Es cuestión de decisión (Revisado)

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Caballeros que sirven a Athena...

Escuchar la suave voz de su Diosa los hizo estremecer a todos por igual, estaban vivos nuevamente...

La confusión que acompañaba esto los abandonó minutos atrás y ahora todos prestaban suma atención a las palabras de la deidad, revivieron gracias a un enorme sacrificio de su parte; otorgó 10 años de su vida humana a los dioses, para que estos perdonaran el pecado de sus fieles caballeros y con una condición más: debían abandonar el santuario, para así garantizar que no volviesen a retarles.

El que los caballeros dorados osaran oponerse a su voluntad era sin lugar a dudas motivo suficiente para encerrar sus almas por la eternidad, impidiéndoles renacer. Sin embargo, Athena de ninguna manera permitiría que aquellos hombres que le sirvieron a costa de sus vidas tuvieran un final tan miserable, por lo que no vaciló en tomar la mencionada decisión, ofreciendo humildemente ese sacrificio y esperando que con él se saciara la ira de los dioses, quienes aceptaron complacidos.

Athena les decía todo esto a sus nobles caballeros con suma calma, mientras los jóvenes la escuchaban sin ninguna expresión en sus rostros, cosa que cambió cuando la deidad les confesó que, de cualquier modo, sus almas al momento de su muerte serían selladas, significando entonces que tan solo les concederían disfrutar de esta vida y después, se reducirían a nada. 

Los Dioses pretendían con ello dejar muy claro que quien osase retarlos no podría salir bien parado de ello y que su bondad, en verdad, no era tanta.

Saori esbozó una leve sonrisa antes de continuar hablando, mirando de a uno a sus santos dorados.

-Es mi deseo que con esta nueva vida disfruten los tiempos de paz por los cuales sacrificaron tanto; hagan como se les indicó, abandonen el santuario y concédanme la dicha de verlos felices.

La mirada rebosante de afecto conmovió enormemente a los doce, quienes a pesar de todo el sufrimiento no podían negar que lo habían soportado gustosos por devoción. Un silencio sepulcral invadió la sala, existía en ese momento un universo de emociones en cada uno de los corazones dorados: alegría, tristeza, gratitud, incertidumbre...

Milo y Camus voltearon a verse entre sí, este ultimo pudo adivinar de inmediato por la cara de desconcierto de su mejor amigo que se estaba preguntando: ¿Y ahora qué? y francamente, el acuario tenía la misma pregunta, aunque su gesto permanecía imperturbable.

Aldebarán se rascó la cabeza, intrigado por la misma cuestión. Lo único que él había conocido al igual que todos era el santuario, fueron traídos a entrenar muy niños y aunque parte de su formación también fue fuera de él, no poseían habilidad alguna más que el combate; quizá tenían uno que otro hobbie, pero nada que les ayudase a sobrevivir sin la protección de la Diosa, y por protección hablamos de financiera, ya que la que brinda una deidad como tal siempre la tendrían.

El tauro volteó a ver de reojo a Mu, quien como siempre se veía sereno, pensó que él era afortunado pues al ser artesano y alquimista no tenía por qué preocuparse por esas cuestiones, además de que probablemente podría vivir de reparar las armaduras del santuario, ayudando a Kiki quien aun era muy joven y no le vendría mal algo de apoyo...

Los pensamientos de todos fueron interrumpidos por el sonar de unos pasos, Shaka de Virgo se acercaba calmadamente a Athena mientras todos lo miraban curiosos. El rubio cabello ondeaba de un lado a otro a la par que caminaba, desprendiendo un agradable olor a incienso que ya era muy característico de él.

El joven rubio llegó ante su Diosa e hizo una reverencia y con la cabeza apuntando hacia el suelo le dijo fuerte y claro-Diosa Athena, le agradezco su sacrificio y me apena que haya tenido que tomar 10 años de su vida para ello; que una deidad cometa un acto tan abnegado por seres tan intrascendentes como nosotros...-El rubio apretó los puños ligeramente, invadido de pronto por una abrumadora culpa.

Un viajeWhere stories live. Discover now