plushie

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Stiles miró de nuevo el escaparate de la tienda de juguetes, donde aquel lobo de peluche le miraba con ojos azules brillantes. Su estómago se contrajo y maldijo antes de empujar la puerta y entrar. La tienda estaba llena de niños corriendo y riendo y padres preocupados por una posible rabieta o algún destrozo que les saldría caro. Stiles cogió el peluche que le había llamado la atención y se lo entregó a la cajera, quien le echó una mirada desinteresada mientras pasaba el muñeco por la caja y cogía el dinero que le ofrecía. Tras meterlo en una bolsa con el logo de la empresa, se la entrego con una sonrisa falsa y un "que tenga un buen día" sin sentimiento. Cogió la bolsa rápidamente y se marchó con un pequeño asentimiento.

Una vez en el coche, sacó el peluche de la bolsa y lo observó. ¿Para qué demonios lo había comprado? Se había gastado la mitad de su paga en él y ni siquiera sabía que iba a hacer con el lobo. Suspiró y arrancó el coche, camino a su casa. Cuando llegó, bajó y entró. Su padre no estaba, por lo que subió a su habitación sin preocuparse en saludar y cerró la puerta tras de sí, sacando el peluche de nuevo de la bolsa y tirándose en la cama.

"¿Por qué te he comprado? Ni siquiera eres tan bonito." dijo tras tirarle de una de las peludas orejitas. Miró fijamente los zafiros del animal y, suspirando, lo abrazó fuertemente. "Claro  que sé porque lo he hecho. Eres igualito al sourwolf. De verdad que necesito ayuda. ¡Parezco un fanboy obsesionado comprando merchandaising de su cantante favorito! ¡Estoy loco!"

"Es bueno que aceptes tu locura. Pensé que nunca te darías cuenta de ella" Stiles saltó de la cama cuando la voz del lobo se escuchó. Miró al peluche desconfiado y se colocó su boca sobre la oreja, intentando averiguar si el sonido había salido del  animalito negro. "No seas estúpido, Stiles. Los peluches no hablan"

"Puede que no hablen normalmente, pero, ¿y si tuviera un demonio dentro? ¡Apuesto a que hablaría! Aunque pensándolo bien, no tendría tu voz, sino una mucho más tenebrosa que me daría escalofríos y me haría tener los ojos abiertos por la noche. Como la de Peter. Ese hombre si que da miedo"

"Stiles, deja de hablar." y él se calló. Miró al lobo que se encontraba sentado en el alfeizar de la ventana y se sonrojó al darse cuenta de que había escuchado su pequeña conversación con el peluche. Se sonrojó aún más cuando Derek le miró con una pequeña sonrisa y se acercó a él con los brazos cruzados, acentuando mucho más sus músculos. "Así que ese lobo se parece a mí ¿eh?"

"Ya quisieras. No eres ni la mitad de adorable y blandito que él. No he hablado con él, ya sabes, porque no está poseído y no puede comunicarse con nosotros, pero seguro que tampoco es tan amargado." Stiles se sintió desfallecer cuando el más alto agrandó su sonrisa y se acercó mucho más. Pudo ver el sudor que caía por su frente, las pestañas negras y espesas del mayor, y la intensidad de su mirada. Agachó la propia avergonzado, incapaz de sostenerlesela  por mucho más tiempo. Eso hasta que una mano le levantó la barbilla y su rostro lleno de lunares se volvió del color de la camiseta que traía puesta.

"Stiles..." y sus ojos brillaron como una noche llena de estrellas, de un azul tan eléctrico que pudo ver porque el lobo que acababa de comprar se parecía tanto a él. 

"Se parece a ti, pero solo porque sus ojos son igual de azules y espectaculares que los tuyos. Y tu pelo es tan negro como el del muñeco. Y aunque no seas blandito, porque eres todo músculo, tu interior sí lo es. Eres adorable a veces y no siempre eres amargado. Así que supongo que sí, se parece mucho a ti y por eso lo he comprado, porque como no puedo tenerte te sustituyo con un peluche que me recuerda a ti. ¿Así o más patético?" bajó la mirada de nuevo, solo para que su barbilla fuera de nuevo levantada por las grandes manos del mayor. La sonrisa del otro era ahora inmensa y, cuando se acercó a él para besarle, Stiles sintió que le faltaba el aire. Cuando el beso pasó, ambos se separaron felices y con sonrisas igual de grandes.

"Eres un idiota." Dijo volviéndole a besar y tirándolo a la cama, donde acabaron tirados, uno encima del otro y riendo como adolescentes enamorados. "Podemos deshacernos del peluche ¿no? Ya tienes al original"

"Nah, creo que me lo voy a quedar. Así cuando no estés, tendré algo que me recuerde a ti y me haga sentir seguro." y diciendo esto acarició la cabecita del muñeco y lo colocó en la mesita de noche, atrapando después la camiseta del pelinegro y besándolo con muchas más ganas. 

El peluche siguió ahí por muchos años y fue testigo de todos y cada uno de los momentos que ambos pasaron juntos. Gracias a él habían acabado juntos ¿cómo no iba a estar ahí para ellos?

Sterek DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora