Capítulo 11

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-Hmmm... Parece que tenemos un gran problema...

-Maestro Fu, ayúdala por favor.

-Lo intentaré... 

Tikki respiraba pesadamente, tumbada en un cojín de bonito decorado oriental y colores rojizos claros. 

-Así que has prestado de tus poderes...

-L-lo siento...

-No te disculpes pequeña, has hecho bien protegiendo la ciudad a toda costa, pero no olvides las consecuencias de cada acto.

-Recordaré para la próxima...

El Maestro Fu inició un movimiento de manos especial. A continuación trazó con los dedos varias formas alrededor de Tikki. Pronunciando un par de palabras en idioma antiguo, las formas dibujadas comenzaron a brillar. La kwami carmesí flotó y un campo de fuerza la rodeó. El guardián pronunció nuevamente algunas palabras antiguas y Tikki dejó de volar, tumbándose una vez más en el cojín, durmiéndose.

-Kwami del gato negro, Plagg. Te la dejo a cargo. Cuando despierte explícale que cada vez que te proporcione sus poderes por tiempo limitado automáticamente venga aquí, o si no el ritual no podría funcionar. Te confío este mensaje. Recuérdaselo y no dejes que su terquedad se interponga en su salud.

-Entendido, maestro. 

-Permita que se quede por esta noche descansando aquí, es posible que se recupere antes.

-Bien, me marcho.

-Buen viaje pequeño gato negro.

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Es la hora...

Abre los ojos...

...

Marinette...

1 semana después de la operación

Otoño, el otoño se acercaba. Las hojas de los árboles comenzaban a cambiar de color. Amarillo, rojo o ya simplemente marrón. Apenas unos días empezaron las lluvias de esta estación. El ambiente aún se mantenía cálido y no era necesario el abrigo. Adrien paseaba por las calles de París, de camino a casa. La mansión estaba vacía por un viaje del padre de Adrien. Gabriel confió mi seguridad y organización a las cuidadoras de Marinette. Tan buenas personas que hace poco fueron contratadas para ocuparse de las necesidades de la aún dormida Marinette. Las tres mujeres le permitían salir a pasear con toda libertad, pero claro, no podía faltar a sus 'obligaciones', así que los paseos se recortaban a una o dos horas cada uno. Gracias a esto visitó a Nino y a los padres de Marinette para compartir la gran noticia de la mejoría de Marinette. A Alya la llamaba porque no conocía la dirección de su hogar.

Tomó una curva y sabiendo de memoria el camino a la mansión supuso que no faltaba más de un par de minutos para llegar. Tocó su portal y sacó las llaves. 3 llaves para un mismo portal, aumentando la seguridad al máximo, por miedo a que entrara un ladrón. Adrien suspiró cansado, abriendo el siguiente portón. Entró directamente a la habitación de Marinette. Las cuidadoras salieron por la puerta; sabían que quería privacidad cuando se trataba de la paciente.

Adrien tomó la mano de la azabache, apoyándola en su propia mejilla.

-Ya no tienes las manos heladas, ahora son muy cálidas... -dijo, disfrutando del suave tacto de la piel de su amiga. La observó por unos segundos, para después decir.- Se te ve mucho mejor, ya no haces esas muecas cansadas o dolorosas. -le sonrió.- Se nota que ha pasado el tiempo. Hace meses estabas al borde de la muerte. -miró a través de la ventana.- Al final los milagros existen, eh... 

Gracias por cuidarme (Adrienette/MariChat) #PremiosLadybug2016#PremiosWaltTV2016Where stories live. Discover now