Atrapado con desconocidos

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¿Quiénes son estas personas? Me siento atrapado, yo no debo estar aquí, tengo que ir con mi madre y mis hermanos. Me encuentro encerrado en estas cuatro paredes con desconocidos. ¿Quiénes son? ¿Qué quieren de mí? Lo cierto es que no pretenden herirme, pero sea como sea, me tienen encerrado en contra de mi voluntad. ¡Quiero volver con mi familia! Todos los días intento huir pese a que algo me lo impide, y ese algo es mi cuerpo. Pienso que me han paralizado de pies a cadera y no puedo sostenerme sobre aquellas largas y fuertes piernas de futbolista, soy y siempre seré el mejor de mi equipo.


Estos extraños me sorprenden por la forma en la que me miran, me sonríen, pese a no saber de la existencia de ninguno de ellos; son dos adultos y tres niños. Los niños me observan raro, mientras que el hombre me mira apenado, y la mujer no me deja tranquilo.

De pronto se me pasa por la cabeza Gisela, mi novia... ¿Qué será de ella? ¿Qué pensará de mí cuando salga de este extraño lugar? ¿Me esperará con una sonrisa y un fuerte abrazo? ¿O ya no volverá a comportarse conmigo como de costumbre? Mejor no quiero imaginarlo, prefiero ir a su casa y hablarlo con seriedad. Pero la curiosidad de cómo se encuentra mi querida Gisela me invade por dentro, y de tal preocupación y miedo no dudo en gritar su nombre y en pedir ayuda en voz alta. Intento volver a levantarme, pero no puedo, las piernas siguen sin responder a mis llamadas, es entonces cuando llega la pareja a sostenerme, pero yo hago feroces movimientos para que me suelten mientras seguía gritando su nombre hasta que noto que la garganta me empieza a molestar, e inconscientemente rompo el llanto, me veo atrapado aquí hasta el fin de la larga vida que me queda por delante. Es entonces cuando la mujer me sorprende con la frase de: "Gisela ya no está en este mundo", me quedo sin habla al oír tales palabras. Y ahí es cuando me doy cuenta de que algo no concuerda, pero aún así sigo llamando a Gisela, sé que estas personas solo intentan reírse de mí, pero no lo voy a permitir. Es en ese momento cuando los niños, con lágrimas en los ojos, se abrazan a mí y me dice el mayor: "¿De verdad no te acuerdas de nosotros, abuelo?". Es entonces cuando se me rompe el alma y empiezo a llorar, pese a que no los reconozca, sé que he sido muy importante en sus vidas al igual que, lo más seguro, ellos en la mía...Y esto solo me dio a pensar que lo que imaginas que no te puede pasar a ti, te puede ocurrir tarde o temprano.

Lágrimas de sangreWhere stories live. Discover now