"Stiles"

3K 286 32
                                    

Derek sabía las consecuencias de no tomarla. Lo sabía, pero aún así no le importaba, porque al menos, por última vez, sería capaz de verlo. Suspiró mientras tiraba las pequeñas cápsulas blancas por el baño y veía como estás eran arrastradas por el remolino de fría agua. Se sentía extrañamente mejor que nunca. Sus manos no tenías ese incómodo temblor y su boca no estaba tan seca como el desierto.

-Te he echado de menos, sourwolf. - Oh, esa voz de nuevo. Un escalofrío recorrió toda su espalda. Quería girarse y expresar esos sentimientos que había estado reprimiendo, esos que no había compartido con su madre ni con la señora Williams. Porque los estaba guardando para el chico de lunares tras suya, el cual le sonreía con tristeza a través del cristal lleno de huellas del espejo del baño.-¿Tú también me has extrañado?

-Yo...-Su boca se sentía de nuevo reseca. Lamió sus labios, y, aspirando con fuerza, encaró al adolescente, quien se encontraba ahora sentado en la tapa del retrete.-Sí. Te he echado mucho en falta.

-Me alegra oír eso. Creí que ya no querías pasar tiempo conmigo.- Derek intentó sonreirle, pero en vez de eso solo le salió una mueca. Su madre se lo había dejado claro. No necesitaba otra visita al gran, blanco y solitario hospital. El estaba bien. Iba a acabar con esto de una vez por todas, aunque su corazón se despedazara con cada palabra falsa de emoción que salía de sus labios.

-Stiles, tenemos que hablar. - El moreno levantó la mirada de sus manos, ladeando la cabeza hacia el lado suavemente. Las manos del ojiverde comenzaron de nuevo a temblar. Quería besarlo. Necesitaba sentirlo en sus brazos de nuevo. Pero ya se lo habían explicado. Stiles no existía. Nunca existió.

-¿Qué ocurre,Derek?- Se preguntó como un invento de su cabeza podía hacerle sentir de esa manera. Después recordó que la mente lideraba al cuerpo y que era el arma más poderosa del mundo y lo entendió. No podía dejar que su vida dependiera de una ilusión.

-No podemos vernos más.- Y, aunque la voz le tembló por unos instantes, la seguridad inundaba su tono. Los grandes y hermosos ojos de su espejismo se abrieron como platos, haciendo que rápidamente se levantara de su asiento. Abría y cerraba la boca, pero ningún sonido salía de ella. No soportaba verlo así, pero... en realidad no lo estaba viendo.- Lo siento. Debo vivir una vida real. No una en la que todo sea una ilusión creada por mi mente.

-Derek...- De nuevo esas ganas irremediables de abrazarle y susurrarle al oido que todo estaba bien. Su madre lo había echo cuando ya no podía distinguir entre la realidad y la ficción,y le había ayudado. Pero debía ser fuerte y no sucumbir. Hacerlo por todas aquellas personas que confiaban en él y creían que podía salir de esa cosa a la que denominaban locura.-¿Estás seguro de eso? ¿No preferirías pasar el resto de tu vida conmigo? Te amaría por siempre, y no te juzgaría como lo hacen los demás. Serías libre.

-La libertad no es una palabra que se pueda tomar a la ligera,Stiles. Si me fuera contigo, estaría atrapado de por vida en mi mente. Puede que fuera feliz a tu lado, pero esa no es la clase de felicidad que quiero experimentar. Debo dejarte marchar. Debes salir de mi cabeza. Sé libre tú, ya que puedes.- Una lágrima cayó de sus acaramelados ojos. Se acercó a su delgado cuerpo y, sin pensarlo mucho, lo abrazó. Era una de las últimas muestras de cariño que podría darle. Pronto se iría para siempre.

-¿Puedo tener un último beso? Por los viejos tiempos.- Asintió no muy convencido, pero dispuesto a hacerlo. Lentamente se acercó a sus labios y, rodeando sus caderas, le besó. Seguían sabiendo a fresa y menta. Como su combinación de helado favorito. Cerró los ojos, disfrutando el momento, y, para cuando los volvió a abrir, la figura de Stiles había desaparecido, y el miedo de no volver a diferenciar entre las realidades del mundo, se había esfumado de su pensamiento.


Sterek DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora