abrirlo.

-¿Ed? –Mi cara formó una mueca de sorpresa-confusión-alegría-horror que debería haber sido clasificada como nueva y más exitosa máscara de Halloween.

La ventanilla de su coche bajó lentamente y de detrás salió un pelirrojo despeinado de barba algo más dejada de lo común. Su cara de sueño me daba a pensar que se había levantado hacía escasos minutos expresamente para venir a recogerme.

Qué tierno.

Y qué raro.

Caminé en un mar de dudas hasta llegar delante de la puerta del copiloto, cual ventanilla seguía bajada.

-Niño –saludó con voz ronca.

-¿Qué haces aquí?

-Buenos días a ti también, joder.

Alcé una ceja, esperando alguna respuesta que aclarara mis dudas.

-Buenos días –musité-. ¿Qué haces aquí?

-Malgasto mi preciado tiempo mañanero en un niño que no mide ni medio metro que necesita que alguien le haga de taxista, eso es lo que hago –dicho eso abrió la puerta, dejándome paso-. Entra antes de que me arrepienta y salga de aquí.

-Yo no pedí a nadie que me llevara –comenté mientras me subía al coche.

-Pues bien que no te niegas, majo –gruñó.

Sonreí divertido en respuesta.

-Una oferta es una oferta.

-Qué listo, el niño –rodó los ojos y encendió el motor de nuevo-. Joder, con lo bien que estaría yo en mi cama…

Suspiré divertidamente y abrí la puerta antes de que el pelirrojo pudiera acelerar.

-Un segundo –me excusé antes de salir corriendo, dejando la puerta abierta.

Recorrí todo el jardín a la velocidad de la luz y abrí la puerta de entrada de par en par, mirando a mi alrededor.

-Harry, ¿qué…? –trató de hablar mi hermana.

-¡Gemma! –sonreí-. Ven.

Ella alzó una ceja y me miró con mala cara.

-¿Tú has visto cómo estoy? –dejó su taza de chocolate caliente rosa en la mesa y se puso delante de mí-. No me he maquillado todavía.

Rodé los ojos tal y como Louis hacía.

-Ed está en el coche –me crucé de brazos y conté mentalmente.