Capítulo 4: De Mal a Peor

105 8 0
                                    

No entiendo ¿cómo pude llegar hasta este punto?, no lo comprendo, ¿qué me está pasando?, he estado de mal humor la mayor parte del tiempo y hasta yo me estoy cansando de mi propio comportamiento. De verdad, he estado desesperante desde que el Agente Mayer se ha vuelto mi compañero de misión, podría echarle la culpa a él de todo lo que me está pasando, pero eso sería ya aprovechamiento de mi parte por culparle siempre de todos mis problemas. Creo que lo mejor que podría hacer es tratar de controlar mi severo comportamiento con los demás, ya que en verdad parezco una chica que a toda hora quiere tener conflictos con cada persona que se le atraviesa.

Me encontraba en mi cuarto, acostada en mi cómoda cama mientras mis ojos se encontraban mirando al techo. No tenía ninguna expresión en mi cara, estaba en trance, como si mi mente estuviera en otro mundo, en otras palabras me encontraba muy sumida en mis pensamientos. Me sentía extraña, realmente no me reconozco, y darme cuenta de eso me hace sentir que no estoy actuando como realmente soy, y una Agente secreto debe ya saber a esta alturas su personalidad definida. Es increíble, he vivido 19 años y aun así no se quien soy realmente. Quisiera decir que esto se me pasará pronto, que solo es algo pasajero, pero algo en mi interior me dice que esto apenas esta comenzando, y pensar eso hace que se me revuelva el estomago horrible.

Escuche un sonido que me hacia doler la cabeza. Era mi teléfono, realmente no me había dado cuenta de lo irritante que es ese sonido, ¿cómo se me ocurrió ponerle ese tono de llamada? (Sonaba como ese típico sonido de el teléfono fijo), ¿a quién se le ocurre poner ese tono de llamada?, pues si señores, solo a mi se me ocurre. No me sentía de ánimos como para atender a quien fuera que me estuviera llamando.

El ruido cesó, era un alivio, ya que me empezaba a dar jaqueca de sólo escucharlo. Volví a concentrarme en mi pensamiento, en tratar de relajarme de nuevo.

Sin haberlo previsto, el insoportable sonido volvió a retumba en mis oídos... El que sea que esté llamando se va a enfrentar a mi furia.

Tomé el celular en mi manos, y me fijé que era un número que no conocía... ¡Genial!, ahora cualquier extraño se le ocurrió que quería atenderlo con mucho gusto, que belleza (Nótese el sarcasmo). Ahora me encontraba aún más molesta. Con muy poco tacto contesté.

— ¿Quién eres? y ¿porqué estás llamando?

No me importaba quien fuera que estuviera detrás del teléfono, ni siquiera me importaba que ese alguien fuera mi jefe. Lo único que quería era poder controlar mi temperamento y relajarme, pero parece que por "ciertos inconveniente", no lograré hacerlo.

— ¡Guau!, relájate, lo lamento mucho si no llamó en un buen momento.

Esto tenía que ser una broma, lo último que quería era lidiar con él.

— ¿Se puede saber como conseguiste mi número, Cranston?

Nadie de la Universidad tiene mi número de celular, ¿cómo es posible que lo haya conseguido?

— Tengo mis contactos — Declara.

— Si no quiere que para la próxima vez que te vea te arranqué todos tus diente, más te vale que me digas — Escupo molesta.

No soporta esa típica frase de " tengo mis contactos", en serio, la persona que la inventó debió estar loca, ya que en mi opinión, me parece una frase bastante absurda.

—Esta bien, esta bien, pero no te enojes.

Se tomó su tiempo para al fin responder a mi pregunta. Escuché desde el auricular como tomaba aire y después lo botaba, hasta que al final me dijo.

—La verdad no se si no lo sabías pero, tu madre y la mía son muy buenas amigas, y como tú mamá pasa algunas tardes en mi casa hablando con mi mamá, pues se me ocurrió la vaga idea de pedirle tu número, y bueno, ya sabes el resto—Informó.

Increíble, mi propia madre me traicionó, bueno aunque no la culpó, casi no paso tiempo con ella desde que me volví una Espía, así que ella no se iba imaginar que yo detesto a Máx Insoportable Cranston.

Suspire muy hondo por aquel vago recuerdo, extrañaba pasar esos momentos inolvidables con mi mamá, pero con la Universidad y la Agencia, se me hace imposible pasar más tiempo con ella. Me tomó un momento darme cuenta de que Cranston seguía esperando en la línea.

Eso también me hizo recordar que él ahora que tiene mi número, puede llamarme a molestar cada vez que se le dé la gana. Sacar esa deducción hizo que se me subieran los humos a tal grado que no era normal, y así de furiosa hasta más no poder dije.

—Escucha bien Cranston, por qué no lo repetiré de nuevo. Si acaso se te ocurre volver a llamar a MI número, te las veras conmigo, más te vale que lo pienses dos veces, ya que creo que es bastante suficiente soportarte en la Universidad. Ya al celular ahí si ya no lo tolero, ¿entendiste?.

Me sentía cabreada, muy cabreada. Algún día de esto mataré realmente a Máx Cranston.

—Pues mira Roxana, lamentó reventar esa burbuja tuya en la cual imaginas que te voy a dejar en paz. Ya que para tu sorpresa, no sólo insistiré con mi propuesta en la Universidad y llamándote a tu número, si no que también se me a ocurrido ir a tu casa a "molestarte" ¿que tal te parece la idea?.

Me quedé sorprendida, no pensé que él podría llegar a tal grado por esa tonta propuesta de amistad. Con voz amenazante le  respondí.

—No te atreverías—manifesté.

—¿Quieres apostar?.

—¡No te atrevas Cranston!.

Se escuchó como se reía vagamente, después me anunció.

—Abre la puerta Roxana, estoy justo al frente de tu casa.

Me quedé helada, esto no puede estar pasándome. Sin quiera mover un músculo, mi celular cayó en mi rodillas, estando en shock no pude detener que se cayera de mi oído. Un sonido que sonó por toda la casa hizo que saliera de mi extraño trance. Era el timbre. Eso me confirmó que Máx no estaba mintiendo, en verdad él estaba en la entrada de mi casa. Esto sí estaba pasando en verdad... ¿Por qué me tiene que pasar esto a mi y justo en este momento?.

Este no es mi mejor día.

No Soy Normal... Soy Una EspíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora