Capítulo 11: La Realidad de una Familia Disfuncional

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El ambiente estaba tenso, una atmósfera llena de incomodidad. Los cubiertos chocaban contra la cerámica de los platos. Sólo se escuchaba ese sonido y ya comenzaba a considerar irritante, mi ser, comenzaba a cada vez menos soportar la situación en la nos encontrábamos.

Christian y mi madre sólo se miraban de una forma desafiante mientras comemos la cena, no están muy contentos de volver a verse después de varios años al parecer.

Al momento de mi madre verme entrar con mi hermano al lado, su primera reacción fue de asombro. Su hijo mayor había vuelto luego de haberse marchado por tres largos y tortuosos años, pero, al cabo de unos segundos su expresión de asombro, cambio por una de apatía inigualable.

Desde de que papá murió, las cosas en la casa comenzaron a cambiar para peor, sobre todo con ellos. No había día en que no se trataran con desprecio, y básicamente... Esa fue la razón por la que mi hermano decidió irse de la casa, o por lo menos así es como lo recuerdo.

Miro por un momento a Christian, su mirada todavía seguía fija en mamá mientras su tenedor revolvía el arroz con el puré de papa, en cambio, mi madre siguió comiendo su cena pero de vez en cuando le dirigía una fría mirada a mi hermano. Pasaron 10 minutos y la cena iba de mal en peor. Esto tenía que ser el colmo.

Tomo mis cubiertos y los pongo bruscamente sobre el comedor. Seguido de eso, me levanto y observo a mi supuesta "familia" que ahora tenía sus ojos puesto en mi.

— Ya basta, no son unos niños de 6 años para estarse tratándose así. No se han visto por tres condenados años, y sinceramente, esperaba que hicieran las paces una vez que se volvieran a encontrar, pero me equivoque — Sin esperar alguna respuesta por parte de ellos, retiró mi silla y salgo del comedor directo a mi habitación, no quiero seguir estando en ese pequeño show.

Cierro la puerta y seguido de eso me siento sobre mi cama, a esperar. Si las cosas no han cambiado, Christian en unos minutos vendrá a mi habitación para tratar de charlar. Desde la ausencia de mi papá, las peleas se volvieron cada vez más constante, y las charlas para intentar remediar las cosas aún más.

Caigo rendida sobre mi cama. Recordar malos momentos, realmente es algo agotador.

Luego de dos minutos, escuchó tres suaves golpes en mi puerta. Realmente nada ha cambiado, eso es realmente triste.

Sin mucho ánimo abro la puerta. Como previsto, mi hermano se encontraba en frente de mi habitación mientras me observaba con ojos culpables.

— ¿Puedo pasar pulga?

Asiento con la cabeza, a la vez de me volvía a dirigir a mi cama. Él, se sienta en un borde de mi cama, mientras yo me dispongo a mirar al techo.

— Sabes que si volví fue por una buena razón.

— Al parecer esa razón no incluye a mamá, las cosas no cambiarán si siguen actuando como perros y gatos — Vocifere a la vez que le dirigía una pequeña mirada.

— Sabes que no es fácil, no he tratado con mamá durante estos tres años, no es tan fácil intentar arreglar una relación que ya lleva mucho tiempo rota — Las típicas excusas, ¿de verdad tengo que pasar por esto otra vez?

Me siento nuevamente en la cama y miró fijamente a mi hermano. Él, también me mira fijamente. No quiero seguir más con esta farsa.

— ¿Mi dirás que fue lo que pasó entre ustedes? — Interrogue con la esperanza de al fin conseguir la verdadera respuesta que tanto he estado esperando.

— Tú ya sabes lo que pasó. Papá murió y las cosas con mamá fue de mal en peor — Expresó él aún arrepentido. Como si fuera a creer más en esa vil mentira.

No Soy Normal... Soy Una EspíaWhere stories live. Discover now