Puedes Ver Pero No Tocar

Mentiras? (Cap. 22)

Dos semana despúes de nuestro encuentro y no volvi a ver más a Poncho, no sé donde se encuentre, extraño verlo, extraño sus labios, sus ojos tan bonitos.

Estoy en medio de un examen y realmente no tengo ni idea que escribir. Mi mente está vacia. Solo aparece su rostro en mis pensamientos, creo que hasta podría dibujarlo con facilidad.
- Señoritas, en 5 minutos acaba el examen, vayan terminando.
5 Minutos y solo he escrito mi nombre. Ya reprobé, es muy seguro. La profesora no demora en recoger las pruebas y terminó la clase. Guardo mis lapiceros en la mochila, y veo a Sharon aparecer a mi lado.
-¿Qué tal la prueba?
- Pésimo
- ¿Por qué pésimo? Estuvo facil
- No dejo de pensar en él
- Estas muy clavada con él, deberias alejarte de él, olvidalo.
- No es tan fácil.
Ambas nos miramos por unos segundos y veo a Sharon como pensando.
- ¿Qué sucede?
- Any - veo que duda - y si él solo quizo acostarse contigo y nada más.
- No lo creo, ambos lo deseabamos.

Y la verdad me quede con la duda, si antes estaba preocupada por él, ahora estoy pensando en que solo se aprovecho de mi para saciar sus necesidades sexuales.

Estas semanas han transcurrido con tranquilidad, todo muy rutinario, creo que hasta estoy encontrando a esa Anahi tranquila dentro de mí.
-Any ya es hora de dormir, guarda el telefono antes de que entre Debora.
-Espera estoy trantando de subir de nivel.
Me encantaba jugar en el telefono, me distraia en estos momentos, cuando escucho abrirse la puerta y automaticamente escondi el telefono.
-Qué hacen chicas? - y entró la arpia.
- Te interesa - respondio Sharon
Ella se quedó callada y solo entro al baño, la verdad ya esa mujer me preocupaba menos.

En el silencio de la madrugada, escuchaba sonidos de notificaciones, eso me hizo despertar, por un momento juré que era mi telefono el que sonaba, hasta que vi una luz desde la cama de Debora, estaba muy entretenida al parecer chateando con alguien, pasaron como 5 minutos y al parecer entro una llamada pero ella estaba con audifonos. Y empezo a hablar bajito, pero yo claramente la alcanzaba a oir: "Como estas amor? " "Aqui todas duermen, no te preocupes" "Cuando regresas? " "Te extraño Alfonso" y al escuchar ese nombre mi mente se nubló.

Alfonso.

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