Capitulo 22: Amenazas

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Narra Dian:

La luz del sol se colaba en entre los barrotes y me daba directamente en la cara. Intente taparme la cara para seguir durmiendo, pero las cuerdas de las manos me lo impedían, y la jaula no es que sea demasiado cómoda.

Me desperté del todo cuando sentí que la jaula comenzó a descender, pero esta vez, no baje de golpe. Abrieron la puerta, me volvieron a agarrar del pie y me sacaron de golpe.

-Vamos, arriba.- Dijo Félix bordemente.

-Buenos días a ti también Félix.-Dije levantándome.

-Anda, camina.-Ha dicho empujándome por detrás.

-¿Donde esta Pan?-

-Pan tiene cosas mas importantes que hacer que venir a buscarte.-

-Y te envía a ti para hacer el trabajo sucio.- He dicho mirándole.

-Pan ordena, y nosotros obedecemos.-

-¿Y no te cansas de eso?-

-¿Debería?-

-No se, si a mi me estuviera dando órdenes todo el día alguien como Pan, acabaría cansándome.-

-Pues vete acostumbrándote, por que ahora estas aquí, y a ti te toca obedecer.- Me ha dicho muy serio.

El resto del camino no volvimos a dirigirnos la palabra. Félix es un poco, bastante borde, pero parece que es el mejor amigo de Pan.

Cuando hemos llegado al campamento me he girado hacia Félix y le he levantado las muñecas en señal de que me soltase. Félix me ha agarrado de la muñeca y ha sacado un cuchillo de su cinturón con el que, de un solo corte, me ha liberado de mis ataduras.

-Gracias.- Félix no me ha dicho nada mas y se ha marchado.- Borde.-

Yo he subido a mi cabaña para descansar un poco dado que esta noche no he pegado ojo.

Al llegar arriba he cerrado la puerta y he ido directa a mi cama, pero algo ha impedido que me tumbara de golpe.

Encima de la cama estaba mi espada con una nota.

Te devuelvo tu espada. No me odies mucho por no ir a buscarte.
Pan.

Cuando he terminado de leer la nota, he arrugado el papel y lo he tirado al suelo.

-¿No te ha gustado mi nota?- He oído de repente.

Me he girado del susto y he apuntado con mi espada hacia donde venia el sonido. Era Pan, estaba apoyado en la pared con las manos en los bolsillos.

-¿Que haces aquí?- He dicho seria.- Me has asustado.-

-No era mi intención.- Ha sonreído.

-¿Podrías dejar de sonreír de esa manera?-

-¿De que manera?-

-Esa... Antes no sonreías así.-

-La gente cambia.-Se ha acercado.

-Ya...-

-¿Te importaría dejar de apuntarme con la espada?-

-Dame una buena razón.-

-No intentes intimidarme, por que si quisiera, tu ya estarías muerta.-Ha levantado la ceja.

He bajado la espada al oír eso un poco intimidada.

-Eso esta mejor.-

-¿Que demonios es lo que quieres?-He envainado la espada.

-Decirte que a partir de ahora las cosas van a cambiar.-

-¿A si?-

-Si. No creas que te vas a volver a escapar.- Dijo acercándose.

-Eso dijiste la ultima vez, y lo conseguí.- Sonreí orgullosa.

-Te lo voy a decir alto y claro: Como te vuelvas a escapar, lo pagaras caro.- Ha dicho serio a escasos centímetros de mi cara.

-¿Eso es una amenaza?- He dicho seria.

-Si, y Pan es muchísimo peor que Robbie, hazme caso. Soy muy bueno siendo malo.- Ha sonreído malicioso.

-¿Enserio?- He dicho un poco irónica.

-Si. Peter Pan nunca falla.-Después un humo verde le ha echo desaparecer.

Objetivo: NeverlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora